Macho de Cerambyx welensii: 

Hembra de Cerambyx welensii: 

Nombre:      Cerambyx welensii  (Küster, 1846)

Orden:          Coleoptera

Familia:        Cerambycidae Latreille, 1802

Subfamilia: Cerambycinae Latreille, 1802

Tribu:             Cerambycini Latreille, 1802

Género:        Cerambyx Linnaeus, 1758


Subpáginas: 

Diferencias entre C. cerdo y C. welensii 

Cópula mixta entre C. cerdo y C. welensii 

Cópula mixta entre C. cerdo y C. welensii 

Bibliografía y Links Cerambyx 


Cerambyx welensii es un longicornio espectacular, uno de los "reyes" de nuestras forestas autóctonas. Gran tamaño, escultura detallada, largas antenas y hábitos nocturnos hacen que su hallazgo sea siempre bienvenido. Es una especie menos conocida que su hermano Cerambyx cerdo, que es el "as de oros" de los longicornios circunmediterráneos y la especie tipo o nominal del género Cerambyx. Sin embargo la realidad es que Cerambyx welensii es más abundante que Cerambyx cerdo en algunas áreas de la Península Ibérica, en particular en las dehesas resultantes del manejo y progresiva degradación de los bosques naturales del sur y occidente peninsular. La preponderancia de Cerambyx cerdo en la literatura científica obtiene su reflejo en la legislación protectora, y responde al enfoque Centroeuropeo, que constata la escasez de C. cerdo en dichas latitudes, y que contrasta con la presencia bien extendida de ambas especies en la Península Ibérica. En el ámbito penínsular, es probable que muchas de las referencias antiguas a Cerambyx cerdo correspondan en realidad a ejemplares de Cerambyx welensii.    

En la literatura científica podemos encontrar denominado a Cerambyx welensii también como Cerambyx velutinus, aunque la  denominación actualmente aceptada es C. welensii. Se trata de un gran longicornio que en ocasiones alcanza los 55 mm, no siendo raros  los ejemplares de 50 mm en adelante. Los machos se distinguen de las hembras por la mayor longitud de las antenas, que superan con creces la longitud del cuerpo, mientras en éstas apenas llegan al ápice elitral (Fotos 1 y 2). Como promedio esta especie es algo mayor que Cerambyx cerdo, si bien se pueden encontrar  ejemplares pequeños, menores de 40 mm.


Foto 1, Cerambyx welensii macho: 

Foto 2, Cerambyx welensii hembra:

Foto 3, Cerambyx welensii macho:  

Foto 4, Cerambyx welensii, hembra: 

Sus fases larvarias, de varios años de duración, dependen en exclusiva de la madera de los árboles del género Quercus. Al respecto, aunque se ha escrito lo contrario, apuntando a la polifagia de la especie, en Málaga sólo ocupa los belloteros.

Tras la metamorfosis de las longevas larvas emergen los adultos en el mes de junio (Foto 5 y 6), que es el período propicio para observarlos. A finales de mayo o aún en julio pueden verse algunos ejemplares, y sólo excepcionalmente durante el mes de agosto aparece algún individuo. 

Los adultos son casi estrictamente nocturnos, de forma que han sido muy raras las ocasiones en que he podido sorprender a algún ejemplar antes de que anochezca (hembra de la Foto 5), o en el crepúsculo (foto de la página de inicio). Por tanto, la mayor parte de las fotos de este site están tomadas de noche, usando el flash. Ello determina que el color de los élitros pueda variar en función de las condiciones de disparo.  La tonalidad de los élitros es uno de los criterios diferenciadores de esta especie frente a su congénere Cerambyx cerdo. Mientras que Cerambyx welensii mantiene un tono color vino-oscuro a todo lo largo de los élitros, que apenas se degrada a tonos más claros al final de los mismos, en Cerambyx cerdo el color de los élitros es predominantemente negro en sus dos tercios anteriores y castaño oscuro en el tercio final, con una transición más breve entre ambos colores. En los ejemplares pequeños de C. welensii es frecuente que el color de los élitros esté más marcado y contraste notablemente con el negro del pronoto (Foto 6). No obstante estas diferencias se aprecian más a la luz del flash que con luz natural. 


Foto 5, Cerambyx welensii hembra al atardecer:

Foto 6: Cerambyx welensii macho de pequeño Tamaño:

Se trata de una especie muy gregaria, de forma que tiende a formar poblaciones en uno o, más frecuentemente, varios árboles (Fotos 7 y 8). De esta forma puede causar daños a sus hospedadores acabando con ellos total o parcialmente. Según los datos publicados hasta el momento, es esta especie y no su congénere Cerambyx cerdo la que causa daños a las envejecidas dehesas del Suroeste Peninsular. Si bien la proliferación de estos insectos es más un síntoma del envejecimiento y sobreexplotación de la dehesa que su causa, ello no impide la animadversión de los propietarios, siempre preocupados por el presente inmediato y las cuentas de resultados. La solución es evidente: plantar nuevos árboles y protegerlos del diente del ganado en sus primeros años de crecimiento; pero esta es la solución de la dehesa, nunca la de su propietario, ya que los belloteros plantados serán aprovechados por generaciones futuras. En realidad estos insectos pueden atacar no sólo a árboles decrépitos, sino también a árboles perfectamente sanos, con resultados diversos. En ocasiones he observado como las heridas de varios orificios de emergencia cicatrizan y desaparecen a los pocos años sin haber causado ningún daño al árbol (poblaciones-sumidero). En otros casos se instalan de forma permanente en el árbol causando el perjuicio y caída de una o varias ramas y, excepcionalmente, la muerte del árbol con ayuda del estrés y perjuicios causados por la falta de lluvias y vendavales invernales (poblaciones-fuente). El alcornoque de las Fotos 9, 10 y 11 (30-04-2008, 02-02-2010 y 11-07-2010, respectivamente), situado junto a una población-fuente, ha perdido una de sus dos ramas principales a comienzos de 2010, habiendo observado todos los veranos desde 2005 ejemplares de Cerambyx welensii  y Cerambyx cerdo en este árbol. En la foto de 2008, ya se aprecia cierta pérdida de masa foliar en el extremo de las ramas.

Foto 7: 

Foto 8: 

Foto 9:

Foto 10:

Foto 11:

A diferencia de Cerambyx cerdo, Cerambyx welensii no goza de ningún grado de protección específica, no estando incluido en ninguna lista de especies amenazadas ni catálogo de especies protegidas. Sin embargo, conviene recordar que la Ley 42/2007, del Patrimonio Natural y de la Biodiversidad (BOE número 299, de 14 de diciembre de 2007), en el Título III dedicado a la conservación de la biodiversidad, artículo 52.3, establece la prohibición con carácter general de dar muerte dañar, molestar o inquietar intencionadamente a los animales silvestres, sea cual fuere el método empleado o la fase de su ciclo biológico. El artículo 58 prevé excepciones a esta regla general, entre otros casos, para prevenir perjuicios importantes a los cultivos, el ganado, los bosques, la pesca y la calidad de las aguas, así como para proteger la flora y la fauna silvestres y los hábitats naturales, lo que podría ser el caso de los lugares donde la especie prolifera en exceso perjudicando al arbolado.

En caso de búsqueda sin trampa de luz u otros métodos de atracción (como es mi caso), lo normal, si hay suerte, es encontrar un solo ejemplar. Si estamos al comienzo del período de emergencia de los adultos, se les puede sorprender en el interior de sus agujeros, antes de que salgan, lo que produce su inmediata retirada al interior de la oquedad. En este período se pueden observar varios ejemplares en el mismo árbol, en sus agujeros, esperando a que caiga la noche y a que emerjan las hembras. Si no los molestas, recién entrada la noche se sitúan a la entrada del orificio y a intervalos sacan una antena para detectar la presencia de otros ejemplares o de predadores (Foto 12). Pero si ya ha pasado el momento álgido de emergencia lo más frecuente es encontrar algún ejemplar encaramado a su hospedador a cierta altura, para evitar el acoso de las frecuentes hormigas del género Camponotus.

Foto 12: 

Al tener una clara tendencia a formar poblaciones densas, en escasas ocasiones he podido ver varios ejemplares en el mismo árbol. A veces he podido fotografiar a varios ejemplares juntos o incluso cópulas (Fotos 13, 14 y 15). 

Foto 13:

Foto 14:

Foto 15:

En varias ocasiones he presenciado luchas entre machos, si bien sólo excepcionalmente las he podido fotografiar (Foto 16). Esta es una de las ocasiones en que esta especie se vuelve ruidosa, escuchándose el entrechocar de mandíbulas, patas y antenas y el debate de patas sobre corteza, haciéndose perceptibles para sus predadores. Estas luchas acaban normalmente con el revoloteo de los perdedores (Foto 17), que marchan a otro árbol o al otro extremo de las ramas del mismo. La emergencia de las hembras en estas colonias determina asimismo un gran revuelo de ejemplares a su alrededor, con ruidos de luchas y batir de alas.   

Foto 16:

Foto 17:

Tras todos estos revuelos, los restos de depredación pueden quedar esparcidos alrededor de los árboles afectados, de forma que es posible confirmar la presencia de la especie sin necesidad de ver a los ejemplares vivos y fuera del período de emergencia;  Foto 18: 

Sólo muy excepcionalmente he podido conseguir restos de ejemplares casi completos al pie de los árboles que les sirven de refugio, como en la Foto 19 (noviembre de 2009), en la que se puede apreciar algo de serrín en la base de la encina bajo la que hallé el ejemplar. 

Foto 19:

Los tirabuzones y montones de serrín delatan a esta especie al igual que a Cerambyx cerdo (foto 20):

Cerambyx welensii se distribuye por Europa Meridional, oriente Próximo, Turquía, Cáucaso e Irán. Parece faltar en el Norte de África. En Málaga está presente en la mayor parte de las formaciones de Quercus de cierta entidad desde el nivel del mar. No es un insecto frecuente, por ello los daños ocasionados al arbolado sólo son puntuales. Además, dadas sus costumbres nocturnas, resulta difícil de ver.