Por Ricardo Jiménez Aguado
Dentro de las modalidades de pensamiento, el enfoque administrativo distingue el llamado pensamiento estratégico, que se refiere a la creación de una posición única y valiosa, mediante el desarrollo de grupos de actividades diferentes de manera sostenible y sustentable.
El pensamiento estratégico, es diferente del plan estratégico y del desarrollo de la estrategia. El plan es la forma de materializar el pensamiento, y con el plan en acción se lleva a cabo la estrategia. En este sentido el pensamiento estratégico es síntesis, involucra: reflexión, deseo, poder de realización, análisis, creatividad e intuición. Frecuentemente, se confunde estrategia con efectividad operacional. La estrategia busca lograr combinaciones inteligentes de diversas actividades, en tanto que la efectividad operacional se esmera en lograr la excelencia en actividades individuales o simplemente hacer más con menos.
En la “batalla competitiva”, el pensamiento estratégico busca la obtención mejores posiciones mediante la selección de actividades diferentes a las de la competencia, o bien con actividades similares a las de la competencia que pueden realizarse de manera diferente. El denominador común es establecer las premisas para ser más competitivo o para generar mayor valor agregado que la competencia y de ser posible incorporar cambios radicales en la industria o en los sectores para consolidar una posición única o inigualable.
Despertar en la mañana y pensar lo que vas a realizar en el transcurso del día, en los próximos 10 años o el resto de su vida, no son necesariamente pensamientos estratégicos, a menos que lo que estés pensando, se refiera a la creación de una posición competitiva única y valiosa.
Al nivel de empresa es igualmente referido a ganar o sobresalir, en este ámbito el pensamiento estratégico conduce a una perspectiva integrada de la empresa y el rumbo que deberá seguir, de ahí que las más exitosas estrategias sean visiones, no planes. Se refiere al poder de la reflexión con miras a “responder al enemigo” o crear una sustancial ventaja con respecto al resto de los competidores.
En este sentido las dimensiones del pensamiento estratégico, entre otras se refieren a:
1. Satisfacción de las necesidades del consumidor
Posicionamiento en segmentos de consumidores
Ubicación en la mente del consumidor
Visualización de necesidades insatisfechas
Identificación de necesidades potenciales
2. Logro de ventaja competitiva
Desarrollo de ventajas competitivas
Identificación de fortalezas y limitantes de los competidores
Anticipar acciones de la competencia
3. Capitalizar las fortalezas de la empresa
Evaluación de fortalezas vs. debilidades
Búsqueda de nuevas oportunidades de desarrollo
Evaluación del portafolio y modelo de negocios
Detección de oportunidades y amenazas
No hay una fórmula única para vencer a la competencia, lo que sabemos es que las competencias se ganan muchas veces por un ligero margen: un centímetro, un segundo, un centavo, entrega en 30 minutos, etc. Lograr una pequeña o una gran diferencia para ganar o tener éxito es tarea del estratega y de su pensamiento.
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