En biología, los músculos son estructuras o tejidos existentes en el ser humano y en la mayoría de los animales que tienen la capacidad de generar movimiento al contraerse y relajarse.
El tejido que forma el músculo se llama tejido muscular y está formado por células especializadas llamadas miocitos que tienen la propiedad de aumentar o disminuir su longitud cuando son estimuladas por impulsos eléctricos procedentes del sistema nervioso.
Existen tres tipos de tejido muscular:
Tejido muscular estriado que constituye los músculos voluntarios.
Tejido muscular cardíaco que forma el corazón.
Tejido muscular liso: que se encuentra principalmente en la pared del aparato digestivo, bronquios, vasos sanguíneos, vejiga urinaria y útero.
En el cuerpo humano y en todos los vertebrados, los músculos estriados están unidos al esqueleto por medio de los tendones y son los responsables de la ejecución de los movimientos corporales voluntarios. El músculo cardíaco y el músculo liso se contraen de forma automática por los impulsos que reciben a través del sistema nervioso autónomo.
La unidad funcional y estructural del músculo esquelético es la fibra muscular o miocito, varias fibras musculares se agrupan para formar un fascículo, varios fascículos se reúnen y forma el músculo completo que está envuelto por una membrana de tejido conjuntivo llamada fascia. El cuerpo humano contiene aproximadamente 650 músculos estriados.
Como hemos visto anteriormente el músculo es el único tejido de nuestro cuerpo capaz de generar fuerza y potencia para mantenernos en pie, movernos y realizar las actividades de la vida diaria pero además interviene en una gran cantidad de funciones metabólicas muy significativas.
El músculo es la principal reserva de proteínas del organismo, y es un importante regulador de los niveles de glucosa en sangre. Ayuda a regular la temperatura corporal, y se comporta como un órgano endocrino muy interesante, ya que participa en la respuesta inflamatoria del organismo y, sobre todo, es el tejido que más contribuye en el consumo de carbohidratos y grasas, ya que el 80% de la energía (calorías) que consumimos son utilizadas por nuestra musculatura.
Viendo su importancia y la gran cantidad de funciones y procesos en los que interviene, es lógico comprender las graves consecuencias para nuestra salud de tener una baja masa muscular y de los efectos de la falta de actividad física o de la sarcopenia, que es la pérdida de masa de músculo esquelético durante el envejecimiento.
La falta de masa muscular se asocia directa o indirectamente a una menor supervivencia general y una mayor probabilidad de sufrir algunas enfermedades metabólicas y cardiovasculares como, por ejemplo:
Incremento del riesgo de osteoporosis
Incremento del riesgo de diabetes
Incremento del riesgo de obesidad
Incremento del riesgo de caídas y fracturas
Incremento del riesgo de enfermedades cardiovasculares
Incremento del riesgo de complicaciones posoperatorias y mayor estancia en el hospital
Incremento de enfermedades pulmonares como la EPOC
Mediante el ejercicio regular se reducen los riesgos de sufrir la pérdida de masa muscular y, por tanto, de exceso de peso y de las complicaciones metabólicas y enfermedades asociadas que veíamos antes. La comunidad científica ha reconocido plenamente los poderosos efectos del ejercicio en la prevención y el tratamiento de las enfermedades metabólicas, incluso demostrando ser más beneficioso que algunos medicamentos.
Según nuestra experiencia es suficiente con 2 sesiones de 30-60 minutos a la semana para conseguir mejorar nuestra masa muscular y ganar fuerza. Mantenerse fuerte y sano a través del fortalecimiento muscular orientado a la salud es el principal beneficio que podrás conseguir con la metodología de entrenamiento que utilizamos en Wunder Training.
Si quieres remediar la pérdida de masa muscular y combatir todos los efectos perjudiciales que se derivan contacta con nosotros. Diseñaremos contigo tu plan de entrenamiento personalizado, incorporando el ejercicio y la actividad física a tu vida. Mantente fuerte y sano ejercitando tus músculos.
¿Qué es un musculo agonista y antagonista?
Se denomina, pues, músculo agonista a todo aquel cuya acción es neutralizada, anulada, por otro músculo denominado antagonista.
¿Qué es músculo antagónico?
Los músculos antagonistas realizan la acción contraria al agonista. Se oponen a la acción del movimiento pero no lo suficiente como para impedir el movimiento.
CONTRACCIÓN AGONISTA Y CONTRACCIÓN ANTAGONISTA
Según lo ya referido cabe distinguir dos tipos de contracción: la agonista y la antagonista. La contracción agonista es aquella que provocando la flexión de determinada estructura (flexión de un brazo, por ejemplo, mediante la que un individuo aproxima hacia sí algo aprehendido con la mano) implica un acercamiento o aproximación, muchas veces con claros tintes de agresión a un objeto dado. La contracción antagonista, por el contrario, es aquella que provocando la extensión de determinada estructura (extensión de un brazo, por ejemplo, mediante la que un individuo aparta, lejos de sí, algo) implica un alejamiento o separación, no pocas veces sinónimo de evasión, de un objeto dado.