Alfonso XII. Sistema canovista. Restauración (Ampliación)

El verdadero artífice de la Restauración será Cánovas del Castillo, dirigente del Partido conservador, junto al cual se sitúa Sagasta, dirigente del Partido liberal. Cánovas irá agrupando a un sector cada vez mayor en favor de la restauración monárquica en la figura de Alfonso XII, en quien ha abdicado Isabel II en 1870. Pretendía que dicha restauración se llevara a cabo de forma consensuada entre todas las fuerzas políticas pero los sectores más pro-alfonsinos impulsaron un nuevo pronunciamiento en diciembre de 1874 protagonizado por Martínez Campos.

Se inicia así la Restauración que buscaba convertir el viejo Partido moderado ligado a Isabel II en un nuevo partido de talante conservador en torno a Alfonso XII. Para ello la Restauración se basará en una idea fundamental recogida en el manifiesto de Sandhurst, academia militar londinense donde se encontraba exiliado Alfonso XII: el establecimiento de una monarquía constitucional que respetara las libertades públicas. Sin embargo, la realidad será bien distinta caracterizándose este período por el establecimiento de un régimen oligárquico y caciquil.

 

8.1 La Constitución de 1876.

 

Representa la quinta Constitución española del S.XIX (1812, 1837,1845 y 1869), a las que hay que añadir dos Constituciones nonatas (la de 1856 de Espartero y la de 1873 de Pi i Margall) y el proyecto constitucional de 1852.

Esta constitución recupera el tono conservador de la de 1845 aunque al mismo tiempo introduce algunos elementos progresistas de la de 1869. Así se restablece el principio de soberanía compartida entre las Cortes (Congreso y Senado), que ostentan el poder legislativo, y el rey, quien ostenta el poder ejecutivo. Se restablece también el sufragio censitario aunque a partir de 1890 será universal. Se reconoce la libertad de culto aunque el Estado sigue siendo confesional. En definitiva el régimen canovista se caracterizará por su pragmatismo, flexibilidad y ambigüedad, por su capacidad de ser aceptado por todos.

 

8.2 El sistema político.

 

Cánovas, admirador del sistema parlamentario británico y del sistema bipartidista, acordará con Sagasta la alternancia de conservadores y liberales en el poder en el famoso Pacto de El Pardo de 1885 con motivo de la muerte de Alfonso XII y como medio para perpetuar la restauración hasta la mayoría de edad de Alfonso XIII. A este sistema político de la Restauración se opondrán sin embargo republicanos, carlistas e incluso algunos sectores de la sociedad que identifican dicha Restauración con la figura de Isabel II y su mal gobierno.

Este sistema provoca la marginación del gobierno de republicanos y carlistas estableciéndose un sistema oligárquico sobre las bases de la antigua aristocracia terrateniente a la que se une la nueva clase terrateniente originada por las desamortizaciones de 1836 y 1855 y la burguesía financiera, siendo marginada la burguesía vasca y catalana (orígenes del nacionalismo).

Los liberales (Sagasta) y conservadores (Cánovas) acordarán su alternancia en el poder gracias al caciquismo imperante, al fraude electoral y al encasillado (negociaciones entre ambos partidos destinadas a acordar la composición del Congreso antes de las elecciones, permitiendo el establecimiento de una minoría de tradicionalistas y partidos de izquierda como el PSOE). Así el sufragio será controlado en las provincias a través de la figura del Gobernador civil, intermediario entre el Ministerio de la Gobernación y los caciques, que a su vez controlan una determinada comarca y las votaciones (coacción de los electores, alteración de las actas de votación, clausura de colegios electorales por la Guardia Civil, voto de difuntos, etc.)

 

8.3 El reinado de Alfonso XII (1875-85).

 

Durante su reinado se pondrá fin a la guerra carlista y al problema cubano. Al retorno de la monarquía al país los carlistas controlaban amplias zonas en Castilla, Cataluña, País Vasco y Navarra, finalizando el conflicto en 1876 tras la ocupación de San Sebastián y Pamplona tras un gran desgaste económico y humano para el régimen. Consecuencia inmediata fue la abolición de los fueros vascos, con la correspondiente inclusión al sistema de quintas y al régimen fiscal ordinario. Será ésta, junto con el profundo sentimiento religioso vasco, el origen del movimiento nacionalista posterior.

A su vez los triunfos militares de Martínez Campos en Cuba y las medidas conciliadoras adoptadas con los rebeldes pondrán fin al conflicto, firmándose en 1878 la paz de Zanjón por la que se amplía la autonomía de la isla, aboliéndose en 1880 la esclavitud.

Sin embargo, se organiza ahora el movimiento obrero en España, en un primer momento bajo las ideas anarquistas y posteriormente socialistas. Las ideas anarquistas triunfan entre los campesinos del sur y los obreros catalanes surgiendo hacia 1880 la Federación de Trabajadores de la Región Española (FTRE). La figura destacada del anarquismo español en sus inicios será Fanelli

Los anarquistas, con su idea de alcanzar el poder a través de una revolución violenta, recurrirán a métodos subversivos con organizaciones secretas como la Mano Negra, las cuales potenciarán las actividades terroristas, víctima de las cuales morirá el propio Cánovas del Castillo. Este tipo de actividades provocará su ilegalización y represión posterior, provocando su propio decaimiento que será aprovechado por los socialistas. Pese a ello seguirá siendo el movimiento obrero organizado más importantes en la España del S.XIX.

Por su parte los socialistas tendrán una mayor representación entre los obreros de Madrid y los mineros del norte, convirtiéndose Cataluña en un foco de enfrentamientos entre anarquistas y socialistas. En 1882 se funda el PSOE y en 1888 la UGT. Los socialistas, optarán por la vía democrática y la participación en política.

A este movimiento obrero se dirigirá la Ley de Asociaciones (1878), por la cual las organizaciones obreras hasta entonces clandestinas o semi-ilegales son legalizadas.

 

8.4 Regencia de María Cristina (1885-1902).

 

Su regencia será una época de consolidación del sistema canovista, de la Restauración, el cual consigue el apoyo de la Iglesia, hasta entonces más próxima a las posiciones carlistas. Liberales y conservadores siguen alternándose en el poder, desarrollando los gobiernos liberales diversas medidas en orden a modernizar el país:

-        La Ley del Jurado, que se establece para determinados delitos, siendo ésta una de las aspiraciones clásicas del progresismo decimonónico junto con la libertad de prensa.

-        El Código Civil, en el que se incluyen las reformas del Código Penal, del Código de Comercio o la Ley Hipotecaria.

-        El sufragio universal (1890) para los varones mayores de 25 años y con al menos dos años de residencia en el municipio.

De nuevo surgirán problemas como son el nacionalismo catalán y vasco. Durante estos años tiene lugar la renovación cultural de la lengua catalana en torno al movimiento de la Renaixença, a lo que se unen las ideas federalistas de Pi i Margall y motivos económicos: el librecambismo perjudicaba a la industria textil catalana, adoptando la burguesía las ideas nacionalistas. En 1892 estas ideas nacionalistas se concretan en las Bases de Manresa, en las que se reclama para Cataluña un parlamento y gobierno propio dentro del Estado español. Sin embargo, el nacionalismo catalán como movimiento político no surgirá hasta después del desastre del 98.

El nacionalismo vasco tendrá sus orígenes en la defensa del régimen foral sostenido anteriormente por los carlistas. El padre de este nacionalismo será Sabino Arana fundándose el PNV en 1897. A diferencia del nacionalismo catalán el vasco se caracterizará por su radicalismo, antiliberalismo y antiespañolismo, buscando la independencia del pueblo vasco.

A su vez resurge el conflicto cubano a partir de 1895. El asesinato de Cánovas en 1897 supondrá un cambio de la política hacia los rebeldes otorgándose un estatuto de autonomía más amplio a la isla y estableciéndose la existencia de representantes cubanos en las Cortes. Sin embargo, ello no detendrá el proceso de independencia, sobre todo tras la entrada en la guerra de EE.UU, propiciada en abril de 1898, alegando la voladura del acorazado “Maine” en la rada de La Habana. En diciembre se firma la Paz de París por la que España pierde Cuba, Filipinas, Puerto Rico y Guam a manos de EE.UU, marcando el inicio del imperialismo estadounidense. Es un claro ejemplo de como una nación joven e industrializada derrota con facilidad a un viejo imperio anclado en una economía agraria atrasada.

El desastre del 98 provocará la convulsión del sistema canovista y así tanto la izquierda republicana, como el mundo obrero o los nacionalistas vascos y catalanes exigirán el fin de dicho sistema. Incluso durante el gobierno conservador-canovista de Silvela se impulsó un revisionismo del propio sistema.