SONYA KOWALESKAYA

SONYA KOWALESKAYA o SOPHIE KOWALEWSKY

1850 – 1891

En 1850 nace en Moscú Sonya Kowalewskaya, de una familia de la pequeña nobleza, hija de un general de artillería. En su libro de memorias Una infancia rusa, Sonya nos cuenta sus curiosos primeros contactos con la matemática. Al pintar su casa, uno de los cuartos de los niños se empapeló provisionalmente, para secar las paredes, con hojas de un libro de cálculo infinitesimal de un famoso matemático ruso. Sonya nos dice: «Pasé muchas horas ante aquellas paredes misteriosas, tratando de descifrar algunas frases y de reconstruir el orden en que las hojas se sucedían unas a otras». ¡La fascinación y el misterio del lenguaje matemático! Sonya se casó, a. los 18 años, con un estudiante de geología, con el único objeto de obtener su propio pasaporte y tener libertad para viajar por Europa. Así lo hizo a Heidelberg, una de las más antiguas y liberales universidades alemanas la que estudió, con un permiso especial, durante casi dos años, física y matemáticas. Se entera de que en Berlín enseña el prestigioso Kart Weierstrass (l815-1897), y allí se traslada en 1870. Así se encuentran el ya maduro profesor, 55 años, y la joven, inteIigente y bella alumna; y, como no le permiten asistir a clase, la·dirige personalmente, con gran dedicación, durante los cuatro años siguientes de intenso trabajo conjunto. Se produce una especie de romance «matemático-platónico» que, años más tarde, calificaría el viejo profesor como «su debilidad».

Weierstrass consigue para Sonya el grado doctoral en la universidad de Gotinga, que ya había concedido ese grado académico a otra mujer: Sophie Germain. Doctora y sin cátedra, Sonya vuelve a San Petersburgo a los 24 años y, durante nueve años, abandona la matemática y se dedica a otras tareas: hace periodismo, poesía, y escribe una novela. En 1883, al fin, es invitada a enseñar en la nueva universidad de Estocolmo. Cinco años después, en 1888, la Academia de Ciencias de París le concede el Gran Premio por su investigación en mecánica racional con un trabajo sobre la integración de las ecuaciones del movimiento para un cuerpo sólido rotando alrededor de un punto fijo. Es elegida miembro de la Academia de San Petersburgo y ocupa una cátedra remunerada en la universidad de Estocolmo. Hasta que, en 1891, muere de una severa gripe.