Ergates faber, hábitat y perforaciones

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HÁBITAT

¿Dónde encontrar esta especie, cuál es su habitat? Sus requerimientos ecológicos son los de sus fases larvarias, ya que los adultos viven pocos días o semanas y no se alimentan. Las larvas viven alimentándose de la madera en descomposición mientras excavan galerías en el interior de troncos caídos y tocones de pinos, abetos, y otras coníferas, tardando varios años en transformarse en adultos (foto1). No habitan en los árboles vivos, sino sólo en la madera o leños muertos (foto 2).

Foto 1:


Foto 2:

Además, los estudios publicados indican que es preciso para iniciar este ataque que la madera lleve al menos un par de años caída o en proceso de descomposición [1] [2]. La causa podría ser el carácter resinoso de esta madera, de forma que como efecto secundario de las funciones de reserva y cicatrización de la resina podría encontrarse la protección del árbol frente a organismos xilófagos. Por tanto Ergates faber no tiene posibilidad alguna de dañar nuestros pinares ni convertirse en una plaga para los mismos. Por el contrario, es un eficaz elemento de reciclaje natural de la madera, como lo demuestran las numerosas deyecciones de depredadores con restos de adultos de E. faber que podemos encontrar durante el verano en las zonas en que esta especie abunda (fotos 3 y 4).

Foto 3:


Foto 4:

Con frecuencia los leños afectados se encuentran en los fondos de vaguadas y cauces de barrancos con mayor humedad ambiental (fotos 5 y 6). En el estudio sobre la distribución de esta especie en la provincia de Málaga [3], sobre un total de 68 registros de la especie, 35 se orientan al norte, nordeste o noroeste, lo que implica que la mayor humedad ambiental de las umbrías favorece a esta especie debido tanto a la mayor persistencia en dichas laderas de la arboleda autóctona como a la facilitación de los procesos de descomposición de la madera.

Foto 5:


Foto 6:


Se trata de un insecto grande y pesado, de forma que su capacidad dispersiva se presume escasa. Esto determina que la expansión de sus poblaciones sea lenta, mucho más lenta que la proliferación de pinares repoblados por toda nuestra geografía. Por tanto lo encontraremos exclusivamente en lugares con pinares autóctonos, nunca en pinares repoblados, salvo que éstos ocupen terrenos en los existían, aunque sea testimonialmente, pinos autóctonos.

No obstante, tratándose de un insecto, no son necesarias grandes extensiones de bosques para su pervivencia, pudiendo subsistir en pequeñas manchas de sus hábitats forestales originales. En la provincia de Málaga se le puede localizar en reducidas manchas aisladas de pinsapos y de pinos negrales y carrascos autóctonos, supervivientes de los frecuentes y recurrentes incendios forestales que asolan nuestros montes (foto 7). En la Serranía de Ronda y en Sierra Tejeda y Almijara lo podemos encontrar además en pinares repoblados, ya que éstos se asientan con frecuencia sobre terrenos en los que de forma natural existían valiosos bosques autóctonos de pinos, la mayor parte de los cuales han sido pasto de las llamas.

Es una especie bastante flexible en lo referente al clima, estando presente tanto en ambientes secos como húmedos, si bien como antes he indicado la humedad ambiental le favorece y en las áreas secas se desarrolla mejor allá donde la sequedad es menos acusada. Asimismo es bastante indiferente a la altitud, localizándose desde el nivel del mar (Acantilados de Maro-Cerro Gordo) hasta los 1700 m del Quejigal de Tolox, en los escasos troncos de pinsapos que salpican esta extraordinaria formación de quejigos de montaña (foto 8).

Foto 7:


Foto 8:

PERFORACIONES

Los adultos emergen de los troncos entre julio y agosto, raramente a finales de junio, y pueden verse ejemplares hasta principios de septiembre aunque en dichas fechas los encontraremos debilitados y al final de su ciclo vital. En una ocasión he podido observar como es el adulto el que abría con sus mandíbulas la superficie del tronco que aún cubría el extremo final de las galerías excavadas por las larvas. Estos agujeros son ligeramente elípticos (Foto 9) como los de su pariente cercano Prinobius myardi, y de tamaño sólo ligeramente superior. Debido al retraso (dos años mínimo) en la colonización del tronco desde la muerte del árbol más el período de crecimiento de las larvas (dos o más años), los troncos caídos o tocones de pequeño grosor de los que emergen los adultos se encuentran con frecuencia muy deteriorados, tanto por la acción de E. faber, como de hongos descomponedores de la madera, como de otros insectos o de la frecuente acción de jabalíes que buscan ávidamente las larvas. En cambio un grueso tocón de pinsapo se va deteriorando progresivamente de fuera a dentro de forma que puede estar “produciendo” generaciones de E. faber durante bastante años, como el de la foto 10, tomada en septiembre de 2014, en el que observé una hembra en agosto de 2006 y otra en septiembre de 2014, 8 años después.

Foto 9:


Foto 10:

Las perforaciones de Ergates faber, a diferencia de las de su pariente Prinobius myardi, no suelen aparecer tan concentradas. Por eso no es fácil encontrar troncos tipo "colador". estos casos excepcionales se pueden localizar más fácilmente en los pinsapares (fotos 11 y 12), ya que estas formaciones carecen de explotación comercial, por lo que los árboles centenarios y gruesos no son raros; pero muy raramente en pinares, habitualmente sometidos a manejo y extracción de madera. Al habitar en madera muerta, el período de vida útil de su sustrato es más corto que el de la madera de frondosas, vivas o muertas, que habita su pariente P. myardi, a lo que se suma la mayor vulnerabilidad de los troncos caídos frente a depredadores como los abundantes jabalíes.

Foto 11:


Foto 12:

El papel de esta especie como recicladora de un sustrato recalcitrante y pobre en nutrientes como la madera debió ser muy importante en ausencia de intervención del hombre. Pero al ser la madera un recurso valioso para el ser humano, sus restos se han convertido en un producto escaso en nuestros montes, dificultando la pervivencia de Ergates faber, que no es todo lo frecuente que podría pensarse a la vista de la omnipresencia de pinares por toda nuestra geografía. Como dificultad añadida, los pinares, al menos en Andalucía, son especies edafófilas[4], propias de suelos pobres, frecuentemente acantonadas en terrenos montañosos de elevada pendiente, lo que dificulta el acceso y tránsito por estos montes.

Si bien la localización de sus perforaciones en tocones y troncos caídos no es muy difícil, encontrar ejemplares adultos vivos es bastante más complicado, ya que éstos son estrictamente nocturnos, por lo que durante el día sólo accidentalmente se les puede ver, y normalmente serán ejemplares desubicados de sus refugios naturales por alguna razón., como la hembra de las fotos 13 y 14, encontrado a media tarde sobre la cal que reviste el zaguán de una casa en Sedella (Sierra Tejeda). En ocasiones podremos encontrar restos de ejemplares (fotos 15, 16y 17), pero esto no es tan frecuente como en otras especies de esta misma web como Oryctes nasicornis o Lucanus barbarossa.

Los distintos hábitos de machos y hembras determinan que la proporción de sexos en los ejemplares que podemos ver también resulte distinta. En mis recorridos vespertinos y nocturnos, a la fecha de creación de estra página, he podido observar 18 adultos vivos, de los cuales sólo 2 eran machos y los 16 restantes hembras. Esto apunta a una mayor movilidad de los machos y a una escasa tasa dispersiva de las hembras y, por tanto, de la especie, cuya expansión siempre va a depender de la movilidad de las hembras. Por la misma razón los machos son más vulnerables a la predación, lo que facilita el hallazgo de sus restos. De confirmarse este patrón de movilidad, sería el contrario que el que se ha comprobado para su pariente cercano Prinobius myardi, especie en la que las hembras son más móviles que los machos según los estudios publicados [5] y [6]

Foto 13:


Foto 14:


Foto 15:


Foto 16:


Foto 17:

Los distintos hábitos de machos y hembras determinan que la proporción de sexos en los ejemplares que podemos ver también resulte distinta. En mis recorridos vespertinos y nocturnos, a la fecha de creación de esta página, he podido observar 18 adultos vivos, de los cuales sólo 2 eran machos y los 16 restantes hembras. Esto apunta a una mayor movilidad de los machos y a una escasa tasa dispersiva de las hembras y, por tanto, de la especie, cuya expansión siempre va a depender de la movilidad de las hembras. Por la misma razón los machos son más vulnerables a la predación, lo que facilita el hallazgo de sus restos. De confirmarse este patrón de movilidad, sería el contrario que el que se ha comprobado para su pariente cercano Prinobius myardi, especie en la que las hembras son más móviles que los machos según los estudios publicados [5] y [6]

Ergates faber macho:


Ergates faber hembras:

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Página creada el 01-10-2014. Actualizada el 09-01-2022