Georg Trakl
De Profundis
La cámara mortuoria de noche llena
mi padre duerme, yo estoy de vela.
Del muerto la rígida cara
en luz de cirios tiembla blanca.
Las flores huelen, la mosca zumba,
mi corazón insensible mudo escucha.
El viento en la puerta golpea bajito,
aquélla se abre con claro crujido.
Y fuera susurra un campo de espigas,
en la bóveda celeste el sol crepita.
De frutos llenos arbusto y árbol,
en el aire mariposas y pájaros.
En el campo los campesinos siegan
en el hondo silencio de la siesta.
Yo me santiguo ante el cuerpo presente
y en lo verde se pierde mi paso silente.