Aldo Lavagnini en el Manual del Aprendiz dice:
"La disciplina del silencio es una de las enseñanzas fundamentales de la Masonería. Quien habla mucho, piensa poco, ligera y superficialmente. Generalmente, su visión de las cosas será estrecha e inflexible y por consiguiente, no tendrá elementos para valorar nuevas ideas u horizontes. Por eso, la Masonería busca que sus adeptos se hagan mejores pensadores que oradores."
Podemos definir al masón como un hombre libre e iniciado cuya principal actividad es la búsqueda de la verdad. Generalmente el masón es un hombre dado al debate, a hablar por los codos, dicen, ejemplo tenemos en un ágape no ritualistico, bien alejado de los refectorios monacales….. Entonces ¿porque esa manía con el silencio¿
Las logias especulativas nacieron en los ambientes urbanos y tabernarios, y han bebido de los entornos de los obreros de la construcción, y sí uno conoce medianamente este ambiente, o las cofradías artesanales de uno u otro tipo (canteros, carpinteros, leñadores, albañiles etc.) de sobra sabe que esos entornos son poco dados a la mística del silencio, pues la comunión nace de la palabra que trasmite el conocimiento, y en aquellos viejos gremios que tanto admiramos convivían los alegres y charangueros cofrades de la corporación y los monjes que tenían otro lenguaje, otras sinergias y otra mística, cada uno tenía su tiempo su espacio y ocupación.
Cuando el Venerable Maestro pide silencio al abrir los trabajos de la Logia, nos está aislando de preocupaciones externas y establece en nuestra mente, las condiciones del silencio interior. Al mismo tiempo, nos permite desarrollar con más claridad las ideas y conceptos. Saber callar es tan importante, o más, que saber hablar. El arte de la palabra hablada no se podrá apreciar, si antes no hemos aprendido el valor del silencio.
El silencio no es solo el no hablar. Está unido a una actitud contemplativa donde se debe apreciar la realidad sin condicionarla con prejuicios. Las culturas orientales sostienen que el que domine el silencio, domina la palabra; y las artes marciales nos enseñan que quien domine la quietud domina el movimiento. Así se puede decir que un deseo intenso de conocer o resolver algo sumado a una actitud silenciosa, contemplativa y abierta a recibir la información deseada sin prejuicios es necesaria en la búsqueda de la verdad.
La toma de una decisión, o la resolución de un problema podrían compararse con beber agua de un rio. No hay que tener prisa, hay que esperar que se posen los sedimentos que están en suspensión y no nos permiten ver con claridad. Y es la quietud o el silencio interior lo que nos permite ir más allá de nuestra ansiedad, es lo que hace que las emociones se asienten para poder ver con claridad.
Hay quien necesita saber qué quiere, y para tomar una decisión, piensa. Pero el pensar y el sentir van por caminos diferentes, y el silencio interior, permite que quienes seamos salga a la superficie y así, poder decidir. Miguel Psello refiriéndose al conocimiento intuitivo dice que "cuando lo alcanzamos, vemos pero no razonamos ni nos percatamos de lo que pensamos, por que el discurso racional, es una forma inferior del conocimiento".
Pararse ante la vida con este silencio interior implica no poner nuestro ego como mediador, y captar el mundo más allá de nuestra vanidad. Se dice que los ríos más profundos son los más silenciosos. .
Cuando vamos a un concierto no esperamos a oír la música para callarnos, sino que nos callamos para poder oír la música. Así también en Logia, nos callamos para permitir que la masonería entre en nosotros. Además se debe adoptar una actitud de respeto hacia el que habla. Al mismo tiempo quien habla debe ser breve y conciso, sabiendo qué va a decir antes de ponerse en pie.
El silencio no tiene por qué ser un estado maléfico o negativo del que haya que huir. Dos personas unidas por amor o amistad pueden pasar mucho tiempo en silencio. El silencio del amigo no asusta, el de un desconocido, por lo menos, causa sospecha. Por eso existen palabras que Jakobson llamaba fáticas cuya única función es llenar un espacio de silencio para deshacer miedos o sospechas. En el ascensor hablamos del tiempo o preguntamos a la gente cómo les va, simplemente para evitar la incomodidad que produce el silencio. Una acción parecida a la costumbre de estrechar la mano, como signo de no llevar armas.
La meditación, la contemplación mística y la vida en monasterios no serian posible sin el silencio. La biblioteca y la iglesia son los espacios del buen silencio. En la sociedad moderna hay algo de patológico respecto al silencio, parece como si hubiera hecho de él el enemigo que hay que suprimir. Nuestros ambientes público y privado están invadidos continuamente por el ruido, el sonido y la palabra. El silencio no es una cualidad que los arquitectos y planificadores tengan en cuenta; al contrario, parece como si hubiera una política de priorización del ruido por el silencio,. La civilización tecnológica actual puede entenderse casi como una exorcización del silencio, en la que se manifiesta su ansia de dominio y poder. Hay que mantener distraída y ocupada a la gente. La radio encendida en el coche o en el local público, la televisión en el café o en medio de la conversación parece ser el medio de ahuyentar toda autonomía en el pensar.
El ambiente de secretismo que rodea a la Masonería, para el profano, es la característica más extraña de la Orden. Esta impresión viene a corroborarse y fortalecerse en la Iniciación y en los grados siguientes de manera suficiente para que, quien haya pasado por todas estas ceremonias, no pierda jamás de vista su deber de Silencio masónico. En Masonería el silencio parece que tiene un solo significado, pero cuando reflexionamos sobre el concepto en términos de masonería encontramos que adquiere múltiples proyecciones.
Powell plantea dividir el estudio en dos aspectos, es decir, el del Secreto y el del Silencio. El primero es el aspecto externo y exotérico, y el último es el interno o esotérico. Afirma que el silencio es esencialmente espiritual…. Desde que el aprendiz entra al espacio masónico, comenzando por el vestíbulo del templo, experimentará el silencio. Aun cuando no se le diga que debe guardar silencio, el golpe psicológico de ir vendado y pisar un lugar desconocido, donde encontrará personas desconocidas, le obligará a guardar silencio. Comenzando con el aprendiz, quien en todo momento debe guardar silencio absoluto. El Masón se enfrenta con un espacio lleno de objetos e imágenes cuyos significados se le irán revelando gradualmente, tanto por la observación como del estudio.
En las Artes (curioso y ambiguo sustantivo, ya que es masculino en singular y femenino en plural) el silencio tiene expresión de muy distintas formas. El arte comprende tanto el proceso creativo por parte del artista como el del espectador al apreciar la obra, así como la propia obra.
Se ha interpretado el silencio en las artes como el inicio del proceso creativo en el cual el artista debe contemplar, reflexionar, buscar en su interior, aun cuando su obra pueda expresar algo fuera de sí mismo como un objeto o un paisaje. La mayoría de los artistas trabajan en soledad, lo que se puede interpretar como en silencio, aunque no necesariamente trabajar en soledad significa en silencio.
La apreciación artística depende de la experiencia sensitiva en todos los aspectos por lo que se entrelazan las sensaciones táctiles, visuales, auditivas y hasta en ocasiones, del gusto y el olfato. Auguste Renoir solía decir que quería lograr “un rojo que sonara como una campana”. Tradicionalmente en la música, una “pausa musical” define el silencio. En las pinturas de Malevich, Blanco sobre blanco y Negro sobre negro, se puede apreciar un silencio visual, por la ausencia de contraste, mientras que por el contrario en otras como Negro sobre blanco y debido a este contraste mayor, se puede interpretar como un sonido alto. En prácticamente todas las disciplinas artísticas el silencio es un componente clave. En teatro, por ejemplo, los silencios son herramientas tan importantes, que cada pausa construye el texto. A veces un silencio puede decir mucho más que las palabras. Los mimos trabajan una expresión corporal no auditiva, el silencio por lo tanto es esencial tanto en los artistas como en el público.
El silencio en la Masonería es esencial para el aprendizaje del Primer Grado especialmente, pero además se espera que todas las Ceremonias y Tenidas se den en un ambiente de formalidad donde impere el silencio con la excepción de cuando se le dispensa.
El ambiente de secretismo que rodea a la Masonería, para los profanos, es la característica más extraña de la Orden. Esta impresión viene a corroborarse y fortalecerse en la Iniciación, y en los grados siguientes de manera suficiente para que, quien haya pasado por todas estas ceremonias, no pierda jamás de vista su deber de Silencio masónico. Hay algunos masones que ponen en tela de juicio, la necesidad de semejante secreto. Hasta los más ortodoxos dudan cuando tratan de determinar cuál es el valor práctico del silencio que prometieron guardar, y es difícil que puedan evitar una sonrisa incrédula ante la idea de dar gran importancia a unos cuantos útiles y palabras secretas, cuya divulgación no podría ocasionar grandes trastornos, mas aun cuando prácticamente todo lo podemos encontrar sin demasiado trabajo en internet.
Esto podría dar origen varias interpretaciones, por lo cual debemos ver dos aspectos, el del Secreto y el del Silencio. El primero es de aspecto externo y exotérico, y el último es el interno o esotérico. El secreto es un recurso de defensa relativamente fácil ante el mundo exterior. Por el contrario, el silencio es esencialmente espiritual, y no tiene nada que ver con las conveniencias mundanas.
Existen muchas razones para que la Francmasonería guarde el secreto externo, pues, si bien hoy día ya no estamos perseguidos (???) sí conservamos la tradición de otras épocas, no tan lejanas en las que la vida estaba en continuo peligro.
Mark Twain decía “la verdad es nuestro tesoro más preciado y, por lo tanto, debemos economizarla”……….una gran verdad.
En el silencio solitario de nuestros corazones es donde descubrimos las grandes experiencias de la vida y del amor.
No hay nada que sea tan flexible como el silencio. Lejos de ser únicamente una negación del sonido, es capaz de expresar la más extrema diversidad de pensamientos y emociones. Pensemos en el silencio del odio o del amor; del desprecio o de la veneración; del consentimiento y de la desaprobación;; de la tristeza o del regocijo; el de la desesperación y del placer. En todos estos casos (y más) el silencio no hace sino magnificarlos
Los que más hablan son los que menos hacen. El silencio interno es indicador del dominio completo y consciente sobre todo el organismo. El discurso corresponde a hombres, la música a los ángeles, y el silencio a los dioses. Según una ley oculta, la charla innecesaria y excesiva representa un gran derroche de energía. Cuando Jesús sanó al hombre enfermo le recomendó que siguiera su camino y que no contase a nadie lo ocurrido. Se malgasta más energía en la conversación superflua y necia que en ninguna otra cosa. Pocos son los grandes oyentes, pero el mundo está lleno de grandes habladores. Quien quiera aprender para llegar a sabio, debe, ante todo adquirir el arte de permanecer silencioso mientras que observa, oye y piensa continuamente
El primer paso que debe darse en el camino de la sabiduría es el de permanecer en silencio, en tanto que éste sea atento y activo, y no puramente pasivo. Este principio regía en las escuelas pitagóricas, en donde los discípulos, conocidos con el nombre de akoustikoi u oyentes, pasaban por un período probatorio de absoluto silencio, durante el cual no se consentía que hablaran. ¿Cómo podría enseñar un maestro a quienes no saben estar en silencio?
En la ciencia física abundan las analogías y ejemplos de la ley del silencio. La luz sólo es visible cuando da en un objeto oscuro. Si no hubiera nada que recibiera la luz, todo permanecería en tinieblas. El sonido divide la continuidad del silencio en fragmentos y secciones, y de este modo lo hace perceptible a nuestros sentidos. La música está compuesta en silencio, del mismo modo que una escultura está esculpida en una piedra informe.
Toda nota musical se compone de numerosas porciones de silencio separadas entre sí como las divisiones de una regla que marcan distancias en el espacio inconmensurable. El ritmo, la melodía y la armonía no son otra cosa que métodos de espaciar y colocar en patrones los fragmentos del silencio. Así como todos los colores existen en la luz blanca, así también todos los sonidos están latentes en el silencio. Así como la luz de un Masón no es otra cosa que tinieblas hechas visibles, así también la música o el sonido es silencio hecho audible.
La Francmasonería aprovecha todas las oportunidades que se le ofrecen para inculcarnos la inexistencia de misterios tras de toda vida y de toda naturaleza, para lo que se vale de los artificios del ritual y de la ceremonia. Ella nos muestra esto, símbolo tras símbolo, ordenándonos que contemplemos los eternos principios que éstos representan, de los cuales son mudos testimonios, pues los planes del S.·. A.·. D.·. M se desarrollan lentamente por estos principios, trabajando en silencio para ordenar todas las cosas conforme a la belleza, la fuerza y la sabiduría.
Así que la insistencia de la Francmasonería en la necesidad del silencio y del secreto está verdaderamente justificada.. En cada nuevo grado el Francmasón se sumerge cada vez más profundamente en el corazón del silencio, hasta que, finalmente, pasa por el Silencio de la Muerte.
V.·.M.·. L. Carlos Morales