Soy estudiante de educación del programa de Kínder a tercero. Vivo en el área de Canóvanas. Me transporto todos los días hacia Río Piedras. Comencé mi primer año en la UPR en Carolina estudiando sistema de oficina y luego me trasladé a Río Piedra al área de educación. Se preguntarán ¿a qué se debe este cambio? Este cambio se debe a que me percaté que no estoy hecha para estar todo el día frente a una computadora redactando. Me gusta ser dinámica y todo los días tener algo nuevo que realizar. No obstante, estuve ese semestre pensando a cual programa me podía cambiar. Cuando llegó el receso de navideño, estuve en una actividad de navidad en la escuela de mi primo el cual estaba en Kínder y tuve una grata experiencia. Me encantó la dinámica que había en ese lugar, la manera en la que los niños se desempeñaban, la alegría que se podía percibir, un ambiente de constante cambio y sobre todo mi pasión por los niños (la cual siempre he tenido). Después de esta experiencia decidí coger varios cursos de educación ya que me interesaba trabajar esa área. Mi primera experiencia de campo fue en la clase de educación especial y debía realizar unas horas de observación. En esta tuve la oportunidad de trabajar con los grados de kínder a cuarto y me encantó la experiencia.
Lo más que realmente me marcó fue que pude ayudar a varios niños, ver su progreso y sentirme que ayudé e impacté cada una de sus vidas. Realmente esto me llenó el corazón y oficialmente tome la decisión de pedir traslado a Río Piedras y estudiar educación K-3.
Por otro lado, en el momento que analicé toda esta situación me di cuenta que este sentimiento de ser maestra siempre estuvo presente. Cuando era pequeña me gustaba jugar a ser maestra. Yo me sentaba en el medio y hacia un circulo con las muñecas y mi hermano menor y comenzaba a darle clases. Les daba lo mismo que me enseñaban en la escuela. Luego cuando estuve en la escuela elemental me gustaba pasar la hora libre de almuerzo o de alguna clase ayudando a la maestra de kínder en el salón de clases.
En otro tema, mis aspiraciones son ser maestra de kínder a tercero, realizar una segunda concentración en matemáticas 4to a 6to y hacer una maestría en educación especial.
Cuando sea maestra me gustaría imitar un maestro de matemáticas que tuve en la escuela intermedia. Este era dedicado a dar la clase y le gustaba imponernos retos para aumentar nuestro desarrollo. También, era bien pro estudiante y nos ayudaba un montón. Tampoco se molestaba en explicarnos el material varias veces, aunque ya lo hubiera explicado antes. Inclusive hubo un momento en el cual yo estaba adelantada al grupo y me daba trabajos adicionales más avanzado y en otras ocasiones me ponía a ayudar a mis compañeros. De esta manera me ayudó a dominar mejor las matemáticas y se lo debo a él.
Para concluir, mi vida escolar fue placentera. Fui una excelente estudiante y competitiva. Siempre me gustó ayudar a mis compañeros cada vez que me pedían ayuda. Nos gustaba sentarnos afuera y compartir conocimientos o ayudarnos con las tareas que teníamos. En otro tema, si lo comparo con mi vida universitaria no he cambiado mucho, sigo siendo una buena estudiante y compitiendo por cada uno de mis intereses. Me encanta ayudar a mis amigas y sentarme en el primer piso de educación a estudiar y contar como nos ha ido el día. En cuando a mi interés por la educación cada vez va incrementando. Verdaderamente, no me arrepiento haberme cambiado; me llena de satisfacción ser parte de la enseñanza de los niños y que al igual que puedo enseñar aprendo de ellos.