El uso de la hipnosis para controlar el dolor no es un concepto nuevo. Existe desde hace varios siglos. Por allá por el siglo 19 era muy utilizada, pero se descontinuó su uso a comienzos del siglo 20, cuando fueron apareciendo la anestesia y los analgésicos modernos.
Ahora bien, el dolor tiene un propósito: Servir de señal de alarma de que algo malo está sucediendo en el cuerpo. Una vez que se ha identificado qué es lo que sucede, el dolor deja de ser necesario. Por esta razón es importante que usted encuentre la causa de su dolor, antes de utilizar cualquier técnica para controlarlo. Adicionalmente es necesario señalar que la hipnosis es un complemento al tratamiento médico y no su substituto.
El grado en que un dolor puede ser controlado depende de muchos factores y varía con cada situación. En algunos casos, la persona quiere que el dolor desparezca. En otros, la persona podría desear (de manera consciente o no) que el dolor continúe. Por ejemplo, el caso de José[1], empleado de contabilidad de un empresa grande. Comenzó a sufrir de fuertes dolores de espalda, al punto de que el médico ordenó se le diera reposo por un período largo de tiempo. Como los dolores no disminuían (a pesar de que se utilizaron diferentes medicamentos) conversé con él para explorar si su dolor tenía conexión con aspectos emocionales y encontré que así era. José tenía muchos problemas en su trabajo (maltrato psicológico, amenazas del jefe, etc.) y a la vez temía renunciar porque no era fácil conseguir otro trabajo y tenía que mantener a su familia. Era evidente que no deseaba que su dolor desapareciera (y así me lo comentó) ya que eso le permitía seguir recibiendo su sueldo, sin tener que ir a la oficina.
A través de los años se ha encontrado que la hipnosis puede ser muy efectiva para regular los dolores. Esto se puede hacer en dos aspectos, por un lado, controlar la aparición de dolores intermitentes y por el otro, controlar la intensidad del dolor. Uno de los objetivos que se persiguen al utilizar hipnosis, es ayudar al cliente a eliminar o disminuir el uso de medicamentos para controlar el dolor. A la vez es importante señalar que la disminución del dolor o su desaparición, no necesariamente indica que ha habido una curación. Por ejemplo, una persona sufre de úlcera en el estómago y siente dolores. Mediante hipnosis se logra que el dolor desaparezca, pero eso no significa que la úlcera ha sido curada.
De acuerdo con las estadísticas, en los Estados Unidos[2] hay más de 34 millones de personas con dolor crónico. Algunos están incapacitados en forma permanente. Ahora, el problema es global y la Organización Mundial de la Salud da soporte a los esfuerzos que se hacen para aliviar el dolor en todo el planeta. Quienes sufren de dolor pueden estar sufriendo de dificultades para moverse, de insomnio, de depresión, etc.
El objetivo de usar la hipnosis como medio para controlar el dolor es lograr que el cliente obtenga una sensación de control sobre su propio bienestar. En segundo lugar, procurar que disminuya y hasta elimine el uso de medicamentos para controlar el dolor, evitando o disminuyendo así, los indeseables efectos secundarios. En tercer lugar, los clientes pueden aprender auto-hipnosis, con lo que pueden controlar ellos mismo el dolor. Esto les refuerza la sensación de bienestar al sentirse capaces de hacerse cargo de su situación y reducir las visitas al médico y a la farmacia.
Autor: Pedro Henríquez
[1] Se cambió el nombre para proteger la identidad del cliente.
[2] No se dispone de estadísticas para Venezuela.