Al hablar de Roma, se nos viene a la mente el Gran Imperio romano, y no es para menos, a ellos les debemos muchas de las cosas que actualmente tenemos. Además, el Imperio romano nos dejó una serie de instituciones, no solo en el ámbito político, sino también, instituciones sociales, culturales y religiosas.
El Imperio fue el sistema de gobierno que utilizaron los romanos durante la época Imperial (27 a.C-1453 d.C), y que estaba en manos de una sola persona, el emperador. Esta forma de gobierno se inauguró,con el emperador Augusto (27 a.C-14 a.C). El senado, que en las etapas anteriores como la república, era la principal institución política de la ciudad de Roma, se queda solo y exclusivamente como una institución donde se apoyaban los emperadores durante su poder político.
Durante esta última etapa,la ciudad de Roma se caracterizó por su gobierno autocrático, es decir, un gobierno liderado por los emperadores más famosos del momento. Gracias a esta forma de gobierno, el poder romano llegó a límites impensables en aquellos momentos.
Durante el Imperio muchas de las instituciones presentes durante la monarquía o la república que representaban a los ciudadanos van disminuyendo su poder e importancia frente a la figura del imperator (máximo poder militar).
Octavio Augusto (27 a.C-14 a.C) con quien empezó el poder imperial de Roma, reunió en su persona todas las instituciones políticas del gobierno republicano. Asumió todos estos cargos de manera vitalicia, es decir, asumió todos estos cargos tanto para él como para su sucesores, comenzando así el poder imperial, un poder muy centralizado. Las instituciones republicanas sólo tenían un poder simbólico. El emperador contaba en su gobierno con un consejo privado, elegido enteramente por él. Este consejo sustituye al ya antiguo senado. El ejemplo del gobierno de la ciudad de Roma, se tomó como modelo en el gobierno de las provincias.
Si por algo se caracterizó el Imperio romano, y por conclusión, el poder imperial, fue por la figura del emperador. Estos se negaron a ser denominados reyes, ya que de alguna manera seguían ligados a algunas instituciones republicanas. La figura del emperador viene heredada del tiempo de los faraones. Tanto los faraones como los emperadores eran considerados semidioses, incluso se llegaba a decir que ambos llegaban a sus puestos por la gracia de los dioses, por lo que muchas veces se construían estatuas y se pintaban cuadros en su honor. Esto fue muy común durante el Imperio romano.
Dentro de los poderes del emperador se encontraba la de controlar el Senado. Dentro de este, el emperador abría y cerraba cada sesión, impone las reglas y regulaciones que el senado debía seguir y se reunía con los embajadores extranjeros en nombre del senado.
Sin embargo los poderes más importantes de la figura del emperador fueron:
Otro de los poderes más importantes que concentraba la figura del emperador fue la del Pontifex Maximus, este cargo le hacía el principal administrador de todos los asuntos religiosos que se celebrarán dentro del Imperio. Además tenía otras funciones como la de consagrar los templos, controlar el calendario romano(añadiendo o quitando días según el viera necesario), dirigir el Collegium Pontificum, donde se encontraban los sacerdotes de más importantes, o la de resumir el dogma de la religión romana (un texto que recogía la verdad revelada por la religión romana y que nadie podía poner en duda). Además tenía el poder de llevar a cabo todas la ceremonias religiosas que se llevarán a cabo.
En el año 23 a.C, Augusto daría legalidad al poder del emperador. Le otorgaría los poderes del tribuno, que dan la capacidad al emperador de perdonar a cualquier civil por cualquier acto penal que cometiera. El Tribunado del emperador le dio el derecho de reunir al senado cuando él viera oportuno e incluso proponer propuestas al mismo, al igual que la posibilidad de rechazar cualquier idea propuesta por cualquier magistrado. El lado negativo, fue que el Tribunado le dió todos estos poderes dentro de Roma, por lo que podía ponerlos en práctica en las provincias, por lo que necesitaría otro poder para impedir el poder de los cónsules y gobernadores dentro de las provincias.
Para resolver el problema, Augusto intentó otorgar al emperador dos tipos diferentes de imperium, el primero como cónsul, lo que le otorgaba el la máxima magistratura dentro de Roma, y el segundo le daba el título de Imperium Maius, que le daba el poder tanto dentro como fuera de Roma,es decir, como un procónsul. Con este cargo los emperadores obtuvieron la autoridad sobre todo los gobernantes provinciales, además de el mando supremo sobre todas las legiones del Imperio.También, los emperadores tuvieron la posibilidad de nombrar a los gobernadores de las provincias, sin necesidad de que el Senado interviniera.Los emperadores incluso tenían el derecho de veto sobre todo los gobernantes provinciales, e incluso sobre el cónsul de cada provincia.
Durante el Imperio Romano, Roma alcanzó su esplendor,no sólo culturalmente, si no que también, consiguió su máxima extensión territorial, ocupando casi toda Europa y rodeando el mar Mediterráneo.
El ejército tuvo mucho que ver en esta expansión,pero hubo otra serie de factores que hicieron que el Imperio Romano se fuese extendiendo rápidamente por casi todo el mundo:
LENGUA
Los romanos a medida que iban conquistando nuevos territorios, les iban instituyendo una lengua común en todo el Imperio, el Latín. De esta forma la comunicación entre todo el territorio imperial sería más cómoda y rápida.
COSTUMBRES
De igual manera que con la lengua, también inculcaron todas sus costumbres a los nuevos territorios, para que todos celebraran lo mismo y de misma forma y así evitar que cada nueva provincia tuviera costumbres distintas a Roma
RELIGIÓN
Los romanos impusieron su religión a sus nuevas conquistas, para que todas celebrarán los cultos a los mismos dioses,y evitar que cada provincia adoptara nuevos dioses o una nueva forma religión distinta a la del resto del Imperio.
COMODIDADES
Gracias a las viviendas, infraestructuras, ocio.....los romanos consiguieron tener tanta extensión y conseguir que los nuevos territorios estuvieran cómodos y no se sintieran controlados ni extorsionados.
Todo esto se complemento con una gran red de calzadas que unían todos los puntos del Imperio, con las grandes ciudades, como eran Roma o Emerita Augusta (Mérida), y permitió el traslado de todos los ciudadanos a distintas provincias del Imperio.