Decidir estudiar una profesión no es tarea fácil, para muchos. Implica estar segura de que estas en el lugar correcto y visualizarte a largo plazo en esa profesión. Una vez comienzas a estudiarla pueden pasar dos cosas: te das cuenta que no es lo que tu pensabas o te afianzas en la idea de que tomaste la mejor decisión de tu vida (ésta idea aplica perfectamente a mi vida). Primero, escogí una profesión y comencé a estudiarla durante un año. Luego me percaté que no era lo mío. Estuve durante medio semestre dando vueltas en que iba a estudiar realmente y a dónde se inclinaban mis intereses. Hasta que me decidí por estudiar educación k-3. Fue la mejor decisión que tomé en mi vida y no me arrepiento de ello.
De esta profesión aprendí que ser maestro no es tarea fácil, pero, tampoco imposible. Los maestros somos necesarios en la vida de todo ser humano y somos los responsables de influenciar para bien la vida de los estudiantes que pasan por nuestras manos. Tenemos la arma más poderosa que pueda existir, pero está en nosotros saber utilizarla con sabiduría. Cuando ejercemos la función de maestros podemos perjudicar la vida de un niño, podemos marcarlos para mal o simplemente influenciarlos hasta hacerlos pensar lo que nosotros queremos que piensen. Podemos enseñarles que las manzanas son rojas, las nubes azules, que cuando el maestro habla los niños se mantienen en silencio y escuchan. También, que somos nosotros los que tenemos la razón y nunca nos deben llevar la contraria.
Por otro lado, podemos decidir ser maestros de bien, ser agentes de cambio en la vida de los estudiantes. Entender que estos no son nuestras marionetas por esto debemos enfocarnos en las fortalezas de los estudiantes en vez de en sus debilidades. También, brindar una educación balanceada en la que todos formamos parte. Esta educación debe ayudarlos a enfrentarse a los contextos sociales y cumplir con los requerimientos que la sociedad en la que vivimos exige.
Cómo educadores debemos estar conscientes que es imprescindible conocer a los estudiantes y la manera de aprender de cada uno, ya que todos aprendemos de maneras diferente. De este modo podemos brindar una enseñanza más fructífera. Durante todo el bachillerato se han enfocado en enseñarnos, cual es la manera correcta de brindar la enseñanza. Han intentado que escojamos un modelo de enseñanza o que nos inclinemos bajo los ideales de algún filósofo. Siendo los más mencionados el conductismo y el constructivismo. Cada modelo tiene sus pro y sus contra y es difícil inclinarse completamente a uno solo. Al final terminas realizando una mezcla de todos y creando tu propio modelo de enseñanza.
Una vez te defines como maestro, te sientes completamente seguro en el campo que estás trabajando. Comienzas a conocer tus fortalezas como: trabajar con la tecnología, saber escuchar a los estudiantes, crear una clase basada en sus intereses y necesidades, realizar dinámicas para brindar una clase diferente, dibujar, entre otras cosas. Por otro lado, debes reconocer tus debilidades cómo: la redacción, la manera en la que pronuncias las palabras o el control de grupo. Estas áreas no deben ser un tropiezo, sino un impulso a mejorar. Nadie es perfecto y cada quien tiene aspectos a mejorar. Está en nosotros trabajar en ellos, ya sea escribiendo, leyendo, grabandose mientras hablas, estar consciente de la manera en la que dices las cosas, y aprendiendo diferentes estrategias para controlar el grupo. Muchas de ellas tomarán tiempo, pero no serán imposibles de lograr.
Para concluir, como educadora espero seguir impactando a la niñez. Quiero ser una maestra que cambie para bien las vidas de los estudiantes y ayudar a forjar nuevos profesionales para el mundo. Deseo que cuando salga a la calle y me encuentre un estudiante me diga “maestra gracias a tu enseñanza soy un gran profesional ahora”. Todo esto se trata de dejar huellas que marcan sus vidas, hacerlos sentir importantes, creer en ellos, aconsejarlos, guiarlos, ayudarlos a encontrar su identidad, sobre todo que entiendan que ellos vienen a este mundo con un propósito, una misión y es contribuir de manera positiva en la sociedad en la que vivimos.