Capítulo 4: Información relevante para las decisiones
INFORMACIÓN RELEVANTE PARA LAS DECISIONES
Este capítulo pretende ayudar a los directivos nacionales a identificar, primero, los tipos de información útil para crear planes y políticas eficaces en cuanto al cambio climático, y, segundo, los medios para recopilar y divulgar dicha información a quienes más la necesitan. También examina la información necesaria para aumentar la capacidad de los países en vías de desarrollo y la aplicación de tecnologías para la recopilación y divulgación de la información.
En la adaptación al cambio climático, la información relevante para las decisiones no es sólo información climática, como por ejemplo datos meteorológicos. Como exponemos más adelante, la información no relacionada con el clima puede ser igual de importante.
La información tendrá que ser recopilada y divulgada por diferentes grupos. No son sólo los gobiernos nacionales quienes necesitan información específica para tomar decisiones de adaptación eficaces.
Dicha información también es necesaria para otros sectores, por ejemplo, para los encargados de la gestión del agua que se enfrentan a tendencias inciertas en las precipitaciones, para los pequeños agricultores que buscan información sobre los cambios en los patrones meteorológicos estacionales que afectarán a los cultivos, para los responsables sanitarios que tienen que alertar sobre la propagación de enfermedades y para los habitantes de regiones propensas a las sequías y que están amenazadas por la escasez de agua. Posibilitar la adaptación de los países al cambio climático requerirá por tanto el establecimiento de sistemas que transmitan la información relevante del ámbito nacional al local y viceversa, así como entre los ministerios y comunidades.
El “qué” (qué tipos de información se necesitan) y el “cómo” (cómo se debe recopilar y divulgar dicha información) son aspectos de la información para la adaptación que están estrechamente relacionados. Los datos sin procesar no son de gran ayuda si no se pueden hacer comprensibles para el público ni distribuir a la población en el momento adecuado (véase el Cuadro 4.1). Así mismo, tanto los mecanismos de distribución como los sistemas de alerta temprana para inundaciones o huracanes sólo son útiles si los datos de los que se sirven son precisos y oportunos.
LA IMPORTANCIA DE LA INFORMACIÓN EN UN CLIMA CAMBIANTE
Los encargados de planificar y desarrollar las políticas que se enfrentan al cambio climático necesitan información sobre los riesgos relevantes, la vulnerabilidad de las poblaciones expuestas, la disponibilidad de opciones de adaptación dados los limitados recursos, y la efectividad en el terreno de dichas opciones. Como guía general, esta investigación sostiene que una información eficaz para la toma de decisiones en cuanto al cambio climático tiene las siguientes características:
- Ser fácilmente manejable, teniendo en cuenta las diferencias culturales, y ser por lo tanto práctica para las comunidades, la sociedad civil, el sector privado y otros grupos de interés.
- Ser suficiente en escala y alcance para sacar conclusiones eficaces para los planes y políticas y para definir las incertidumbres, los límites y las oportunidades disponibles.
- Ser lo suficientemente precisa para soportar los análisis de riesgos y vulnerabilidad y ayudar a definir los niveles de riesgo aceptables.
- Ser accesible para quienes la necesiten, para adecuar sus acciones o comportamientos.
- Ser actualizada frecuentemente y mantenida a largo plazo, ya que muchos de los impactos climáticos se desarrollarán a lo largo de décadas.
- Ser económica, ya que los recursos disponibles para respaldar los sistemas de gestión de la información son limitados.
- Estar enfocada a riesgos, poblaciones vulnerables y ecosistemas específicos, para evitar un exceso de información.
Muchos de los responsables de la toma de decisiones que intentan responder o prepararse para los riesgos climáticos carecen de una información relevante para las decisiones que cumpla todas estas condiciones, o al menos varias de ellas. Esto se debe a menudo a que los gobiernos no piden a los posibles usuarios que especifiquen el tipo de información que necesitan. Sin embargo, estos posibles usuarios podrían no saber siempre qué tipo de información necesitan, o incluso desconocer que la necesitan. Como planteamos en el Capítulo 3, un elemento importante para una toma de decisiones eficaz es la participación de una población bien informada sobre el cambio climático y sus posibles consecuencias.
Además, hay una falta de inversiones en infraestructuras para la vigilancia del clima, como estaciones meteorológicas e indicadores del nivel del agua (véase el Cuadro 4.2). Como consecuencia, estas lagunas en la información esencial podrían afectar negativamente a la capacidad de algunos países y comunidades de valorar los riesgos y la vulnerabilidad y alcanzar los objetivos de adaptación. Por lo tanto, los gobiernos y los contribuyentes no deberían subestimar la importancia de atender estas cuestiones.
En África, por ejemplo, los países tienen de media un número de estaciones meteorológicas en tierra ocho veces menor del recomendado por la Organización Meteorológica Mundial.8 Los países andinos, como Perú, Bolivia y Ecuador, que ya están experimentando las consecuencias de la fusión de los glaciares, se enfrentan a obstáculos similares. No sólo se registran los datos en estaciones meteorológicas muy lejanas entre sí, si no que a menudo no se pueden extrapolar al ámbito local debido a las diferentes altitudes de estos países, y sus variados microclimas y ecosistemas. Por ejemplo, en la provincia de San Ignacio, en Perú, sólo opera una estación meteorológica en un área de 5.000 kilómetros cuadrados, con altitudes que van desde los 460 a los 3.800 metros sobre el nivel del mar.9
Para solucionar estos problemas, los gobiernos están colaborando juntos a través de la Organización Meteorológica Mundial para desarrollar un Marco Global de Servicios Climáticos, cuyo objetivo es mejorar los servicios de información de todos los países, fomentar el intercambio de datos y aumentar la capacidad.
INFORMACIÓN PARA UNA TOMA DE DECISIONES EFICAZ
Una adaptación eficaz implica identificar y satisfacer las necesidades de información. Sin embargo, el simple hecho de tener la información “adecuada” no garantiza que una política o plan aborde los riesgos u oportunidades que presenta el cambio climático de forma adecuada.10 Para una implementación exitosa, la información también debe recopilarse y divulgarse de forma que sea útil para quienes la necesitan.
A continuación se identifican los tipos de información que requieren las diferentes necesidades que el cambio climático impondrá a los encargados de la toma de decisiones, y se dan ejemplos de mecanismos de recopilación y divulgación que resultaron de esta investigación.
INFORMACIÓN PARA IDENTIFICAR DÓNDE PRIORIZAR LA ACCIÓN
Información no relacionada con el clima
A pesar de que el cambio climático es un fenómeno global, sus efectos se sentirán a escala local. Para responder o anticipar el cambio, los responsables de la toma de decisiones en el ámbito nacional necesitarán información para saber dónde tienen que concentrar la acción dentro de sus fronteras. Los gobiernos deberán saber qué poblaciones, sectores y ecosistemas están más expuestos al riesgo para poder valorar las consecuencias de los impactos climáticos, y decidir dónde concentrar la acción. A la hora de recopilar información sobre los factores no relacionados con el clima que determinan la vulnerabilidad de una zona en concreto, los encargados de tomar las decisiones deberían tener en cuenta las siguientes categorías: 11
- Los sistemas sociales y económicos: pobreza, medios de vida, capital social, género, salud, edad, educación y capacidad para transportar bienes y servicios.
- Instituciones: estructuras de poder y relaciones interpersonales e interministeriales, regulaciones, funciones y responsabilidades y capacidades.
- Variedad y tipo de grupos de interés afectados.
- Infraestructura física local: carreteras, puentes y centrales eléctricas.
- Condiciones de los ecosistemas: salud de los bosques, calidad del suelo, humedales y cuencas hidrográficas.
Es importante concentrarse en las tendencias (no sólo en datos momentáneos) y entender las interacciones entre los factores climáticos y no climáticos que determinan la vulnerabilidad. Pese a que recopilar estos datos parece difícil, parte de esta información podría estar ya disponible pero almacenada en diferentes departamentos de los gobiernos locales o centrales. También podrían existir estructuras no gubernamentales, por ejemplo, el conocimiento local.
También es importante señalar que los factores locales específicos, 12 que podrían variar de un distrito a otro, tienen mucho que ver con la vulnerabilidad, tanto entre como dentro de las comunidades.
Invertir en la investigación y en la participación de las comunidades puede ayudar a los directivos públicos a descubrir las causas subyacentes de la vulnerabilidad y a concentrar en ellas los esfuerzos de adaptación. Aunque recoger dichos datos sociales, económicos, institucionales y medioambientales, así como relativos a los grupos de interés y las infraestructuras, y convertirlos en información útil puede requerir muchos recursos, esta inversión podría ayudar en otras áreas de desarrollo de políticas, como el desarrollo de la planificación, la reducción de la pobreza y la gestión de recursos naturales.
Además, las propias comunidades son conscientes de qué factores les hacen vulnerables. Normalmente cuentan con un conocimiento local sobre cómo responder al cambio.13 A pesar de que los impactos podrían cambiar e intensificarse a medida que la temperatura global media vaya subiendo, este conocimiento tradicional sigue siendo útil como punto de partida para los encargados de la toma de decisiones.
Información relacionada con el clima
La información no climática sobre la vulnerabilidad se tendrá que combinar con información sobre riesgos climáticos relevantes para poder valorar y comparar las necesidades de las diferentes áreas y establecer las prioridades. Muchas metodologías ya existentes de análisis de riesgos climáticos pueden ayudar a los responsables de la toma de decisiones a priorizar sus acciones de adaptación (véase el Capítulo 6).14
Diana Liverman, una destacada experta en adaptación de la Universidad de Oxford y la Universidad de Arizona, sugiere que los gobiernos adopten la siguiente estrategia para la recogida de datos climáticos: “El kit de herramientas básico debería incluir información sobre el clima actual, los cambios que ya están teniendo lugar, y las previsiones climáticas basadas en trayectorias alternativas a las emisiones de gases de efecto invernadero – normalmente en el marco de una empresa que se esfuerza por reducir las emisiones."15 Esto se traduce en tres tipos de información para permitir a los gobiernos aplicar las acciones de adaptación a tipos específicos de cambio climático: información histórica, información a tiempo real y pronósticos.16
La información histórica proporciona datos de referencia sobre el riesgo para seguir las tendencias y se suele utilizar en pronósticos.17
Por ejemplo, el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo ha instalado en México 123 estaciones de investigación para recoger datos sobre el crecimiento de cultivos bajo diversas condiciones. En colaboración con el científico David Lobell de la Universidad de Stanford, hicieron uso de esta información histórica para correlacionar la producción con las temperaturas récord de la historia. Este ejercicio reveló que por cada día de la época de cultivo que la temperatura superaba los 30º C, la producción disminuía al menos un 1% al año, subiendo hasta el 1,7% al año en condiciones de sequía.18 Al revelar la vulnerabilidad de los tipos de cultivo, esta información puede ser útil para las estrategias de adaptación en el sector de la agricultura.
Las observaciones a tiempo real vigilan los cambios en el terreno y son esenciales a la hora de responder a fenómenos extremos o a la variabilidad intensificada. En la siguiente sección, exponemos diferentes estrategias para recoger tales datos.
Los pronósticos sobre la meteorología y las condiciones y cambios climáticos pueden ayudar tanto a los gobiernos como a los sectores más vulnerables al clima y a las comunidades a planificar acciones futuras. Los pronósticos que se centran en plazos diarios y estacionales son un buen punto de partida19 para los encargados de tomar las decisiones en sectores como la agricultura. Sin embargo, y dadas las incertidumbres existentes, la exactitud de estos pronósticos es limitada, sobre todo en el caso de pronósticos a largo plazo. En Malí, por ejemplo, muchos agricultores han sido formados en el uso de información agrometeorológica, mientras que en el pasado utilizaban indicadores de cambio tradicionales, tales como la aparición de pájaros o los cambios en la vegetación.20 El servicio nacional de meteorología proporciona a los agricultores pluviómetros, calendarios de siembra y previsiones meteorológicas cada uno a tres días. El Centro Africano de Aplicaciones Meteorológicas para el Desarrollo también proporciona al gobierno pronósticos para que la información se utilice en la creación de medidas para la seguridad alimentaria. En la temporada de 2003/2004, los agricultores que utilizaron la información agrometeorológica tuvieron una mayor producción y unos ingresos brutos más altos por sus cultivos (estudio de caso de Malí, p.64)21
Aunque muchos países en vías de desarrollo carecen de la capacidad técnica y los recursos para elaborar modelos, la cooperación puede reforzar dichas habilidades. Por ejemplo, el Programa de Gestión Integral de Desastres, que se inició en Bangladesh en la última década, llevó a la creación en la Universidad de Ingeniería y Tecnología de Bangladesh de un centro de estudio del cambio climático, que se centra en la elaboración de modelos climáticos regionales y análisis de riesgos.22 Este centro se asoció con el Centro Hadley del Reino Unido, una organización puntera en la elaboración de modelos climáticos que forma parte de la Met Office, para formarse en la elaboración de modelos climáticos regionales. Como resultado de esta colaboración, 20 profesionales de organizaciones gubernamentales y no gubernamentales de Bangladesh disponen ya de los conocimientos necesarios para crear sus propias previsiones de impactos climáticos.23
Las previsiones a largo plazo podrían haber mejorado como resultado de una mayor comprensión del sistema climático de la Tierra, de los avances tecnológicos y de una extensa recolección de datos, 24 pero sigue habiendo un déficit de datos. Concretamente, se necesitan más datos sobre futuros aumentos de la temperatura, subida del nivel del mar, cambios en las precipitaciones, y sus impactos en los ecosistemas, ciclos hidrológicos y sistemas físicos, como por ejemplo datos sobre la cobertura glacial en las zonas del Himalaya o de los Andes. Además, mientras que los modelostienden a coincidir con la escala global de cambios, las previsiones locales son menos certeras y por lo tanto de menor valor como base para la acción.25 Muchas decisiones también se basan en relaciones de datos históricos como tendencias de las precipitaciones y la escorrentía en el pasado, precedentes que no siempre supondrán una guía acertada para la planificación a largo plazo (véase la cita de Yolanda Kakabadse).26
En vista de estas incertidumbres tan variadas, no siempre es necesario o útil para los gobiernos realizar esfuerzos exhaustivos para mejorar las previsiones de los modelos climáticos. De hecho, esto puede suponer un ejercicio costoso, técnicamente complicado y que requiere un uso intensivo de recursos, y, en algunos casos, las previsiones climáticas detalladas no son necesarias para tomar decisiones de adaptación. Por otro lado, estas proyecciones suelen ser más relevantes para las decisiones costosas, estratégicas o de gran importancia, que requieran inversiones duraderas (por ejemplo, infraestructuras públicas, tales como presas), que sean particularmente vulnerables o que transcurran durante largos periodos de tiempo.27
INFORMACIÓN PARA DEFINIR LOS NIVELES DE RIESGO ACEPTABLES
Dada la cantidad de necesidades urgentes a las que se enfrentan los gobiernos, los recursos y la capacidad disponibles para los esfuerzos de adaptación se ampliarán sólo de momento, incluso con una ayuda exterior. Los directivos públicos, junto con los afectados, tendrán que decidir qué riesgos climáticos son aceptables y cuáles deben ser gestionados. Estas decisiones son subjetivas28 y pueden ser motivo de discusión. Algunas comunidades, por ejemplo, podrían considerar que la inundación de un área costera por la subida del nivel del mar es inaceptable y que debería tratar de evitarse por todos los medios y cueste lo que cueste, mientras que otras podrían reconocer que es inevitable. Es imposible que haya un acuerdo global sobre los niveles de riesgo “aceptables”, porque los diversos grupos de interés tienen diferentes principios, preferencias e intereses.29
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Como señalamos en el Capítulo 3, la participación ciudadana a la hora de decidir qué tipos y niveles de riesgo están dispuestos a aceptar los afectados es esencial para garantizar procesos equitativos y dar legitimidad a las acciones de los gobiernos. La necesidad de sopesar diferentes intereses y valores está implícita en estas difíciles decisiones, en concreto los de los segmentos más vulnerables de la sociedad. Unas decisiones eficaces no pueden ser tomadas exclusivamente por los gobiernos responsables de la toma de decisiones, también necesitan la participación de la población.
Se pueden tomar ciertas medidas para recopilar información para determinar los riesgos climáticos aceptables. Los directivos públicos deberían liderar un proceso para acordar los objetivos y las opciones de planificación y creación de políticas (incluida la opción de no actuar). Estas opciones deberían considerarse teniendo en cuenta criterios tales como la eficacia y los costes y beneficios, y se deberían identificar las posibles consecuencias de cada opción. Por último, los funcionarios y grupos de interés deberían seleccionar los riesgos climáticos que van a abordar.30 Este proceso no debería consistir en una medida única, si no que debería ser iterativo y responder a las continuas actualizaciones de la información, a las alteraciones en la percepción del riesgo y a los cambios en el terreno (véase también el Capítulo 3).31
INFORMACIÓN PARA ELEGIR LAS OPCIONES DE ADAPTACIÓN
Tras identificar las áreas en las que concentrar la acción y los niveles de riesgo aceptables, el próximo paso que deben tomar los encargados de la toma de decisiones es elegir entre las opciones. Para ello, necesitarán más información sobre la eficacia, costes y beneficios y consecuencias de cada medida, así como sobre la opinión de la población y sus reservas acerca de su implementación. Gran parte de esta información será importante a la hora de decidir los niveles de riesgo aceptables. Además, para no desperdiciar los escasos recursos, los responsables de tomar las decisiones deberían determinar si las medidas son lo suficientemente flexibles para soportar los cambios en las condiciones climáticas y si deberían implementarse por adelantado o llevarse a cabo rápidamente cuando sean necesarias.32 Por ejemplo, los mapas de ruta de decisión, descritos detalladamente en el Capítulo 6, pueden ayudar a los planificadores a resolver estas cuestiones.33
INFORMACIÓN PARA IDENTIFICAR LOS UMBRALES
Para que la toma de decisiones sea eficaz, los procesos de recopilación de la información para la adaptación deben identificar también, en la medida de lo posible, la presencia de umbrales en los sistemas naturales, sociales y construidos por el hombre.
Un umbral es el punto en el cual un cambio abrupto o una serie de pequeños cambios puede dar lugar a cambios a gran escala, duraderos y potencialmente irreversibles, como el derrumbe de un gran puente, la desaparición de glaciares o la transformación de selvas tropicales en sabanas.34 Saber cuándo tendrán lugar estos cambios puede ayudar a desarrollar actividades de las que pueden depender vidas, servicios públicos, medios de vida e incluso el futuro de los ecosistemas.
Los ingenieros conocen los umbrales críticos de muchos sistemas construidos por el hombre, tales como las infraestructuras públicas. Por ejemplo, pueden saber bajo qué circunstancias una cañería dejaría de operar correctamente. Una vez identificados dichos umbrales, se pueden emprender acciones basadas en la información para evitar traspasarlos. Por lo tanto, si un puente no podría soportar una subida del nivel del mar mayor a 130 centímetros, se pueden vigilar los cambios en la subida del nivel del mar y emprender acciones más agresivas si existe la posibilidad de que se supere el límite del puente (véase el Cuadro 4.3).
Sin embargo, muchos de los umbrales nos son en cierto modo desconocidos, especialmente en los ecosistemas, 35 que nos ofrecen servicios vitales como agua y alimentos y que se ven amenazados por los cambios en el uso de la tierra, la contaminación y otros factores, además de por el cambio climático. La Amazonia brasileña, por ejemplo, proporciona bienes esenciales, como el agua, y servicios de gran importancia, como la regulación del clima, del que depende el sector agrícola de la región. Sin embargo, recientes estudios científicos indican que la continua deforestación sumada al cambio climático podría llevar a la Amazonia Brasileña a un punto de inflexión a partir del cual experimentará una muerte regresiva de la masa forestal y una transformación en un paisaje de sabana en algunas zonas.36
Una de las mayores prioridades de adaptación debería ser entender, ralentizar o prevenir el cruce de estos umbrales.La pérdida de ecosistemas enteros no sólo será desastrosa para quienes dependen de ellos, si no que también podrían traer consecuencias desconocidas más allá de sus fronteras. Los indicadores para el seguimiento de los cambios a largo plazo pueden ayudar a los encargados de tomar las decisiones a determinar cuándo un sistema vital para el bienestar de la población está acercándose a un punto de inflexión. A continuación se describen dichos indicadores, entre otras estrategias para la recopilación y divulgación de información.
Ya hemos examinado detalladamente varios tipos de información para una toma de decisiones de adaptación eficaz, y es importante señalar que no son independientes entre ellas. La información necesaria para valorar las opciones de adaptación coincide en parte con la información recogida para determinar los riesgos que se van a asumir. Parte de los datos recogidos para determinar la vulnerabilidad también podrían incluirse en dicha información. A medida que los riesgos climáticos se integren en las planificaciones a escala nacional y que los gobiernos coordinen dichos esfuerzos entre los diferentes sectores y niveles del gobierno, el valor y la relevancia de estos tipos de información aumentará.
RECOPILACIÓN Y DIVULGACIÓN DE INFORMACIÓN PARA UNAS DECISIONES EFICACES
A medida que se intensifica el cambio climático, cada vez será más urgente recopilar y divulgar la información, así como ampliar su escala y alcance. Tanto el aumento de la variabilidad que derivará del cambio climático como la naturaleza permanente de muchos de los impactos relacionados con el cambio climático hacen necesario que la información para la adaptación se actualice regularmente durante largos periodos de tiempo. También será necesario en los esfuerzos de adaptación recopilar tipos de información que antes no se recogían. Recopilar y diseminar la información relevante para la adaptación a gran escala y durante largos periodos de tiempo38 es una tarea que requerirá grandes inversiones y una mejora considerable de la capacidad humana por parte de los gobiernos y contribuyentes (véase el Cuadro 4.4). Los grupos de expertos necesitan acceso a las bases de datos, metodologías y planes, y los afectados necesitarán datos comprensibles y relevantes.
Se necesitará tanto una voluntad política a largo plazo como un apoyo por parte de la población para proporcionar la capacidad y el apoyo para la expansión de las actividades colectivas. Es probable que los eventos inesperados relacionados con el clima provoquen la necesidad de una recopilación de información rápida en las áreas afectadas tras un fenómeno extremo (véase el estudio de caso de Brasil, p.81), y, por lo tanto, los países vulnerables tendrán que reforzar su capacidad.
Una vez recopilada, la información tiene que ser analizada y distribuida rápidamente y en el momento oportuno a aquellos que la necesiten, además de ser fácilmente manejable. Por ejemplo, los sistemas de alerta temprana deben ser capaces de llegar a zonas propensas a fenómenos extremos con la antelación suficiente para poner a salvo tanto a la población como al ganado antes de que dicho fenómeno tenga lugar. La información debe llegar a todos los que la necesiten, lo que complica el reto de los gobiernos. Una comunidad de un país en vías de desarrollo podría no tener acceso a un centro de información y datos en Internet. Por el contrario, los miembros de dicha comunidad podrían ser capaces de recibir mensajes de texto o información por radio.
La información no tiene ningún valor si no se puede utilizar. Los análisis técnicos deberían redactarse en un lenguaje accesible, y la información debería traducirse a las lenguas locales y simplificarse para que se pueda interpretar para su uso. Por ejemplo, la información agrometeorológica que reciben los agricultores de Malí para maximizar la producción de sus cultivos según los cambios en los patrones climáticos se traduce no sólo a la lengua nacional sino también a los numerosos dialectos locales (véase el estudio de caso de Malí, p.64).
Otro ejemplo de información climática de fácil manejo viene de Indonesia, donde se complementó la herramienta para informar a la gestión de quemas controladas de los incendios en turberas con una guía paso a paso para los agricultores locales y los funcionarios públicos, talleres con simulaciones prácticas y una plataforma en Internet. Los talleres de formación se tradujeron simultáneamente a numerosas lenguas de Borneo Central, lo que supuso un buen entendimiento y aceptación por parte de las comunidades locales, una mejora de la competencia de la agencia de meteorología y las comunidades y la creación de otros proyectos asociados para el intercambio de información.40 Los talleres de formación también se hicieron accesibles al público vía Internet (véase el estudio de caso de Indonesia, p.67).
Involucrar a las poblaciones locales en la recogida de información es esencial para informar, implementar y controlar las políticas e iniciativas de adaptación. A menudo será necesario ofrecer incentivos para la recopilación de información local y su distribución al gobierno y a otras comunidades, así como para asegurar su suministro continuado (véase el Capítulo 3).
Tanto las nuevas estrategias como los medios tradicionales eficaces están a disposición de los gobiernos y donantes que deseen poner la información al servicio de las necesidades de adaptación. A pesar de que la información tendrá que ser recogida en todos los ámbitos y fluir entre el ámbito nacional y el local, los gobiernos centrales jugarán un papel importante en dichas actividades. La Figura 4.2 resume un posible flujo de información para la adaptación y aporta ejemplos de estrategias novedosas de recopilación y divulgación.
Recopilación
Aunque las formas comunes de recopilación de información, tales como la observación, los cuestionarios, las encuestas y las entrevistas siguen siendo útiles para la recogida de datos climáticos y socioeconómicos, el cambio climático requerirá también el empleo de otros métodos y prácticas. A continuación presentamos varias estrategias novedosas que prometen ser útiles para los países en vías de desarrollo y que están basadas en investigaciones llevadas a cabo por expertos y profesionales específicamente para este informe.
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ESTACIONES DE VIGILANCIA METEOROLÓGICA
Las estaciones meteorológicas son esenciales para la recogida de datos. Sin embargo, muchos países vulnerables tienen muy pocas o incluso carecen de ellas. Conseguir una cobertura completa puede resultar difícil por motivos tanto financieros como logísticos.41 Los datos de referencia que se emplean normalmente en pronósticos para actividades nacionales y locales, tales como ajustes en la plantación de cultivos, suelen ser recogidos por las estaciones meteorológicas. Estos datos incluyen las precipitaciones, temperaturas, humedad, velocidad y dirección del viento y humedad del suelo,42 y pueden ampliarse con informaciones de los satélites, cuando las haya, que aportan datos sobre tormentas y factores no climáticos que provocan cambios, tales como tasas de deforestación relevantes para los planes de adaptación.43
REDES DE COLABORACIÓN
Las plataformas de colaboración, en las que se incluyen múltiples socios y autoridades, sobre todo a escala local, pueden ayudar a recoger los datos y hacer que éstos sean relevantes para los encargados de tomar las decisiones. Un ejemplo es el Grupo de Observación de la Tierra. Está formado por 86 países y apoya el acceso a los datos procedentes de mediciones, teledetección y modelos de predicción.44
Como ejemplo de su actividad, tras el devastador terremoto de Haití, el Grupo de Observación de la Tierra proporcionó a los encargados de tomar las decisiones información sobre dónde volver a construir para minimizar la vulnerabilidad de las poblaciones ante futuros seísmos.45
VIGILANCIA VISUAL
La vigilancia visual es un método económico que no depende de avanzadas tecnologías y puede utilizarse para seguir las tendencias climáticas locales durante un cierto periodo de tiempo. En Namibia, se ha empleado la vigilancia visual a escala local en regiones agrícolas (véase el estudio de caso de Namibia, p.61). En una comunidad, por ejemplo, los trabajadores de las extensiones agrícolas pidieron a los agricultores que describieran la salud de su ganado asociando el estado de sus animales con fotos que mostraban su estado de salud, y que iban de "muy mala" a “muy buena”. La disponibilidad de pasto en la localidad se determinó haciendo fotos a lugares y entregándolas a los organismos nacionales. Esta forma de recogida implica a la comunidad de una manera que requiere un mínimo de formación o conocimiento especializado.46
INFORMACIÓN GEOGRÁFICA VOLUNTARIA
La Información Geográfica Voluntaria (IGV) confía en los miembros de las comunidades para que envíen datos a una fuente central mediante el uso de tecnologías como teléfonos móviles y ordenadores. Estos datos pueden emplearse para “rellenar los huecos en blanco del mapa”, aportando información más concreta, como la situación de carreteras y edificios, en zonas donde antes no existían.47 Un ejemplo es el proyecto de creación de mapas de Google, que permite a los usuarios actualizar mapas de más de 180 países y regiones. Los mapas son revisados por otros usuarios para garantizar su exactitud.48
La Información Geográfica Voluntaria también ha demostrado ser útil para los desastres. Tras el terremoto de Haití de 2010, por ejemplo, se empleó la IGV en los esfuerzos de alivio, posibilitando a los usuarios compartir información sobre qué carreteras eran intransitables y dónde podría haber más supervivientes, lo que produjo una respuesta mejor enfocada.49 Aunque es un método prometedor, la VGI confía en exceso en el acceso de los usuarios tecnologías como teléfonos móviles y ordenadores, que pueden ser extremadamente caros o quedar inservibles por la pérdida de una infraestructura tras un desastre.
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INDICADORES PARA EL SEGUIMIENTO DE LOS CAMBIOS A LARGO PLAZO
Los datos de los indicadores para el seguimiento de los cambios a largo plazo son especialmente útiles para evitar alcanzar puntos críticos que podrían dañar las actividades de adaptación y las inversiones. Si se conocen los umbrales, estos indicadores pueden ayudar a los encargados de tomar las decisiones a decidir cuándo tomar medidas más agresivas. Cuando se llevan a cabo intervenciones sin conocer los umbrales relevantes, los indicadores pueden seguir jugando un papel crucial en la vigilancia de los signos de estrés. Por ejemplo, deberían registrarse la extinción gradual de la vegetación u otros síntomas de estrés, ya que podrían ser signos tempranos de puntos críticos.50 Sin embargo, este esfuerzo de recolección de datos podría competir con las necesidades a corto plazo de las comunidades afectadas, lo que podía hacer necesario el apoyo de ONGs y donantes.
Divulgación
Unos métodos eficaces de distribución de la información serán de vital importancia para luchar contra el cambio climático, y las tecnologías de comunicación están allanando el terreno. Estrategias como las descritas a continuación no sólo posibilitan las iniciativas de los gobiernos locales y nacionales sino que también animan a las comunidades a realizar esfuerzos de adaptación.
Actualmente se emplean una gran variedad de métodos de divulgación, por ejemplo, el boca a boca, las emisiones de televisión, las bases de datos, los correos electrónicos y los mensajes de alerta vía Internet, y las plataformas de medios sociales. A continuación destacamos algunas estrategias prometedoras, que tienen un gran potencial de aplicación para los objetivos de adaptación. Aunque nos centramos en formatos de comunicación, los canales de información también son importantes. Organizaciones de confianza, tales como organizaciones religiosas o no gubernamentales, pueden actuar como centros de divulgación de la información. Durante los esfuerzos de seguimiento de los indicadores agrícolas locales en Namibia, los gobiernos nacionales trabajaron para implementar el seguimiento local con una asociación de agricultores ya existente y de confianza para la población local.51 (véase el estudio de caso de Namibia, p.61)
VÍDEO
Tanto ONGs como organismos gubernamentales están probando métodos de vídeo participativos que ponen de relieve tanto las dificultades que entrañan las actividades de reducción de riesgos como su eficacia. En uno de los esfuerzos, que se llevó a cabo con éxito, la Sociedad de la Cruz Roja de Malawi y los Servicios Meteorológicos de Malawi experimentaron con vídeos en los que se describían estrategias de adaptación que ya se estaban empleando para la subsistencia de los agricultores, para beneficiar a los pueblos vecinos.
Las estrategias destacadas fueron la diversificación de cultivos, el uso de silbatos para alertar de posibles inundaciones, y la cría de patos (como los patos pueden flotar, son menos vulnerables a las inundaciones que otros animales). Cuando en 2009 hubo grandes inundaciones en la zona, una población que había visto el vídeo trasladó su cosecha a terrenos más elevados, mientras que otras comunidades de los alrededores perdieron parte de sus cosechas y tuvieron que recurrir a la ayuda alimentaria.53
RADIO
La radio es una forma eficaz de comunicar información y se emplea desde hace mucho tiempo en las iniciativas de desarrollo. Ahora se utiliza cada vez más en los esfuerzos para la adaptación. Por ejemplo, el proyecto RANET (Radio e Internet para la Comunicación de Información Meteorológica para el Desarrollo Rural) del Departamento Meteorológico de Zambia utiliza la radio comunitaria, así como las tecnologías de teléfonos móviles y satélites, para hacer llegar información meteorológica y climática específica a áreas remotas.54 El proyecto traduce toda la información meteorológica transmitida por radio a las lenguas locales y puede utilizarse tanto para transmitir información climática estacional así como alertas por fenómenos extremos, tales como tormentas que podrían amenazar la seguridad del ganado.55 En una iniciativa similar llevada a cabo en Malí, se transmitieron por radio y televisión boletines con información sobre siembra a las regiones rurales del país. A pesar de la escasa recepción en ciertas áreas rurales, estos boletines ayudaron a los pequeños agricultores con ingresos bajos a decidir cuándo y qué plantar, aumentando así su producción.56
TELÉFONOS MÓVILES
Más del 75% de la población mundial dispone de redes de telefonía móvil, y se están realizando esfuerzos para llegar a quienes todavía no tienen acceso a ellas. Los teléfonos móviles pueden ser herramientas útiles para transmitir información de forma rápida. El proyecto RANET, por ejemplo, está recolectando y divulgando información meteorológica y climática vía SMS.57
SATÉLITES DE COMUNICACIÓN
Los dispositivos de comunicación por satélite también pueden ser útiles para una comunicación rápida. El proyecto RANET, financiado por varios organismos internacionales, está dirigiendo un innovador sistema basado en la comunicación por satélite, el “Chatty Beetle”, en Zambia y otros países. Este sistema utiliza una tecnología de comunicación por satélite para enviar mensajes cortos (de un máximo de 160 caracteres) para comunicar información climática y alertas meteorológicas a comunidades remotas. Es una pequeña estación que emite señales visuales y auditivas cuando se recibe un mensaje y también es compatible con la mensajería bidireccional.58 Según Riedner Mumbi, el coordinador del proyecto RANET en Zambia, transmite información más rápido que Internet.59
SISTEMAS DE ALERTA TEMPRANA
La divulgación de información sobre fenómenos extremos inminentes puede ser crucial para limitar la pérdida de vidas, medios de vida, infraestructuras y bienes, y la degradación de los ecosistemas.60 Por ejemplo, el uso de un sistema de alerta temprana a escala nacional en Bangladesh para el ciclón Sidr permitió una temprana evacuación de tres millones de persona, limitando así el número de víctimas a 3.500.61 Aunque es una cifra elevada, queda lejos de las 138.000 víctimas mortales que dejó al año siguiente una tormenta similar en Birmania, donde no contaban con un sistema de alerta.62
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La utilización de un sistema de alerta temprana implica varios pasos: análisis, vigilancia y alerta de riesgos, divulgación y comunicación de la información, y creación de respuestas.63 Los tres primeros pasos requieren información. Por ejemplo, el primer paso a la hora de establecer un sistema de alerta temprana contra la hambruna podría consistir en recopilar información sobre variedades de cultivos, nutrición, mercados y migración para valorar la vulnerabilidad en un esfuerzo por prever las pérdidas y priorizar el alivio.64
Esta investigación indica que los sistemas de alerta temprana pueden tener su máxima eficacia cuando se descentralizan y se incorporan en las prácticas de las comunidades. Esta estrategia puede enfocarse a las necesidades y al conocimiento del usuario, 65 proporcionando la información que corresponda a sus necesidades,66 y presentarse en lenguas y números comprensibles para aquellos que tienen una formación académica limitada. Al mismo tiempo, y teniendo en cuenta que las alertas sobre ciertos fenómenos extremos provienen de organismos de los gobiernos nacionales, los sistemas nacionales y locales deben ser capaces de trabajar conjuntamente para ser útiles para quienes están en peligro. Por ejemplo, una radio conectada a un sistema de alerta temprana sobre inundaciones por desbordamiento de un lago glacial en Nepal fue durante años el único medio de comunicación con el exterior para las comunidades locales amenazadas, lo que dio como resultado una estrecha relación entre los lugareños y los encargados de tomar las decisiones.67 A pesar de que al final el sistema fracasó porque los afectados no participaban en el seguimiento continuo y el equipo fue destruido (véase le Capítulo 3), este ejemplo muestra claramente los tipos de beneficios que los sistemas de alerta temprana pueden aportar a las comunidades pobres, vulnerables y remotas.
Canalizar la información eficaz y rápidamente entre los gobiernos nacionales y locales y las comunidades y viceversa requiere una buena organización y coordinación, así como un liderazgo fuerte y unas comisiones que se ajusten a estas necesidades. Las instituciones nacionales son de vital importancia no sólo para supervisar estos esfuerzos sino también para muchos otros aspectos de la planificación y creación de políticas. El próximo capítulo explora el diseño de instituciones efectivas para combatir al cambio climático.