¿Podría volver a empezar de nuevo... otra vez?


Señor, Tú lo sabes todo. Tú sabes que te quiero.

Tiempo de lectura: 4 min

#Misericordia  #Perdón  #Alegría  #Jesucristo  #Recomenzar  #FiliaciónDivina  #Paz  #Confianza

Jn 21, 15-19

Cuando acabaron de comer, le dijo Jesús a Simón Pedro:

—Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que éstos?

Le respondió:

—Sí, Señor, tú sabes que te quiero.

Le dijo:

—Apacienta mis corderos.

Volvió a preguntarle por segunda vez:

—Simón, hijo de Juan, ¿me amas?

Le respondió:

—Sí, Señor, tú sabes que te quiero.

Le dijo:

—Pastorea mis ovejas.

Le preguntó por tercera vez:

—Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?

Pedro se entristeció porque le preguntó por tercera vez: «¿Me quieres?», y le respondió:

—Señor, Tú lo sabes todo. Tú sabes que te quiero.

Le dijo Jesús:

—Apacienta mis ovejas. En verdad, en verdad te digo: cuando eras más joven te ceñías tú mismo y te ibas adonde querías; pero cuando envejezcas extenderás tus manos y otro te ceñirá y llevará adonde no quieras —esto lo dijo indicando con qué muerte había de glorificar a Dios.

Y dicho esto, añadió:

—Sígueme.

"Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que éstos?".

Jesús, ¿por qué haces preguntas si ya sabes las respuestas? Siempre me lo he preguntado. Quizá porque las preguntas son en realidad para mí, no para Ti. Es Pedro quien, en el Evangelio de hoy, tiene que preguntarse si realmente ama a Jesús. 

Jesús, Tú ya lo sabes. Incluso, sabes que la desconfianza que tiene Pedro en sí mismo se curará con el tiempo.Pero llegará el día en que Pedro será capaz de morir por amor. 

Por eso, Jesús, que las grandes cuestiones de la vida me las plantee seriamente Contigo. Que viva cara a Ti. Tú me ayudas a reconciliarme con mis infidelidades, traiciones y olvidos. Así Tú vas ayudándome a orientar mis decisiones. Tú respondes haciendo preguntas. Me vas guiando hacia la respuesta. Es más, Tú mismo eres la respuesta. Ayúdame a comprender esto. A veces no entiendo las cosas pero sí me quiero fiar de Ti aunque también me cuesta. Por eso: ¡Señor, aumenta mi fe!

Jesús, que quiera imitar a san Pedro en la conversión. Él se fía de ti y aprende a querer y dejarse querer para comenzar y recomenzar con alegría.

Así, la conversión es una buena noticia y no algo insuperable, porque es la buena noticia de poder empezar siempre de nuevo cada vez, sabiendo que soy hijo de un Dios que me ayuda, me anima, me perdona, confía en mí… Me miras con una mirada de cariño y de Misericordia que solo puedo dar las gracias y corresponder a tanto amor. ¡Gracias!

Puedo decirlo por ahí… Soy hijo de un Dios que me conoce más allá de lo que haga o de lo que he llegado a ser. Soy hijo del mejor padre… que me perdona siempre y me comprende… ¡soy hijo de Dios! Esto me da mucha seguridad, confianza y alegría. Así puedo volver a la lucha con más fuerza, más serenidad y más paz.

La santidad de Pedro no estaba en su capacidad de amar bien, sino en su sinceridad al admitir que no sabía amar bien. Se dio cuenta de ello cuando cometió un error, pero a partir de ese momento ganó en autenticidad. 

En este sentido, la experiencia del pecado no debo reducirla sólo a la experiencia de hacer algo mal y machacarme con ese pensamiento y sentimiento negativos. Tú me perdonas sin rencor y es algo que me sirve como una lección que necesito aprender. ¡Gracias, Jesús!

Señor, ayúdame a aprender lección de asumir las propias limitaciones. Quiero empezar a tener una visión realista de mí mismo, en lugar de idealizada y dejándote siempre la última palabra a ti, Jesús.

Madre mía, quiero comenzar y recomenzar siempre con tu alegría.




© 2023  SER CRISTO DÍA A DÍA    + + +    sercristodiaadia@gmail.com