CHAPU APAOLAZA

UN HOMBRE POR DERECHO

"Aquí tiene que haber una verdad y una actitud de verdad más allá que la de un tipo que está delante de la muerte"

Fotos: Instituto Juan Belmonte / Onda Cero

Su discurso desprende la seguridad de quien tiene luchadas mil batallas en su mundo. Su paz interior se puede ver en cada una de sus palabras. Las conviciones de Chapu Apaolaza son en gran parte, convicciones que debería tener el propio mundo del toro.

La verdad le inquieta y como defensor a ultranza de la misma, suspira porque el toreo siga adelante pese a todos sus males interiores mientras su labor es combatir los exteriores. Se declara currista y habla como un currista y sobre todo, siente como un currista. Amante de la naturalidad, nos ha regalado una conversación para guardar en la recámara de nuestra conciencia.

¿Crees que esta sociedad está preparada para entender el toreo?

Hay argumentos a favor y en contra. De alguna manera diría que toda la sociedad está en contra de la compresión del toreo porque está en contra de muchas de las cosas que pone en escena y entre ellas, la gran cuestión de todas las civilizaciones que es la muerte. La sociedad actual intenta silenciar la muerte a toda costa y luego hay otras cuestiones que están en contra de los toros. Una de ellas es la tendencia de la sociedad actual a que todo tenga que gustar a todo el mundo, que no pueda haber cuestiones que se puedan entender en la distancia sin compartir el gusto por ellas. A la vez que se está viendo que hay una marea que está en contra de una manera salvaje pues también hay una resistencia.

Mantengo una idea Chapu y es aquella que dice que el antitaurino no predomina tanto como se dice y si lo hace el opinador de sofá. Muestra todo su odio a la tauromaquia y segundos después prosiguen con su rutina sin dedicarse a la lucha abolicionista.

No no, claro. Es que no son tantos. Hay muy pocas personas que sean abolicionistas puros. Si tenemos en cuenta, por ejemplo, cuántas personas son veganas estrictas en este país pues estaríamos hablando de un uno o un dos por ciento de la población. No es tanto problema de la tauromaquia cuanta gente trabaje para prohibirla como cuál es el efecto que tienen. Gracias a la cancelación hay minorías que terminan con determinadas cosas y ese es el peligro, la colaboración del antitaurino con las estructuras de cancelación. Los partidos animalistas han caído estrepitosamente. Por supuesto que no son tantos.

¿Por qué se cruza tantas veces la línea que separa lo humano de lo animal y con tanta impunidad?

Humanizar al animal incluye animalizar al humano y en lugar de progreso es otra cosa. Dudar entre si darle las pastillas a tu abuela o a tu perro pues me van a perdonar pero para mí es barbarie. Cruzan esta línea continuamente.

Se suele decir que antes de pedir la mejora en los demás debemos mejorar nosotros. ¿Debe arreglar el toreo sus propios problemas antes de combatir los de fuera?

Sería estupendo que sucediera así, en ese orden. El problema es que no tenemos tiempo. No hay tiempo para coger y decir pues oye, hay que hacer aquí una revisión de los problemas del sector taurino y una vez arreglados, salir a arreglar los de fuera. Es algo que nos piden muchos de los aficionados a la Fundación y ese no es su papel. Nosotros tenemos que luchar contra los problemas que vienen de fuera aunque no podemos dejar de admitir -tenemos ojos en la cara- que la fiesta de los toros necesita un rearme de todo tipo. Ético, comercial, estructural, de amplitud de miras y de cohesión entre las partes del sector además de un gran número de etcéteras.

Me voy a meter en una camisa con muchas varas. ¿Qué te ha aportado el encierro como aficionado?

Fue una de las vías de entrada de la pasión que siento por el toro. Vengo de una familia que es aficionad a a los toros al margen de los encierros de toda la vida. A mí me ha servido para enterarme de muchas cuestiones y entre ellas para enterarme del valor del miedo, de lo que significa. De entender a la persona que teniéndolo todo pone su vida en juego. Luego, también me ha servido para entender la dificultad propia del toreo en la quietud de la plaza. El toreo no es correr, lo contrario. Lo más fácil es correr y lo jodido es estarse quieto. También me ha servido para entender la presión y la pasión tan brutal de la gente que se pone delante en la plaza y la necesidad de estar delante con la clara diferencia entre encierro y toreo. A mí nadie me pide explicaciones tras una carrera y sin embargo, al torero se le escudriña y se le exige.

¿El aficionado infravalora al miedo?

Es muy difícil entender -salvo que uno lo haya pasado- el miedo que supone ponerse delante de un toro o de una becerra incluso por muy pequeña que sea. El hecho de bajar y ponerse a nivel llega a hacerte entender aquello. Con lo cual es muy difícil entender al torero y a todas las cosas a las que se sobrepone y como no podemos entenderlo tomamos atajos. Por ejemplo, “es que los toreros están hechos de otra pasta”, “es que los toreros no tienen miedo”, mentira. Lo tienen y le duelen las cosas. Cuando se dan con la mesilla en la habitación del hotel le duele igual que a ti o a mí. Con esas diferencias intentamos imponer una distancia que nos permita entender esa cuestión.

"No hay tiempo para coger y decir pues oye, hay que hacer aquí una revisión de los problemas del sector taurino y una vez arreglados, salir a arreglar los de fuera"

Oye, se te echa de menos en los comentarios de las grandes ferias Chapu.

Hombre, ¡muchas gracias!

¿Quién fue el mejor para ti en esas lindes?

Yo creo que mucha gente se aficionó con la voz de Molés. Fue una gran figura en lo suyo. El maestro Antoñete también fue un gran comunicador ya que te ayudaba a mirar al toro y a medir al torero conforme a lo que tenia al lado. Yo tengo ahora mismo la suerte de colaborar en Telemadrid y trabajar en un equipo con Sixto Naranjo, que hace un trabajo buenísimo, y con Carmelo y el maestro Encabo. Creo que he aprendido con ellos ser respetuoso a la vez con el torero y con el aficionado y esto es muy importante.

Un equilibrio perfecto.

Se puede alcanzar. Hay muchísimos miedos y muchas equivocaciones a aquello de “no digas esto de este torero”. Hay algo que a mí me parece atroz y he tenido muchas discusiones sobre este tema, que es cuando a mí se me dice desde mucha gente del sector -y muchos compañeros creen en ello- que es decir que las cosas están mucho mejor de lo que están siendo. Poner así las cosas se supone que es hacerle un favor a la tauromaquia y yo creo que es un error.

Al fin y al cabo ocultas la verdad.

Y esa ocultación de la verdad que es una ocultación periodística que en principio no tiene ninguna comparación de importancia conforme al hecho trascendental que ocurre en el ruedo, en realidad sí que provoca una quiebra de confianza en la fiesta de los toros porque el tipo que me está escuchando en el sofá, que en muchas ocasiones los comentaristas tienen la idea de hablarle como si fuera tonto o como si no tuviera ojos y no supiera de toros, no piensa que le está engañanando Chapu Apaolaza. El problema es que ese aficionado piensa que hay un acuerdo o un pacto de engaño entre los que retransmiten, los toreros, el apoderado, el empresario y el ganadero para contar una mentira. Por eso nuestra responsabilidad con la sinceridad es tan grande.

La diferencia a la hora de ocultar la verdad aquí frente a otros ámbitos y mundos periodísticos es que aquí ocultas la verdad de alguien que se juega la vida y de alguien que paga por verlo.

Efectivamente, y alguien que está presenciando eso. Lo que hace la persona si falta a esa verdad es dejar de ser fiel a si mismo e incurrir en una mentira. Esta verdad es importante, muy importante. Al fin y al cabo es un rito y se está mancillando. Aquí tiene que haber una verdad y una actitud de verdad más allá de la de un tipo que está delante de la muerte. La fiesta de los toros es estética, pero no hay una estética sin una ética y todo debe girar alrededor de esto. Entiendo que esta fiesta emite una serie de virtudes y de valores que son las potencias de la tauromaquia, como la meritocracia, el valor, el darle ventaja a la desgracia, el ir con la verdad por delante o la vergüenza torera. El problema que existe ahora mismo -y esto va un poco más allá de lo que me has preguntado y del periodismo- es que cuando uno mira dentro de los toros, esos valores son el contrario. En vez de meritocracia, hay trucos y falta de integridad, cuando lo que tiene que verse son ventajas al toro. Cuando hay chanchullos y traiciones en lugar de honor. Antes el aficionado no se daba cuenta de esto. Ahora sí.

"Hay algo que a mí me parece atroz y he tenido muchas discusiones sobre este tema, que es cuando a mí se me dice desde mucha gente del sector -y muchos compañeros creen en ello- que es decir que las cosas están mucho mejor de lo que están siendo"

¿Habría que renunciar al periodismo taurino actual? ¿Reformarlo?

Yo no soy quien para darle lecciones de periodismo a nadie. Yo te hablo como aficionado, te hablo de algo que tiene que ver con la fiesta de los toros en general. No podemos estar en una fiesta donde hay una duda constante de mérito o de tantas cosas. Claro que cuando hay un hombre delante de un toro y se produce el milagro del toreo pues no hay duda ninguna, pero hay otros casos en que si y eso no puede ser. No podemos estar vendiendo verdad con chanchullos. No podemos por que no vamos a ir a ninguna parte. Igual en 1947 las organizaciones podían tener una identidad y después transmitir otra. Hoy en día no es posible.

Necesito que te identifiques con un torero.

Yo soy currista Ignacio, currista irredento y moriré en la creencia de que existe Curro Romero. Yo soy de esa fe que es un regalo. La heredé de mi padre y Curro me ha hecho vivir muchas cosas. Yo veo a Curro sentado en el tendido 8 de la Plaza de Toros de Madrid y creo en el mundo. He tenido la suerte en la vida de poder charlar con el maestro y eso me da la vida. Curro es un torero que tiene una verdad maravillosa y es que el mundo está a su favor, es decir, todas las leyes del universo se resuelven a su favor. Hace bello el mundo. Dime el sitio más feo que conozcas de Sevilla -que tiene que tener pocos- y sienta a Curro Romero. Ese sitio es bonito. A Curro lo pones en una gasolinera y la gasolinera es bonita.

Te noté especialmente emocionado con un heredero de lo suyo, con Diego Urdiales en Madrid allá por el 18.

Bueno, es que Diego es mi torero y mi amigo. Cuando me dicen “es tu torero” así como con mala leche les digo que es mi amigo. Al margen de la amistad que comparto con él, lo veo como un heredero de esa cosa que es la naturalidad, la verdad de lo sencillo. Es un apasionado de la expresión artística. Aquella faena en Madrid me hizo feliz. A veces me acuerdo de aquello y pegó la primera tanda con la izquierda probando al toro y me levanté. El tendido me miraba como si hubiera perdido la cabeza y a la siguiente tanda ya estaban en pie. Qué belleza en el toreo a veces.

Mil gracias Chapu. Me has regalado una conversación maravillosa.

Nada hombre. Gracias a los aficionados, a la gente que apoya y que permite que la labor de la Fundación siga adelante. Gracias a ti, Ignacio.