CURRO DURÁN Y LA CAPACIDAD DE RESPUESTA

La nocturnidad de estos festejos tampoco ahoga la pegajosa calor con la que nuestra tierra caldea el ambiente en estos meses. Ir a la Maestranza estos días es tener la constante sensación de que están haciendo un puchero alrededor tuya. Qué barbaridad. La piedra, testigo de la penetrante luz solar que durante el día le acompaña, aún sigue viva y caliente a eso de las nueve de la noche. También estaba vivo el recuerdo al recién fallecido novillero Javier Camúñez, no reconocido con un minuto de silencio. Al parecer estaba en las quinielas para cumplir el ansiado sueño de cualquier torero como es hacer el paseíllo en Sevilla. En estos detalles, antes, no se solía fallar. El caso es que la de Bohórquez, al menos, contribuyó a que la solaina no fuera en valde. Tres de seis y muchos matices.   

Curro Durán, en una noche en la que muchos acotaban su futuro a las dos balas que aguardaban en corrales, respondió y disparó con éxito. Respondió porque esta vez sí caló la sensación de cuajo que tiene un novillero en las postrimerías de esta etapa previa a la alternativa. Resolutivo, templado, dando con claridad lo que su concepto expone y muy concentrado en sus quehaceres. Al primero lo entendió a la perfección y pese a faltar cierta limpieza en el muletazo, tenía que superar la dificultad de templar el temple con el que ya venía el buen animal de Fermín. Con la profundidad como denominador común, acompañó y acompasó bien la embestida de su enemigo, que tenía una regularidad asombrosa en su condición. Embistió toda la faena igual, con la misma calidad. La primera arrancada era un testimonio de alegre bravura. Con una estocada entera aunque algo atravesada, le cortó una oreja que seguro le supo a gloria. Ovacionado el utrero.   

Al cuarto le cogió el aire idénticamente, pero con un segundo inconveniente. Brindó a Curro Javier, que nos regaló su tremenda facilidad al igual que José Chacón, incomparable en lo suyo. Con este debía embraguetarse y andar con pies de plomo a la hora de tocar y embeber, de enganchar y vaciar. Así lo hizo. Los naturales fueron largos y el público lo agradeció tanto que si no hubiera habido un metisaca y un bajonazo claro, hablaríamos de un triunfo mayor. Hizo bien el presidente en aguantar el tirón. Vuelta al ruedo importante.   

Al segundo, Diego García le enjaretó un puñadito de buenos muletazos por el pitón izquierdo, el mejor de un animal también interesante de Bohórquez. Con el quinto no cogió vuelo la faena y el personal estaba a otra cosa.   

En Daniel Medina se intuyen cosas, las propias de quien se pone vertical delante del toro, con las muñecas relajadas y el proceder sereno. Nada de ese rictus de preocupación ante un tercero soso y sin un ápice de emoción que fue brindado al criador y al gran Paco Ojeda, sentados ambos en los bajos del tres. Posee una capacidad de atraer y calar sin hacer grandiosas cosas y eso… suele ser de elegidos. A mí, con tres o cuatro toques suaves, ya me entraron ganas de verle de nuevo.   

Plaza de toros de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla. 

19ª de abono. ¼ de plaza. 

Novillos de Fermín Bohórquez: Bien presentados y de interesante juego. Muy bueno el 1º, con clase y temple. Bueno el 2º e interesante el 4º.

Curro Durán: Oreja tras aviso y vuelta al ruedo tras petición.   

Diego García: Ovación con saludos y silencio.   

Daniel Medina: Ovación con saludos en su lote. 

Saludaron Felipe Peña y Curro Javier en el 4º.