Gredos 11-04-2010.
Un día mágico de esquí de montaña.
Todo empieza a las 7,30h, después de haber pasado una noche “torera” casi sin pegar ojo por culpa de una copiosa cena, y también por los nervios de que se pasara pronto la noche y que se cumpliaran la previsiones de buen tiempo para tener un día “disfrutón”. Primero recojo a Kike, que me hizo esperar (él sabrá por qué), Pifo estaba preparado en su puerta con todo el equipo e inmediatamente pongo a disposición de Toya mi magnífico SCENIC-RENAULT bicampeón mundial de velocidad y sin ninguna incidencia llegamos a la Plataforma de Hoyos del Espino a las 10,15h, allí nos juntamos con la otra parte de la “expedición”, Carlos Costa, Marta, Julián y Pablo.
Parece mentira, pero hasta que nos ponemos a andar, prepara la mochila, saca los esquís, pon las pieles de focas, se tarda un buen rato. A las 10,45h comenzamos la marcha, ¡cómo iba Kike!, mochila, esquís, botas de pista, raquetas, botas de montaña, pero estaba avisado, es un “tío” fuerte y le sobraron fuerzas. Pifo tampoco llevaba, lo que pudieramos decir, el más actualizado equipo de travesía, pero con unos Rossignol de los años 70 junto con unas clásicas ataduras Silvretta y sus botas de esquí alpino “bordó”la aventura, Toya era la que mejor material llevaba, con un equipo un poco obsoleto pero de muy buena calidad, ¡cómo una reinona jjj! (no te molestes, nadie te subió en volandas y supongo que sufriste lo tuyo), yo iba como una “balarina” con mis ligeras botas y mis ligeros esquís (para eso soy el mayor, no puedo hacer subreesfuerzos) El día era esplendido y la subida de dos horas hasta al Morezón, fue dura pero llevadera. Para los que subían por primera vez, Toya Kike y Pifo, me imagino que tuvo que ser emocionante el llegar a la cumbre y ver el paisaje que tenían delante de éllos, es grandioso, El Almazor, La Galana, El Cuchillar de las Navajas, la Laguna Grande. Estuvimos un buen rato contemplando tanta maravilla. Habíamos sufrido para llegar a la cumbre, pero llegó el momento del “gran descenso”, unos lo hicieron por la Canal que va directa desde la cumbre a la Laguna y al Refugio, supongo que pocas veces han tenido un subidón de adrenalina igual, la nieve era la perfecta y la cantidad como pocas veces he visto. Toya y yo bajamos por la “hoya” que hay entre el Morezón y los Barrerones, algo menos pendiente y apropiada para mis esquís de “backcountry”; ¡increible! ¿a qué sí Toya?, sin gente, sin telesillas, sin música ambiental, sin chiringuitos, toda la majada con sus lomas y fuertes pendientes para nosotros solos. Nos reunimos todos junto al Refugio Elola, habiendo atravesado antes la gran laguna helada, no sin un cierto temor por mí parte (me ocurre siempre que la cruzo ¡y han sido unas cuantas!). Un buen “bocata” y un buen trago de agua hizo que nos aletargaramos un largo rato disfrutando del sol y la nieve, viendo como grupos de montañeros se deslizaban con sus esquís por la canal de la Portilla de los Machos.
Una vez que repusimos fuerzas emprendimos la marcha de regreso, prácticamente siguiendo el mismo itinerario por el que habíamos venido, antes fuimos a ver la coquetona laguna Esmeralda, pero ¡sorpresa! había desaparecido, la nieve la cubría totalmente, sólo a través de un agujero de treinta centímetros de diámetro se hacía notar su presencia. El sol a las tres de la tarde pegaba con fuerza, y las cuestas se hacían duras, se sufría, había que armarse de paciencia para que no cundiera el desánimo. Agotados llegamos a la zona donde nos calzaríamos los esquís y ya no nos los quitaríamos hasta un lugar próximo a los coches. ¡Qué bajada!, se nos olvidó por completo el esfuerzo de la subida, la nieve seguía siendo de una calidad magnifica, las laderas se dejaban esquiar con una gran facilidad, como si bailáramos. El descenso fue largo, con desiguales pendientes, en algunas zonas trialero; que pena que se acabara. Cuando ya me quité los esquís y los coloque en el macuto, miré por donde habíamos bajado y por un momento, sólo un instante, imagine un “arraste” para repetir el “bajadón”, pero no, está todo mejor así, sin “trastos mecánicos”, virgen. Esta bajada es de las que quedan siempre en la memoria, este año habré bajado multitud de pistas, en los Alpes, en los Pirineos, pero ésta siempre será especial, ésta la sudamos. A las 17,30h estabamos en los coches, satisfechos, contentos, no faltarón chistes e incluso las parodias de Kike sobre “Jon Cobra” amenizaron la jornada.
En la terraza, por decir algo sin mesas y sin sillas, de un bar de Hoyos del Espino, nos comimos lo que nos quedaba de viveres, acompañados de unas refrescantes cervezas e incluso cubatas para los no conductores. La temperatura era estupeda y las vistas impresionantes, todo el perfil de las grandes cumbres de Gredos nevadas, con el comienzo de la caida del sol hacia que el paisaje fuera grandioso. Avila capital fue la escusa para darnos un pequeño homenaje degustando sus riquísimas Yemas y un pequeño paseo por sus bonitas calles. A Segovia llegamos a las 22,30h y sin casí dar tiempo a recoger los “trastos” me metí en el “sobre” para dar descanso a todos mis catigados huesos y músculos.
¡¡¡¡¡HASTA SIEMPRE GREDOS!!!!!
"El Capi"
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