MARÍA DE ALMÁNDOZ Y MARÍA DE LIZASO (1529)

«yo no soy como tú, romera, para que me den por Dios las mançanas» , «parienta de bruxas»: bruja y pordiosera

Archivo General de Navarra (AGN), núm. 262929, Pamplona, 1529

Demanda interpuesta por María de Almándoz, esposa de Juan de Errazquin, vecina de Pamplona, contra María de Lizaso, residente en Pamplona, sobre imposición de pena de 50 ducados por injurias.

En 1529, en Pamplona, María de Lizaso presenta una querella contra María de Almándoz porque, un día, comprando fruta de la que vendía Lizaso, la había ofendido públicamente acusándola de falso testimonio y diciendo que era bruja ella y las mujeres de su familia y tachándola, además, de ladrona y de romera o pordiosera. Esto ocurrió en la puerta de la casa de María de Urriza, en la calle de las Carnicerías viejas.

Por sentencia de 12 de febrero de 1530, la Corte condena a Lizaso al pago de las costas del juicio y de 30 libras carlines.

En la citación se acusa a María de Lizaso de haber injuriado a María de Almándoz, mujer de buena vida, fama y conversación: vos, María de Lizaso, llevada «por el espíritu diabólico, pocos días ha, en presencia de personas de vien dixisteis que en una causa en que ella fue por testigos contra vos presentada, que ella depuso falsamente y que vos la [ojectariades] por ladrona, vroxa y bellaqua y, de mal a males acomulando, le pensasteys asir para le ferir y maltractar y la injuriastes en su persona y fama».

En la demanda María de Almándoz declara que María de Lizaso le dijo que «hera parienta y del linage de bruxas y que hera puta y bellaca, ladrona, y que ella le había de hazer dar de cuchilladas y otras muchas palabras feas e injuriosas» y la maltrató.

En su declaración, una testigo cuenta cómo Lizaso llamó a Almándoz «romera, bruxa de linage de bruxas y por qué tenía el alcalde de Jaqua encerrada a su agüela de la demandante en la cámara, que ella le amostraría, dándole a entender, segunt las palabras precedentes, por ser bruxa, y que hera puta y bellaca la demandante y ladrona tal que por robar a un [tío] de la defendiente, es a saber, al abat de Liçaso, se abía enrequezido y ensoberbecido».

Según otra testigo, «estando esta que depone vendiendo fruta y comprando della como otras vezes la defendiente [María de Lizaso] y alabando la dicha fruta y tanbién esta que depone la demandante [María de Almándoz], no con ningún mal propósito, intención ni voluntad, dijo y rogó a esta que depone que, pues tenía tan buena fruta, diese della un par de mançanas a la defendiente, llamándola monja o beata, porque así la llaman. Y que en esto, luego, sin más detenimiento, la defendiente, dirigiendo las palabras a la demandante, le dijo: «no soy yo como tú, romera, para que me den por Dios las mançanas» y después, dirigiendo las palabras la defendiente a esta que depone y a las otras que estaban presentes en la calle de la Tecendería bieja desta ciudad hazia la tarde», le dijo «“yo no soy como tú, romera, pobre urguyllosa”, deziéndole más que era de linage de bruxas y que ella le demostraría cómo y por qué tubo el alcalde de Jaqua a la agüela de la demandante encerrada en una cámara, dando a entender, segunt las palabras precedentes y sigunt esta que depone y las otras entendieron, que hera por ser bruxa». Y añadió que era «puta y bellaca y que con lo que avía urtado la demandante de un tío de la defendiente se avía fecho rica y urguyllosa». Y la atacó con los puños.

Otro testigo oyó cómo le decía «“Oh, ladrona, romerana” e “alma perdida” y que abía fecho juramento falso deziéndole a la dicha demandante: “con los dineros que robaste al abat de Liçaso tienes esas aldas largas, parienta de bruxas e de linage de bruxas”». Y otro dice que lo que dijo fue: «"Mira, di quién hizo tus aldas largas sino la barjoleta del abat de Liçasso”, dando a entender que la demandante abía robado al dicho abat"».

En respuesta a la acusación, María de Lizaso declara que en la calle pública Almándoz le dijo «bellaca acuchillada y que fuese a su abogado con un par de manzanas para que le ganase su pleito, señalando con el dedo las narizes y la cara, deziendo que era bellaca acuchillada».


A los romeros o peregrinos dirá Covarrubias que «se les hace caridad y hospitalidad»; de ahí que romero se usara en el mismo sentido que pordiosero (‘el que pide «por Dios»') o mendigo.

En Aragón, la barjoleta o barjuleta designaba una bolsa grande que usaba el Cabildo catedralicio para repartir las distribuciones o dinero que recibían los canónigos por su oficio.


© De la ilustración, Concha Pasamar

© De las transcripciones, Jesús M. Usunáriz

© De los textos, Cristina Tabernero

"Universos discursivos e identidad femenina. élites y cultura popular (1600-1850)” (HAR2017-84615-P)