¿QUIÉN SOY?

Servidor nació un caluroso 28 de septiembre del año 2000 en la ciudad de Sevilla. Crecí entre idolatrías a Curro Romero y al toreo en general así como a un "semidiós" que apareció en aquella década como fue Fernando Alonso.

Todo comenzó en un mes de junio de 2003, mi padre, Manuel Muruve, me agarró de la mano y me llevó a la Plaza de Toros de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla. El calor se asentaba en la plaza del Arenal, y se celebraba una novillada con picadores. Mi padre consciente de que llevaba a un niño de poco más de dos años a los toros, se aprovisionó de una gran cantidad de entretenimientos por si yo me aburría durante el espectáculo. Pero no sirvieron para nada, me quedé pasmado ante tal ambiente y no perdí detalle de la lidia de los novillos. Desde aquella tarde, son pocas las que me he ausentado de la plaza más bella de este mundo. Forjarme allí, me ha ayudado en un crecimiento que nunca ha cesado. Le juré amor eterno a la Maestranza y adentrándome en los sentimientos que producía desarrollé una afición sobre la que gira mi existencia.

Tal fue mi idolatría por la Sevilla taurina, que junto a ella descubrí la que creo mi vocación. En otra tarde de toros del año 2015, se vislumbraba un cartel de campanillas en la capital hispalense. Recuerdo fácilmente que Manzanares formó un alboroto con dos toros de Núñez del Cuvillo. Tras el festejo, un amigo me pidió opinión sobre lo ocurrido. Papel y bolígrafo en mano, redacté un breve apunte que le pasé al día siguiente cuando nos vimos. Aquella pequeña crónica llegó a manos de gente importante del mundo del toro y desde ese día, me alimento como persona para llegar a mi sueño: ser periodista.

Cambiando de terrenos, la Fórmula Uno me fue inculcada como esa afición en la que basar el entretenimiento total (el toreo es un estado de ánimo). Esa más que palpable sensación de adrenalina que se experimenta al ver pasar un monoplaza es raramente alcanzable por cualquier otra. El circuito de Jerez y los meses de febrero fueron los que remataron de abrochar a Ignacio Muruve con este deporte. Jamás falté a los test invernales de pretemporada junto al que al igual que con la tauromaquia, me metió este otro veneno. Ayrton Senna como ídolo que la curva "Tamburello" de Imola, me privó de ver. Después, Fernando Alonso...

Por cierto, para los futboleros (que también lo soy): sevillista hasta la muerte.