La decisión de entrar en un proceso de cambio puede tiene diferentes orígenes; como se ha visto, éstos pueden estar a veces en función de la orientación que la dirección da a la empresa. En este contexto, la necesidad de cambiar puede deberse a:
Estancamiento de la organización, apatía de los trabajadores, exceso de burocratización.
Presencia de la competencia.
Introducción de nuevas tecnologías.
Acceso a nuevos mercados o segmentos, desarrollo o comercialización de nuevos productos.
Nuevos aprovechamientos de la capacidad instalada.
Obtención de mayores rendimientos financieros.
El convencimiento de la dirección de conducir a la organización hacia otras orientaciones.
El interés de los altos ejecutivos por introducir cambios en la empresa.
Influencia o presión por parte de los compradores o clientela para que la empresa asuma nuevos programas o procesos.
Instrucciones directas del corporativo.
Normas o requisitos nacionales o internacionales.
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