Una mujer de 34 años se queja de un severo dolor en los brazos y manos. Su médico tiene alguna hipótesis sobre la naturaleza del problema, pero no ha sido posible, hasta los momentos, lograr un diagnóstico preciso. Mientras tanto, el dolor de la paciente necesita algún tratamiento para que el sufrimiento ocasionado por el dolor crónico, no continúe.
Un hombre de 58 años, se queja de un dolor creciente en sus pies, resultado de una neuropatía diabética. La naturaleza y la causa del problema son conocidas, pero no hay remedio farmacológico o quirúrgico efectivo.
Una señora de 43 años sufre, desde hace tres años, de dolor crónico de espalda. Le diagnosticaron una hernia discal. Después de un primer diagnóstico, el médico le recomendó operarse. Ella, con mucho temor a una operación de columna, buscó una segunda opinión, y en este caso le indicaron que no era recomendable la operación, que con medicamentos y fisioterapia lo podía controlar. Los resultados han sido parciales y ella no quiere pasar el resto de su vida dependiendo de medicamentos, que además podían causarle efectos secundarios.
El dolor en las personas con cáncer y otras enfermedades terminales, en muchos casos no puede ser controlado con analgésicos y usualmente es medicado hasta insensibilizarlo totalmente, por lo que pierde el contacto con sí mismo y con sus familiares en la última etapa de su vida.
Una solución satisfactoria puede ser obtenida muy a menudo con el uso de la hipnosis, que ofrece una herramienta valiosa, única, para manejar psicológicamente el dolor. Ninguna otra herramienta psicológica que yo conozca es tan eficaz para controlar el dolor, sin ninguno de los efectos adversos asociados con los tratamientos médicos de eficacia comparable.