¿Me conozco bien? ¿Cómo soy?



Explícanos la parábola

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Mt 13, 36-43

Entonces, después de despedir a las multitudes, entró en la casa. Y se acercaron sus discípulos y le dijeron:

—Explícanos la parábola de la cizaña del campo.

Él les respondió:

—El que siembra la buena semilla es el Hijo del Hombre; el campo es el mundo; la buena semilla son los hijos del Reino; la cizaña son los hijos del Maligno. El enemigo que la sembró es el diablo; la siega es el fin del mundo; los segadores son los ángeles.Del mismo modo que se reúne la cizaña y se quema en el fuego, así será al fin del mundo. El Hijo del Hombre enviará a sus ángeles y apartarán de su Reino a todos los que causan escándalo y obran la maldad, y los arrojarán en el horno del fuego. Allí habrá llanto y rechinar de dientes. Entonces los justos brillarán como el sol en el Reino de su Padre. Quien tenga oídos, que oiga.

"—Explícanos la parábola de la cizaña del campo.

Él les respondió:

—El que siembra la buena semilla es el Hijo del Hombre; el campo es el mundo; la buena semilla son los hijos del Reino; la cizaña son los hijos del Maligno. El enemigo que la sembró es el diablo".

¡Buah, Jesús! A veces me pregunto si mi vida, mis obras, mis elecciones siembran cizaña o no para comprender cómo soy… Jesús, Tú mismo me dices cómo interpretar la calidad de algo o alguien:

—“Por sus frutos los conoceréis”.

Dicen que la “mona vestida de seda… mona se queda”. Puedo llevar todos los uniformes del mundo, puedo vestir la mejor marca de ropa o llevar el outfit más top o formar parte de las mejores asociaciones… incluso, puedo estar anotado en el registro de bautismo, pero si me dedico a hacer sufrir a los demás, angustiarles, dividir o si hablo mal, causando dolor o fomento escándalos, poco hay que reflexionar: soy hijo del maligno.  

Pero también es verdad que, a veces, provoco división, discordia e infelicidad, porque la mayoría de estas cosas están dentro de mí. Porque es en el corazón del hombre donde se decide “a quién pertenezco”. Toda mi vida consiste en decidir de qué lado estoy. No tengo todo el tiempo, sino sólo el tiempo de esta vida. Luego vendrá el fin, y seré juzgado por lo que haya hecho:

"Del mismo modo que se reúne la cizaña y se quema en el fuego, así será al fin del mundo. El Hijo del Hombre enviará a sus ángeles y apartarán de su Reino a todos los que causan escándalo y obran la maldad, y los arrojarán en el horno del fuego. Allí habrá llanto y rechinar de dientes. Entonces los justos brillarán como el sol en el Reino de su Padre".

Ayúdame, Jesús, a  convencerme de que son las pequeñas decisiones de cada día las que decidirán mi destino final. Elegir ser sal y luz es diferente de elegir ser vinagre y tinieblas. Pero lo que quiero sacar de mí mismo debo cultivarlo en mi interior. Si percibo discordia estoy dividido por dentro. Y es en mi interior donde debo ser sanado. ¡Cuánto me gusta muchas veces hablar de cuánto deberían cambiar  las circunstancias, pero donde debo luchar primero contra el mal es dentro de mí mismo!

¿Me conozco bien? ¿Cómo soy “por dentro” en realidad y cómo se manifiesta “fuera”? ¿Me reconozco siendo sincero conmigo mismo y Contigo, Jesús? ¿Estoy dispuesto a dejarme ayudar por Ti, Señor siendo sincero con un sacerdote Tuyo, un director espiritual, para que me ayude a conocerme bien, a reconoce tal y como soy …y quemar lo que haya que quemar? Jesús, explícame Tú “mi parábola”.




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