PIRINEOS – LIZARA – El BISAURÍN
Fueron muchos los convocados, pero que dijéramos SI: Carlos Costa, José Angel y un servidor (Pedro).
La maravillosa jornada de esquí en Gredos de hace 10 días nos dejó con ganas de más.
El martes día 23 de abril se celebró en Castilla y León el día de la Comunidad y fue festivo, cayó en martes. ¡Qué día mejor que ése para ir a un refugio de montaña!, no habría madrileños, estaríamos solos.
Elegí Lizara, en el Pirineo de Huesca, el refugio está situado en un lugar maravilloso en la cabecera del valle del mismo nombre, al píe del Bisaurín, montaña de 2670m de altitud y que sería nuestro objetivo.
A las 15h del lunes, en el magnífico cochazo de José Ángel nos pusimos en marcha, y de un tirón en 6 horas estábamos en nuestro destino. Como en este tiempo oscurece más tarde llegamos de día. Lo primero cenar. La pareja que dirige este bonito y acogedor refugio nos prepararon una sencilla pero abundante cena. Nos alojaron en una cómoda habitación de ochos plazas en la que sólo estuvimos nosotros, tenía aseo adjunto, ¡un lujazo!. Antes de meternos en nuestros sacos de dormir salimos un momento (y digo un momento) a contemplar lo bonito que estaba el cielo estrellado y la luna a la que faltaban un par de días para ser llena, pero el fuerte viento hacía desagradable la contemplación, ¡a la cama!.
A las 8h nos levantamos, habíamos descasado estupendamente. Nos hicieron un buen desayuno y a las 9h estábamos preparando todo el material para nuestra “aventura”. El viento se había calmado, hacía un día radiante de sol y la temperatura a esas horas rondaba los siete grados.
Durante algo más de veinte minutos anduvimos con los esquís en la mochila hasta llegar a la nieve. Delante de nosotros teníamos un pequeño “circo” atestado de nieve por el que deslizamos nuestros esquís y ayudados con las pieles de foca superamos unas cortas pero empinadas laderas para alcanzar el Collado del Foratón, que separa el Valle de Lizara de los arroyos que conformarán el Río Aragón Subordán que transcurre por el emblemático Valle de Hecho. Desde este punto a 2032m ya se contemplan paisajes esplendidos. También tenemos ante nuestros ojos la amplia “pala” de nieve que habrá que superar para ascender a la cumbre elegida, el Bisaurín con 2670m.
Hubo esfuerzo, sufrimiento, sudor, pero no lágrimas jejeje; todo lo contrario, a pesar del trabajo, según restábamos metros a los 2670 nos sentíamos más satisfechos. Tardamos en subir los 650m de desnivel desde el Collado casi dos horas. La dureza de la nieve ya la había ablandado los rayos del sol, el “foquear” se hacía cómodo hasta que la pendiente tomó una inclinación más que respetable. Carlos y yo nos echamos los esquís a la espalda incluso yo me puse los crampones, José Angel ayudado de las cuchillas hizo la “machada” de llegar a lo más alto con los esquís puestos.
Será un tópico lo que voy a decir (pero como casi todo tópico una verdad): Llegamos a la cima y se nos pasó el cansancio, nos olvidamos del sufrimiento, fue el momento de una gran emoción, contemplamos un fabuloso paisaje que siempre nos parece nuevo. Al Este montañas y montañas blancas, el Midi D’ossau, el Balailus, el Macizo del Perdido,……….. Al Oeste todas las montañas de Navarra,………………Al Norte Francia en un “mar” de nubes. Al Sur ¡¡El Moncayo!!, jejeje.
“Foto cumbre” y a calzarse los esquís ya sin pieles. Gracias “bilbaino” sino es por tí hubiera tenido que bajar como subí, con los crampones (me dio una clase de ataduras de esquí).
El descenso fue impresionante. La Pala Sur del Bisaurín es una de las grandes deseadas por los esquiadores de travesía. Tuvimos la mejor nieve primavera posible, la pendiente en los primeros 300m de desnivel llegaría a los 40º por efecto de las ventiscas en la acumulación de la nieve. Giros y giros, amplísimas trazadas para hacer más larga la bajada, más de un grito de alegría y de satisfacción dimos, no era para menos “la esquiada” se lo merecía.
Otro de los grandes momentos fue el del “bocata” al pie del Collado del Foratón, no nos cansábamos de contemplar las huellas que habíamos dibujado descendiendo, y para combatir la sed una cerveza, ¡sí una lata de de cerveza cada uno!,jejeje.
Todavía quedaba esquiar más. Desde el Collado por el Circo que habíamos subido al comenzar, buscamos las “ lenguas” de nieve entre las empinadas praderas, algunas ocupadas por un pequeño rebaño de rebecos.
Con una gran satisfacción nos quitábamos los esquís junto a un arroyo, a unos pocos cientos de metros del refugio. En él, en torno a unas jarras de cervezas comentamos el fabuloso día de esquí de travesía que habíamos tenido. Nos permitieron ducharnos y una vez “limpitos” regreso a Segovia. Nos dio tiempo a una mini visita cultural a Olite y tomar un rosado de sus afamados vinos.
Damos por más que justificados los 900 km que hicimos en 35 horas.
P.D.: Gracias Tomás por ese fabuloso equipo de esquí que me dejaste. Sin él no hubiera disfrutado tanto.