La viejita alcohólica

(Resumido del libro Trance-Fórmate, por Richard Bandler y John Grinder).

Un ejemplo de cómo se puede reencuadrar a alguien en una conversación normal.

Yo estaba en un bodegón comprando un par de botellas de champán para una fiesta que íbamos a celebrar en casa de un amigo.

En el bodegón, me fijé en una viejecita alcohólica Supongo que en realidad tenía unos 65 años. La saludé con la cabeza, le sonreí y seguí con lo mío. Conocía a la cajera, nos hicimos un par de comentarios jocosos y reímos. La viejecita también rio e hizo algún comentario que realmente era muy divertido, y yo también reí.

Cuando me iba, la viejecita se volvió hacia mí y dijo: “¿Por casualidad no irá a subir a la colina de Correos? ¿verdad?” Le dije: “Estaré encantado de llevarla a casa. La espero afuera”.

Salió, entró en el automóvil y nos pusimos en marcha. Sentada en el asiento del copiloto, se retorcía las manos y me miraba furtivamente. Me pareció evidente que yo había tocado alguna fibra en su interior. Finalmente, dijo: “¿Por qué bebe?”

Hice todo lo posible por no echarme a reír, porque evidentemente se estaba preguntando por qué bebía ella, pero haciendo un cambio de índice referencial. Le dije: “Bueno, personalmente, yo bebo por gusto. Bebo vinos muy buenos, y bebo champán. No me gusta especialmente el sabor del whisky, así que no bebo whisky, y bebo cerveza cuando estoy en la playa y hace calor”.

Y luego dije: “Pero en realidad no es eso lo que quiere preguntarme. Lo que quiere preguntarme es ¿porqué bebe usted?”. Eso se ajustaba tan exactamente a su experiencia que se echó a llorar.

Miré por la ventanilla y vi un perro caminando por la acera. Lo señalé y exclamé “¡MIRE! ¿ES ESE SU PERRO?”, justo para conseguir que dejara de llorar. Miró afuera, luego volvió a mirarme confundida, y dijo “Ni siquiera tengo perro”. Pero había dejado de llorar.

Seguimos rodando, y pronto me dijo. “Tiene razón, la pregunta es ¿por qué bebo?”.

“Y esa tampoco es la pregunta”, le dije. “Toda su vida le han estado haciendo esa pregunta, y se ha estado preguntando a sí misma ¿Por qué bebo? Todo el mundo le ha estado diciendo “¿por qué bebe?”, pero la han engañado”.

“No sólo me ha hecho a mí la pregunta equivocada, sino que se ha estado usted haciendo la pregunta equivocada durante los últimos 30 años. Todo el mundo a su alrededor le ha hecho la pregunta equivocada, y la ha engañado centrando su atención en esa pregunta, pero esa no es la pregunta correcta”.

Me detuve frente a su casa. Me miró y dijo: “Bueno, ¿va a decirme cuál es la pregunta correcta?”

“Bien, se la diré con una condición. La condición es: cuando acabe de decírsela, estiraré el brazo y le tocaré el hombro. Cuando sienta mi mano sobre su hombro, se levantará, saldrá, entrará en su casa, y empezará a encontrar respuestas a la pregunta que le voy a dar. En cuanto sepa cuál es la respuesta, me llamará”. Y le di el número de teléfono de mi amigo.

Dijo “OK, estoy de acuerdo”. Así que le dije: “Bueno, la pregunta es (lentamente) "¿Qué harías si no bebieras?"». Todo su comportamiento cambió inmediatamente. En su cara se sucedieron desordenadamente diversas expresiones.

Pasó por cambios respiratorios, de color de la piel y de postura. Entró en un trance muy profundo, y dejé que siguiera ahí sentada durante dos o tres minutos, y después extendí la mano y le toqué el hombro. Se incorporó un poco, salió del coche y entró en su casa.

A los cinco minutos de llegar a casa de mi amigo sonó el teléfono, y por supuesto era esa mujer. Dijo “Sólo quería decirle que esta tarde salvó una vida. Iba a casa a suicidarme. Pero decidí que simplemente no sabía contestar esa pregunta, y quiero decírselo. No sé qué significa para usted, pero es la pregunta más bonita del mundo”.

Dije: “No me importa si le gusta la pregunta o si cree: que es la pregunta más bonita del mundo. Eso no me interesa. Lo que me interesa es la respuesta a esa pregunta. Y llámeme mañana con varias respuestas a esa pregunta”.

Mientras tuve contacto con la señora, no volvió a beber.

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Nota de PH:
Tú, que acabas de leer esto: La clave fue la pregunta “¿Qué harías si no bebieras?”.
Interesante, ¿no?