La palabra proviene del inglés, que fue adquirida del galés antiguo, y está compuesta por “crom” (curvado) y “lech” (piedra plana). Por lo tanto, se trata de un monumento megalítico formado por una serie de piedras o menhires hincados en el suelo que cercan un espacio de terreno llano de forma circular o elíptica.
A diferencia de los monumentos megalíticos vistos hasta el momento, los cromlechs son más escasos. Sin embargo, a la hora de fijar su funcionalidad encontramos las mismas dudas, lo que da pie a múltiples hipótesis. La principal es la que sostiene que fueron construcciones de carácter funerario, de todas formas hay quienes los relacionan con la astronomía, señalando que podrían tratarse de observatorios de estrellas o de ciclos de la luna; tesis muy estudiadas para el caso de Stonehenge.
En nuestro caso, fueron denominados “harrespilak” que sinifica circulo de piedras. Asimismo, también son conocidos como “baratzak” (huertos; tradicionalmente se utiliza para designar necrópolis prehistóricas) y, generalmente, unidos a personajes mitológicos como los jentiles o los mairu/maide: “jentilbaratzak” y “maide-baratzak”.
A diferencia del resto de Europa, los ejemplares de Vasconia son de pequeño tamaño, con un diámetro general entre los 5 y los 6 metros. Además, suelen encontrarse en collados o cimas redondeadas superiores a los 1.000 metros y, en ocasiones, rodean un túmulo e incluso un dolmen.
En nuestra tierra se han realizado distintos estudios arqueológicos que vienen a señalar que los cromlechs se trataban de monumentos claramente funerarios, datándose desde el Bronce Tardío ( 1.200 a.C.) hasta comienzos de la Edad del Hierro. En el centro se han encontrado receptáculos enterrados para guardar las cenizas de los difuntos. Incluso en algunos casos se ha encontrado un cofre rectangular de lajas de 1 metro por 60 cm, compuesta por cuatro losas laterales y otra más a modo de cubierta. En la mayoría de las ocasiones, las cremaciones corresponden a varones adultos y su situación próxima a las rutas de transhumancia parece indicar que son sepulturas que encierran restos incinerados de pastores vascos.
Cabe destacar de que en los términos del Valle de Goñi no hay constancia de la existencia de monumentos megalíticos de este tipo, ya que estos se ubican en territorios contiguos pero fuera de sus limites. Sin embargo, esto no es una afirmación definitiva, ya que con el paso del tiempo podría aparecer algún monumento de este tipo. Por lo tanto, en caso de un hallazgo de este tipo animamos a las personas implicadas a contactar con nosotros y con las autoridades pertinentes.