Cultura

Amargo obrero,

una alegría popular en la mesa cotidiana

Por ¡Salú la barra!

La gastronomía forma parte de la cultura de un pueblo. Comemos lo que tenemos a mano: nosotros, en Argentina, carne de vaca, y los japoneses, cereales, vegetales y pescado.

Pero en la elaboración de los insumos básicos es donde empieza la magia.

Podríamos decir que tenemos en nuestro país varias cocinas. La del norte, rica en guisos, empandas, potajes, tamales; la de río, con sus pescados. O la del centro del país, la serrana, con el chivito, su gran exponente. La del sur, con la trucha patagónica y el cordero como platos estrella. La porteña, una cocina ecléctica, síntesis de nuestros antepasados, sobre todo españoles e italianos. Y finalmente la nacional: el asado.

Pero también nos caracterizamos por las libaciones, las bebidas que nos acompañan en este paisaje que es la comida. Los vinos, tanto los de Cuyo como los del Norte; también los de la Patagonia y los más jóvenes, los de la llanura pampeana. Y los aperitivos y las espirituosas, esas bebidas que acompañan lo que llamamos "la picada". Algunas de receta importada y origen transatlántico pero elaboradas acá; otras directamente creadas en nuestro suelo. Por eso queríamos iniciar la serie con esta bebida más que centenaria y genuinamente argentina.

Señoras y señores, con ustedes: AMARGO OBRERO