Georg Trakl
El otoño del solitario
Vuelve el oscuro otoño lleno de frutos y abundancia,
fulgor amarillento de hermosos días de verano.
De los mustios despojos nace un azul inmaculado;
el vuelo de los pájaros habla de antiguas sagas.
Pisado está ya el vino, lleno el dulce silencio
de respuestas suaves a preguntas sombrías.
Y aquí y allá una cruz sobre colina yerma;
en el bosque rojizo se ha perdido un rebaño.
Las nubes vagan sobre el espejo del estanque;
reposa el labriego con gesto tranquilo.
Muy levemente roza el ala azul del crepúsculo
un tejado de paja seca, la tierra sombría.
En las cejas del cansado han de anidar muy pronto las estrellas;
a las tristes estancias vuelve una silenciosa humildad
y se asoman ángeles con suavidad en los ojos azules
de amantes que dulcemente sufren. El cañaveral
murmura; un horror descarnado nos invade
cuando el negro rocío cae de los sauces desnudos.