MARMOL AMBAR 57 cm
CALIZA DE BINISSALEM 65 cm.
CALIZA DE BINISSALEM 82 cm.
Mármol blanco 53cm.
PIEDRA DE SANTANYI
115 cm.
MARMOL AMBAR 78CM.
CALIZA DE BINISSALEM 65 cm.
CALIZA DE BINISSALEM 74 cm.
Mármol blanco 50cm.
PIEDRA DE BINISSALEM 60 cm.
PIEDRA DE SANTANYI 125 cm.
Carlos Morales Arranz nació en Valencia hace mas o menos 55 años, pero eso fue por casualidad. Lo que no lo fue, lo que le incumbió a el a su voluntad, como las demás cosas que ha decidido, fue ser escultor, pasarse la vida con el cincel y el mallete buscando formas, desbastando la piedra, el mármol de Binissalem, o el ámbar de distintos colores y vetas. Materiales obtenidos de del silencioso mundo mineral, inanimado, y también de residuos menos nobles en su origen aunque igualmente validos para el arte neo-expresionista o neo-romántico.
Cabria decir que no hay materiales nobles, si no cinceles capaces de ennoblecerlos. Cinceles capaces de provocar sensaciones y emociones más o menos fuertes. Cuerpos y objetos que desean que los espectadores los acaricien. Son vivencias compartidas entre el artista y quienes se acercan a su obra sin prejuicios, observándola con simpatía (capacidad de sentir con el autor) y sin preguntar lo que el autor no puede responder. Sin preguntarle al creador, por ejemplo, que quiere decir o que quiere expresar con su obra, con cada una de sus obras. El artista hace la obra para si mismo, descubriéndola en la medida que la va creando y descubriéndosela a si mismo, como medida de todo lo que crea. No dando nombre a sus criaturas, imita al Creador, que lo dejo para que lo hicieran los hombres.
Carlos Morales, que estudio en la Escuela de cerámica de Madrid, y desde hace dieciocho años viene esculpiendo ininterrumpidamente, como profesión, ha realizado desde Cristo o Mossen Alcover, que podemos identificar obvias razones, hasta formas abstractas e innominadas, que van según mi percepción, desde la representación plástica del fuego, como expresión del movimiento vivificante, hasta la sensualidad femenina, antesala de la creación mas perfecta.
La obra a la que ahora nos enfrentamos es una proposición para la comunión con el espíritu del arte. Un sentido y una sensibilidad que llama a la participación. Una proposición casi religiosa con el artista como oficiante de la ceremonia. Pues es quien individualista, del barro o la piedra o el mármol, saca cuerpos con todas las dimensiones, a los que no se atreve a decir que se levanten y anden porque podría parecer un sacrilegio y, nuestro artista es respetuoso con las cuestiones trascendentes
ANTONIO VERD NOGUERA
MARMOL AMBAR 74 cm.
CALIZA DE BINISSALEM
57 cm
CALIZA DE BINISSALEM
Marmol rosa 53 cm.
PIEDRA DE BINISSALEM 69 x41 cm.
"Cuando creíamos que teníamos todas las respuestas, de pronto, cambiaron todas las preguntas" M. Benedetti