Miguel Hernández
Oficiales de la VI División

Dejad los mapas y los cartapacios,

y ese color caído de estudiantes.

Es hora de entregar a los espacios

vuestra imaginación de comandantes.


Ya sois los oficiales de la vida

en esta Sexta División; dorada,

por avasalladora y decidida;

verde, por joven; por hiriente, espada.


Sed, por encima de los meridianos,

las latitudes y los hemisferios

las ametralladoras y los planos,

hombres alegres, pero yunques serios.


El enemigo del herrero ataca,

con una sed armada de invasores,

la región donde vence la albahaca:

marchad al contraataque hasta con flores.


Que nadie os haga nunca prisioneros,

si no es tierra triunfante y española

aconsejada por los limoneros,

la libertad, un sueño de amapola.


No vea entre nosotros ni un vencido,

y que por vuestro arrojo constelado

llevéis al pecho un cielo anochecido

con todos los luceros del soldado.


Porque nadie pondrá más luz en ellos,

para vosotros la mujer y el día

con su vasto dominio de cabellos,

su juventud y su topografía.


Cuando los impotentes cañonazos

detengan los retumbos y las ruinas,

vuestros serán las bocas y los brazos,

y todas las miradas femeninas.


Con vosotros vendrá la primavera

de la herida cerrada y de los panes.

Y ha de alabarse el vientre y la cantera

de donde habéis nacido capitanes.