MARÍA DE BAÑARÁN Y MARÍA JIMÉNEZ (1624)

«Esso merezco yo de vos, que soys una borracha, criua de pasar paja, alcabueta»: borracha y alcahueta

Archivo General de Navarra (AGN) núm. 14935, Estella, 1624

Demanda interpuesta por María de Bainarán o Bañarán, hidalga, viuda de Pedro de Azanza, zapatero, vecina de Estella, contra Diego de Arteaga y María Jimenez, su mujer, vecinos de Estella, sobre injurias.

Un día de octubre de 1625 estaba María Jiménez tranquilamente en su casa cuando se acercó María de Bañarán y empezó a insultarla llamándola, entre otras cosas, borracha y alcahueta. Un rato después continuó injuriándola desde la ventana de su casa. Esto sucedió porque la criada de Bañarán había ido a Jiménez a pedirle lienzo e hilo y Jiménez no se lo quiso dar alegando que le debía un candelero, unos borceguíes, una montera, unos zapatos y un andador. Le pidió que se lo transmitiera a su señora. Cosa que debió de hacer porque al rato llegó la propia María de Bañarán gritando a María Jiménez que no le debía nada y que era una borracha.

Por sentencia de la Corte de 15 de julio de 1625 se dan por falsas y mal dichas las palabras injuriosas de la acusada y de la acusante y se ordena «que de aquí adelante sean conpuestas en su habla y no se enquentren ni atrabiesen de palabra ni obra»; de lo contrario, serán castigadas con rigor. Además, se condena a María de Bañarán a pagar las costas del juicio. El 15 de octubre de 1625 el Consejo Real confirma la sentencia de la Corte.

En su demanda, María Jiménez declara que estaba un día en su casa, sin hacer mal a nadie, cuando se acercó María de Bañarán «y tomando ocassión de un ylo que le pedía» con cólera le dijo «estas o semejantes palabras: “Esso merezco yo de vos, que soys una borracha, criua de pasar paja, alcabueta”, y que auía muerto a su marido y a su propio hijo». Después, desde la ventana de su casa, comenzó a dar voces contra ella tratándola «de mala muger, vellaca, ladrona y que hauía hurtado paños y que no tenía qué perder». Jiménez, sin contestar nada, cerró las puertas de su casa.

Según los testigos, una criada de María de Bañarán fue ante María Jiménez y le dijo que su dueña «le enbiaba que le diese cinco quartas de lienço y dos honças de ylo». Jiménez le respondió «que de muy buena gana se lo daría, que le dixesse a la quejada, su dueña, le diese un [candelero] que labía ronpido, unos borçeguíes y una montera y unos çapatos y un andador». La moza le respondió: «“Quiere que se lo diga a mi dueña?”», a lo que Jiménez asintió. Poco después llegó Bañarán al lugar donde estaban sentadas las mujeres y con gran cólera espetó a Jiménez: «“Borracha, ruyn muger. No te debo nada ni querría. No tengo yo los cueros en los aposentos llenos de bino”». Jiménez se fue a su casa y cerró la puerta. Bañarán, golpeando la puerta, gritaba: «“Bellaca, desbergonçada, ruyn muger”».

Otra testigo cuenta que en otra ocasión María de Bañarán trató a María Jiménez de «alcabueta» y la acusó de haber matado a su marido y a su hijo y le dijo que era una «alcabueta, borracha, ladrona».

En la declaración de otro testigo se afirma que María de Bañarán le dijo a Jiménez: «“Cubertera, ya entra la romana en quatro, griba de pasar paja”».

En su respuesta, María de Bañarán, declarándose mujer de buena fama, vida y opinión, se defiende diciendo que envió a su criada para que María Jiménez le pagase las cinco cuartas de lienzo que le había prestado «para mortaja de un hijo suyo que se le abía muerto» y un «quarterón de ylo y diez y ocho reales en dinero», pero le respondió que no le debía nada. Entonces fue allí ella en persona y le dijo: «“Bálgame Dios, señora María Ximénez, cómo me enbía a decir que no me deue nada y que más le debo yo, sabiendo que le tengo prestado y que me deue el dicho lienço, ylo y dineros". Pero Jiménez le respondió: «“Para esso me tiene allá una çerbera y unos çapatos biexos de mi marido”», a lo que Bañarán le respondió: «“No tiene raçón de enmentarme la cerbera de su marido, que arto amargado tengo yo mi coraçón, pues por hauer tenido en mi cassa la cerbera y todos los bestidos, paños y ropa de su cassa de los que abían estado con tabardillo, por temor que no se los ssaquasen por justicia por las deudas que debían se nos pejó el tabardillo y se murió el dicho mi marido”». Entonces Jiménez, con cólera le dijo «quera una borracha, desbergonçada, bellaca, ladrona, mala muger y que no tenía qué perder». Jiménez alegó que no dijo nada y que, si dijo algo, fue en respuesta de la ofensa.

Un testigo de la defensa declaró que Bañarán riñó a una hija de Jiménez y le dijo: «“Bete de ay, çuçiaça”». En respuesta, Jiménez la trató de «encubridora».

Otro testigo cuenta que, tras el incidente de la criada, Jiménez le dijo a Bañarán: «“Báyase a su cassa, borracha, desbergonçada, yo no quiero bibir con bos”». A lo que Bañarán respondió: «“Yo no soy borracha. Más borracha soys bos, más botas de bino le traydo”». Entonces Jiménez la llamó «alcabueta».

© De la ilustración, Concha Pasamar

© De las transcripciones, Jesús M. Usunáriz

© De los textos, Cristina Tabernero

"Universos discursivos e identidad femenina. élites y cultura popular (1600-1850)” (HAR2017-84615-P)