El sistema muscular logra transformar la energía química en energía mecánica, todos esos procesos los realiza nuestro organismo de forma continua para poder realizar la contracción muscular. Esta transformación de energía se realiza mediante dos vías metabólicas principalmente .
La vía anaeróbica cuando existe déficit de oxígeno y la vía aeróbica cuando en presencia de oxígeno nuestro cuerpo es capaz de obtener energía.
Dentro de la vía anaeróbica tenemos presentes dos sistemas de obtención de energía en los entrenamientos:
Aneróbico aláctico: este sistema nos permite generar ATP a partir de una molécula de ADP y una de fosfocreatina sin necesidad de emplear oxígeno. Este sistema es el más rápido que tiene el organismo y se emplea para esfuerzos máximos y períodos de tiempo cortos.
Anaeróbico láctico: esta es otra de las formas de obtención de energía sin presencia de oxígeno. Mediante la glucólisis, se transforman los carbohidratos (glucógeno o glucosa) en ácido láctico o pirúvico y formar de igual modo ATP a un buen ritmo por minuto.
Dentro de la vía aeróbica la energía como se ha indicado anteriormente, se obtiene siempre en presencia de oxígeno y es el más lento de todos los procesos, en cambio, nos permite trabajar durante mucho más tiempo, aquí el factor que limita el rendimiento es el tamaño de los depósitos de glucógeno de cada deportista.
Esfuerzos cortos e intensos: sistemas que no necesitan de oxígeno; glucólisis y creatinafosfato.
Esfuerzos de larga duración: sistema con presencia de oxígeno (oxidación aeróbica) empleando hidratos de carbono y grasas como combustible
Aunque se suele hablar de vía aneróbica y aeróbica como dos formas obtención de energía diferentes, siempre existe una mezcla entre ambos sistemas, ya que trabajan de forma coordinada y predomina siempre uno sobre el otro en función de diferentes factores, el más importante es la presencia de mayor o menor cantidad de oxígeno.