Independencia Económica

Estrategia post pandemia

La recién lograda refinanciación de gran parte de la deuda externa permite recuperar cierta soberanía para estructurar un plan económico que siente las bases para salir de la crisis actual. Pero ¿qué modelo de país proyectamos?

Por Hernán A. Pini,

Secretario de Industria de la Confederación General Económica de la República Argentina


“Cuando teníamos todas las respuestas, nos cambiaron las preguntas”, decía Benedetti. Y así pareció pasarle al gobierno nacional. Cuando apenas comenzando su gestión, el presidente Alberto Fernández enumeraba en el Congreso Nacional las medidas que conformaban la estrategia de su primer mandato, y días después se desataba una pandemia sin precedentes en el mundo, que cambió el tablero de situación y obligó a replantear prioridades.

Cuando a principios de marzo de este año algunos describían la lucha contra el Covid-19 como una guerra no se equivocaban. Desde entonces estamos en guerra, en el mundo entero, contra un enemigo que apenas si le pudimos poner un nombre, pero que no podemos ver a simple vista, una situación que desnudó la falta de anticipación del planeta frente a una epidemia que venía amagando desde hace ya unos años y que demostró la debilidad del sistema económico globalizado.

Como en toda guerra, que dista todavía de terminar, los costos son incalculables. La única herramienta de combate es el aislamiento y la cuarentena, como en la Edad Media; y, como un efecto dominó, la maquinaria del mercado y la hiperproducción de bienes y servicios se detuvo. Un escenario propio de una película de ciencia ficción, solo que esta vez es real.

“La humanidad aún no comprendió la profundidad de la crisis que se avecina y que será muy, muy profunda en términos de recesión, de desempleo, de miseria, del costo que insumirá la resurrección. Creo que aún no se comprendió realmente lo que ocurre. Quiero decir, todos los países de Occidente y muchos otros de diversas partes del mundo inyectaron tanto dinero en el mercado a través de sus bancos centrales que están ‘escondiendo’ la realidad de la crisis. Eso permitirá ‘disfrazar’ la crisis, en una primera etapa, posponer sus consecuencias y llevar a las personas a pensar que será de fácil solución, con la mera impresión de dinero, pero eso no es verdad”, dijo Jacques Attali, fundador y primer presidente del Banco Europeo para la Reconstrucción y el Desarrollo.

En el plano local, el sistema productivo argentino también está sufriendo los embates de esta cruda realidad, y en particular las Pymes, que venían de sufrir los cuatro años del gobierno de Macri, quien, siguiendo la receta de Martínez de Hoz, privilegió la timba financiera en detrimento de los sectores que producen.

Salvo algunos sectores esenciales, el resto está pasando por una situación crítica, a tal punto que se habla incluso de empresas zombis, es decir, continúan caminando porque consiguen algún tipo de financiación o subsidio, pero están muertas. Se presume que a los sectores ligados a "la economía de la vida" —salud, educación, alimentación, mundo digital— les irá muy bien; otros, en cambio, serán más difíciles de gerenciar.

La recién lograda refinanciación de gran parte de la deuda externa despeja el fantasma de un inminente default y permite tomar un poco de oxígeno y recuperar cierta soberanía para estructurar una estrategia económica, que siente las bases para la salida de la actual crisis. Pero ¿cuál es la salida? ¿Qué modelo de país proyectamos? ¿Qué mundo encontraremos?

El maestro Aldo Ferrer, en su libro Vivir con lo nuestro, nos dejaba esta reflexión: “La experiencia histórica del país y del resto del mundo revela que las estrategias fundadas en la hegemonía irrestricta de los mercados y los factores exógenos no generan condiciones de desarrollo económico y social de largo plazo. De allí que la reactivación de la producción industrial en la actualidad y, en un sentido más amplio, del desarrollo del país, descansen esencialmente en el ahorro interno, las exportaciones, el mercado nacional y el talento acumulado en los recursos humanos del país. Al fin y al cabo, nueve de cada diez trabajadores producen para el mercado interno; más del 90% de la inversión se financia con ahorro doméstico y otro tanto de la producción se destina al mercado nacional. En un mundo global es esencial la afirmación del propio potencial para proyectarse a los mercados internacionales. Y es preciso también conservar un grado suficiente de autonomía en el manejo de la política macroeconómica. Esta es la experiencia, sin excepciones, de los países exitosos”.

La pandemia nos deja varias lecciones: entre otras, que el Mercado por sí solo no resuelve nada y que para salir de esta situación necesitamos más y mejor Estado. Pero la que más me interesa destacar es la siguiente: el Presidente, consciente de su desconocimiento en la materia para enfrentar al Covid-19, formó un consejo de profesionales de primer nivel que lo asesora para poder tomar las mejores decisiones; pues bien, para planificar el desarrollo del país debe recorrer el mismo camino.

Señor Presidente, llámelo IAPI, CONADE, Consejo Económico y Social, en realidad poco importa el nombre, lo que sí es imperioso es que usted forme un grupo de referentes de la industria, del agro, y de todos los sectores productivos del país, para desarrollar de una vez y para siempre una Nación económicamente independiente, socialmente justa y políticamente soberana.