Santander

La 5ª de abono de la Feria de Santiago, estuvo entretenida. Aquí tenéis la crónica:

"LA PROFUNDIDAD DE PERERA Y EL TOREO CARO DE AGUADO"

Se lidió en Cuatro Caminos un desfondado encierro de Garcigrande y Domingo Hernández. Perera triunfó, Juli acompañó y Aguado toreó.

La simple pero energizante sensación que proporciona un cartel de tirón se posó sobre los tendidos de la preciosa y coqueta plaza de toros de Santander en la quinta tarde de abono. Los tendidos embellecidos por la preciosa estampa del lleno rebosante, fueron testigos de una tarde variada pero pesada bajo los hombros de los aficionados allí presentes.

Julián López “El Juli” hacía un alto en el camino de su temporada para abrir el cartel. Algo terciado, el colorado primero mostró poco celo en el capote del de Galapagar. Ese poco celo en la seda rosa se tradujo en mansedumbre e invalidez. Con una animal de nula transmisión, Juli se mantuvo en la línea de no ajustarse con su oponente. Abriendo el cajón de los buenos pases de pecho y los adornos, cortó una oreja tras faltarle de nuevo el respeto a la suerte suprema. Bajísimo el rigor santanderino.

Con la tarde abierta, Perera puso en liza su disposición en un ajustado quite por saltilleras a un segundo mejor presentado. En el caballo se prestó, y en la muleta, también. El que sería a la postre el mejor del encierro humilló y embistió con boyante ímpetu en la muleta bien puesta del extremeño. Tiró de él tras iniciar en los medios de rodillas y por la espalda, y lo llevó largo cargando la suerte por momentos. Tres series profundas y una al natural, fueron argumentos más sólidos que en el anterior capítulo para conceder el trofeo tras aviso.

Sobre él recaía el peso de la tarde fundamentalmente y Aguado lo asumió. El tercero estaba más desarrollado de cuartos delanteros, que de traseros. Se estiró bien el sevillano a la verónica, dejando un par de esas con cadencia y buen gusto. Chicuelinas, también con gusto. En la muleta, le faltó continuidad al trasteo. Falto de ligazón y tal vez mal planteado, dejó aun así varios bellos muletazos. Ovación con saludos.

Juli planteó una faena a favor del animal que hizo cuarto que mostró poca raza y fondo. Con lo que siempre he admirado de este torero, el tiempo, la distancia y los toques, supo hacer que se llegase a una emoción muy tapada por la condición del toro. Se pidió incomprensiblemente otra oreja que no se concedió. Ovación con saludos.

El quinto también fue a menos, muy lavado de cara. La lidia fue algo desordenada tomando al relance la única vara. El toro pecaba de poca fuerza en la pañosa de Perera, que acabó cogiéndole el aire a su oponente ya avanzada la faena. Sin exigirle del todo, ligó series y conectó con los de arriba. Todo eso, le valió una oreja más y por lo tanto, la puerta grande.

En el sexto, todos mirábamos ansiosos al burladero del dos para que se hiciera posible. Salió al ruedo un toro apretado, musculado y bajo. A la verónica Aguado volvió a dejar retazos al ralentí en el saludo. En el quite, volvió a meter a la gente en el espectáculo haciéndolo por el mismo palo, pero con más gusto y más compás. Con ayudados por alto comenzó el trasteo rematando el inicio con dos trincherillas de cartel moviendo las muñecas. “¡Ay como le dure!” se escuchó en el tendido. Pero efectivamente, no fue así. Dos series por el pitón derecho rebosantes de torería, de arte y de cadencia sobresalieron en lo fundamental de aquello. La plaza estaba con el sevillano y de frente, dando tres soberbios, cerró al natural su faena. Erró y todo se esfumó. Silencio.

Plaza de toros de Cuatro Caminos, Santander.

5ª de Abono. Lleno.

Toros de Garcigrande y Domingo Hernández: Desiguales de presentación y desfondados y desrazados en conjunto salvo el buen 2º.

Julián López “El Juli”: Oreja y ovación con saludos.

Miguel Ángel Perera: Oreja tras aviso en ambos.

Pablo Aguado: Ovación con saludos y silencio.