Por R. Bolstad y L. Prochazka. Resumido y traducido por Pedro Henríquez de “PNL y el alivio del dolor crónico”,
Hay pocas tareas más satisfactorias que la de ver cuando una persona que ha sufrido dolor físico durante meses o incluso años, de repente descubre que ese dolor desparece.
Y es muy interesante saber que una persona bien entrenada en PNL (y sin conocimientos médicos previos) puede lograr resultados aparentemente milagrosos en el alivio del dolor.
No es ninguna sorpresa que podamos aprender mucho sobre el alivio del dolor, de la Programación Neuro Lingüística en sí. La PNL se basa, en buena parte, en el trabajo hipnoterapéutico del Dr. Milton Erickson (padre de la hipnosis moderna) cuya capacidad para aliviar el dolor fue señalada por Bandler y Grinder en su libro “Patterns of the Hypnotic Techniques of Milton H. Erickson”, Volumen 1.
Ya en 1850, el Inglés cirujano James Esdaile demostró que la hipnosis podía quitar el dolor agudo en una cirugía mayor, con una efectividad comparable a la anestesia química. Hay muchos estudios que han demostrado que la hipnosis puede aliviar el dolor y ha sido bien establecido que los resultados en la práctica son superiores a los experimentales.
Ahora, hay un detalle importante: El alivio del dolor mediante la hipnosis funciona mejor cuando la persona realmente lo necesita y está abierta a la técnica. La hipnosis no es un medicamento que funcionará independientemente de la actitud de la persona. Es por eso que el hipnoterapeuta J. Barber recomienda usar la hipnosis para aliviar el dolor, cuando:
1. Será usada solo para aliviar el dolor, no para evadir el diagnóstico, asesoramiento y tratamiento del médico.
2. El cliente no perderá otros beneficios (por ejemplo, el pago de un seguro).
3. El cliente puede asumir la responsabilidad por iniciar su propio tratamiento.
Un ejemplo de como funciona el dolor en la mente: Un bebé que se golpea su cabeza puede sentir un dolor extremo mientras está solo, pero se relaja y deja de llorar cuando su mamá (o alguien conocido) lo carga y lo consuela. Igualmente actividades placenteras como el ejercicio, los masajes y el sexo, alivian el dolor.
Hay estudios recientes que demuestran que en los casos de dolor crónico, la ansiedad y el miedo pueden acentuar la experiencia de dolor. De igual manera, la expectativa influye, por ejemplo, si alguien tiene que subir unas escaleras, el solo anticiparlo influye en el dolor que pueda sentir.
Milton Erickson dice, en un artículo que escribió: “El dolor es un constructo complejo, compuesto de experiencias pasadas de dolor, del dolor actual y de anticipación al dolor futuro. El estímulo inmediato es solo un tercio de toda la experiencia. No hay nada que intensifique más el dolor, como el miedo a lo que se sentirá mañana por la mañana… Por el contrario, el tomar conciencia de que el dolor actual es un evento único servirá en gran medida para disminuirlo”.
Cómo la hipnosis puede ser usada para alterar el dolor
Una investigación hecha por Crasilneck y Hall (1985) muestra que a través de la hipnosis, una mejora exitosa del dolor de origen orgánico (“físico”) tiende inicialmente a ir a la misma velocidad que los analgésicos químicos, tales como la morfina. El dolor de origen funcional (el que no se puede explicar por la condición física) puede ser aliviado de inmediato y permanecer así por día, semanas y hasta en forma permanente.
Milton Erickson categorizó once métodos para manejar el dolor mediante la hipnosis. Estas categorías, que se superponen un poco, son las siguientes:
1. Sugerir directamente que el dolor desaparece.
2. Sugerir indirectamente que el dolor desaparece (un ejemplo de esto es el famoso “caso de Joe” que describen Badler y Grinder en el libro mencionado anteriormente).
3. Crear amnesia de la experiencia pasada del dolor.
4. Crear de adormecimiento o analgesia en el área del cuerpo donde se siente el dolor. En la hipnosis tradicional esto se hace enseñando a la persona a crear el entumecimiento (anestesia) en su mano y que luego la "transfiera" a la parte del cuerpo afectada.
5. Crear anestesia total al hacer que la persona se imagine que está en algún lugar lejos del dolor.
6. Alterar las sensaciones de dolor y transformarlas en sensaciones de picazón, calor, frío u otras sensaciones menos inquietantes.
7. Desplazar el dolor a un área más manejable del cuerpo, (por ejemplo, mover un dolor abdominal hasta una mano).
8. La disociación, por ejemplo, haciendo que la persona se imagine que está al otro lado del cuarto, observándose a si misma.
9. Reinterpretar el dolor como una sensación de pesadez, pulsación o movimiento.
10) Distorsión de la percepción del tiempo por lo que un período prolongado de dolor parece pasar mucho más rápido.
11) Sugerir que el dolor se reduce en sí muy poco a poco; de forma tan gradual que la persona ni siquiera puede controlar si está o no sucediendo.
Estas categorías no abarcan todas las posibilidades que nos ofrece la PNL. Las investigaciones sobre la relación entre el miedo y el dolor nos recuerdan que el uso de procesos que eliminan o disminuyen el miedo, como por ejemplo la cura de fobias de la PNL, a menudo eliminará el dolor por completo.
Del mismo modo, las investigaciones demuestran que cualquier metodología que le de a la persona un sentido de auto-eficacia (definida como una convicción personal de que uno puede desempeñar conductas necesarias en la vida) reducirá el dolor (Turk y Okifuji, 2002).
Existe alguna evidencia en investigaciones, que sugiere que los diferentes enfoques hipnóticos afectan a diferentes etapas en el procesamiento del dolor. A continuación dos ejemplos de casos atendidos por los autores de este artículo.
Caso 1: Curar el miedo cura el dolor
La paciente, Carmen, fue a buscar fisioterapia para tratar el dolor en ambas piernas. Su tobillo derecho había sido reconstruido quirúrgicamente hacía tres años, después de un esguince grave del ligamento lateral. Ella había sufrido dolor en ambas piernas durante el último año. Se colocaba vendas para jugar softball, pero sufría de dolor intenso después de cada juego. Ambas piernas le dolían durante todo el día, y de noche el dolor la mantenía despierta. Había intentado anteriormente la fisioterapia, algunos ejercicios en su casa prescritos por un fisioterapeuta y el uso de plantillas ortopédicas para sus zapatos. Todas estas intervenciones habían tenido un éxito muy limitado.
(Cuenta la fisioterapeuta): Cuando le miré, estaba nerviosa y ansiosa sobre su problema. Yo podía sentir la hinchazón por encima de su tobillo izquierdo, y ella informó tener sensibilidad en ambas pantorrillas, sobre todo en la pierna izquierda. La traté utilizando una serie de técnicas de fisioterapia (masaje de tejido profundo, ultrasonido, acupuntura, vendajes y una revisión de su programa de ejercicios en casa). Después de cuatro sesiones y muy poco progreso, le hablé de la PNL y ella tuvo muchas ganas de intentarlo.
Conversando, muy rápidamente reveló un miedo que había estado con ella durante muchos años y fue capaz muy fácilmente de accesar a los sentimientos que iban con ese miedo. Este miedo o fobia, surgía con cualquier cosa que pareciera aún remotamente endeble. Las escaleras eran lo peor mientras se imaginaba a sí misma cayendo a través de ellas, porque era demasiado pesada. Pensar en escaleras o algo similar, incluso en estar de pie sobre una mesa la ponía a sudar (yo lo podía ver a medida que hablaba de eso), le aumentaba su ritmo cardíaco y hacía que sus piernas se sintieran como gelatina.
Le expliqué que había una posibilidad de que su dolor en las piernas fuera el resultado de que su mente inconsciente la estaba protegiendo del miedo que sentía y por eso la limitaba de mucha actividades. Con el permiso del Carmen decidí utilizar la cura de fobias de la PNL.
Cinco días más tarde, le hice a Carmen una sesión de seguimiento. Desde el momento en que salió de la consulta, después que apliqué la cura de fobias, no había sentido ningún dolor en sus piernas. De hecho, se sentía tan bien que al día siguiente ella jugó softball (sin vendas) y me contó cómo otros miembros del equipo comentaron su entusiasmo en el juego. Le dijeron que estaba jugando al igual que “su antiguo yo”, confiada y mucho más competitiva. Ella no experimentó ningún dolor durante o después del partido y se sentía tan segura de que también jugó al día siguiente. Una vez más, jugó mejor que nunca y sin sentir dolor.
Carmen entró casi saltando en el consultorio, y dijo que se sentía "totalmente diferente". También lucía tener mucha más confianza. Habló de su viejo miedo y dijo que ya no era un problema. De hecho, tenía ganas de subir a la azotea (con seguridad, agregó) para observar las estrellas con su hija. Esto es al parecer una actividad que su hija hace con frecuencia y había querido que su madre lo hiciera con ella desde hace mucho tiempo. Sus palabras: "¡Mi vida ha cambiado totalmente, esto es simplemente magia!"
Caso 2: Pedirle a la mente inconsciente que haga el trabajo
Janet fue a consulta (con el terapeuta) diez meses después de una cirugía abdominal. Ella había sufrido un dolor intenso durante todo ese tiempo, y para controlarlo estaba tomando 60 miligramos de codeína tres veces al día. El dolor era más intenso en la mañana antes de tomarse la codeína y cada vez que se retrasaba en tomar su dosis.
Un médico le dijo: "Bueno, parece un dolor neuropático. Es probable que lo tenga durante el resto de su vida, así que será mejor que aprenda a vivir con él". Pero en otra ocasión, una enfermera le había contado que a veces la gente se despertaba una mañana después de un par de años, encontrando que el dolor se había ido. Una reciente imagen de resonancia magnética del abdomen había mostrado que, si bien su enfermedad original fue bien despejada por la cirugía, había una gran cantidad de cicatrices como consecuencia de la radioterapia que había tenido después. Esto la dejó convencida de que su dolor era de origen orgánico, noticia que fue muy angustiante.
Después de clarificar el resultado que ella quería obtener, comencé diciéndole a Janet mi creencia de que su cuerpo no sólo podía curar las cicatrices del tejido, sino también reorganizar las señales nerviosas para que se sintiera cómoda. Hice hincapié en que su creencia era un requisito previo importante para el éxito con este cambio. Janet dijo que ella también era consciente, como psicólogo de sí misma, que se había ganado la empatía y comprensión de la gente, al contarles acerca de su dolor, y que dejar ir el dolor significaba dejar ir de esa ganancia secundaria.
La invité a relajarse y (usando una técnica de hipnosis) le alcé el brazo, generando una catalepsia del mismo (donde el brazo flotaba bajo control inconsciente). Inicialmente, ella estuvo muy escéptica acerca de esta demostración, preguntándose si su brazo se movía, pero después de unos minutos aceptó que parecía capaz de moverse hacia arriba, abajo y horizontalmente, sin realmente "hacer" el movimiento. Le señalé que para hacer esto su mente inconsciente había utilizado todas las habilidades que necesitaría para curar totalmente su dolor.
Luego le pedí a su mente inconsciente que moviera uno de sus dedos para indicar "sí" y otro para indicar "no". Este proceso de señalización ideomotor me permitió preguntarle a su "mente inconsciente" si sabía que tenía la capacidad de quitar el dolor, y si era aceptable para ella (su mente inconsciente) eliminarlo. Una vez que accedió, le dije que íbamos a comenzar y a hacerlo lo suficientemente lento de tal manera que creyera que era posible. Le conté una historia acerca de otro cliente que vino a mí con dolor, y con el que había utilizado la misma técnica. Luego le hice una serie de sugestiones sobre cómo su mente consciente escéptica podría permitir que el cambio sucediera. Todo este proceso llevó una media hora.
Al final de la sesión Janet informó que no tenía ningún dolor en absoluto. Cuando le hice seguimiento dos semanas después, que ella informó de que no sintió ningún dolor por el siguiente día y medio. "Me sentía absolutamente maravillosa".
El dolor, dijo, había vuelto en ocasiones durante las dos semanas y ella había sido capaz de reducirlo usando varias técnicas de PNL, incluyendo el establecimiento de la meta de estar libre de dolor durante el día, en su línea de tiempo. Ella había reducido su medicación a 30 miligramos dos veces al día e informó que tenía la sensación de que su bienestar, en general, seguía aumentando.
Conclusiones
Estos dos casos demuestran tratamientos de una sesión, que utilizan procesos que se enseñan en la mayoría de los Practitioner o Master en PNL. Se basan claramente en la increíble plasticidad de nuestra experiencia humana del dolor. En ambos casos, los clientes tenían buenas razones para creer que su dolor era insoluble; algo que permanecería igual por el resto de sus vidas. Usando dos técnicas de PNL muy diferentes, les dimos una experiencia poderosa con nuestras presuposiciones de la unidad de cuerpo y mente, del efecto de las emociones y la memoria en el cuerpo, y de su propia capacidad para hacerse cargo de sus vidas. Esos supuestos fundamentales, que subyacen tanto de nuestras técnicas, nacen de varias décadas de investigación sobre la hipnosis en el alivio del dolor, y muy recientemente, por estudios de exploración del cerebro para aliviar el dolor.
Prochazka trabajó con su cliente a menos de un mes después de Practitioner en PNL, lo que demuestra que estas habilidades se pueden aprender muy rápidamente. Ambos tenemos muchas otras experiencias de aliviar el dolor mediante la PNL. Tenemos claro que, mientras que nuestra experiencia como profesionales de la salud nos permite entrar en contacto con este tipo de clientes, para evaluar su estado médico, y recomendar congruentemente PNL, esta experiencia (como médico) no es necesaria para ejecutar los procesos reales que crean la curación en estos casos. Nuestra esperanza es que este artículo le dará al lector algunas de las evidencias para inspirar a otros profesionales de la PNL a lograr estos resultados de manera similar. Por otro lado, esto también es un artículo para que otros profesionales de la salud pueden encontrar de interés también. Lo que sugiere es poco menos que una revolución en las técnicas de control del dolor.