FERNANDO FERNÁNDEZ FIGUEROA:

LA SERIEDAD DE SEVILLA

"El rigor es fundamental en la Maestranza"

En una conversación en tono familiar a la par que sincero, el presidente de una de las plazas más importantes del mundo describe su trabajo bajo una mezcolanza de sentimientos, importancia y responsabilidad. Fernando Fernández Figueroa es de esas personas que odian las medias tintas, que pide verdad en el trato y que, lógicamente, la expone cuando le toca. Clásico en sus gustos como aficionado, el público que asiste al coso del Baratillo le adjudica el título ficticio de "el juez más serio de la Maestranza.

Foto: Sevillataurina

-¿Cómo llegaste a la Maestranza?

Casualidad. Antiguamente, los presidentes tenían que ser comisario del Cuerpo Nacional de Policía. Hasta que el Reglamento andaluz de 2006 estableció que podían ser presidentes los aficionados de reconocido prestigio. Llevaba cerca de 17 años abonado a la Maestranza, voy todos los años a Madrid, a Pamplona, a Francia, etc. La que era delegada del Gobierno en Sevilla (si sabes el nombre, entre comas, ponlo), que es quien nombra a los presidentes y no los maestrantes como muchos creen, conocía mi afición por los toros y me planteó la posibilidad de presidir en Sevilla.

- Ser presidente, ¿es la cúspide de tu afición?

No. La cima de mi afición es ser aficionado. Poder ir a ver todas las corridas que puedo durante el año. Empiezo por Huelva y de ahí, Madrid, Pamplona, Bilbao, etc. Voy a todo lo que puedo. También a tentaderos cuando me llaman ganaderos que son amigos y que no están comprometidos con lidiar en Sevilla. Y cuando puedo toreó mis dos vacas. Esa es mi cima. Ser presidente es importante por las decisiones que tomas, pero no es una carrera profesional.

- Eres quien parte y reparte en la capilla Sixtina del torero. Te habrás sentido incomprendido alguna vez…

Claro. Yo quise ser torero. Toreé cuarenta novilladas sin picar y corté orejas en Sevilla. He estado ahí abajo, he estado en el tendido y ahora estoy en el palco. Quizá todas esas variables me hagan ver faenas que no tienen relevancia para el público, en general, y que considero que están siendo importantes y de peso. Y al contario, después veo otras faenas más bullangueras y tengo que dar la oreja porque el reglamento lo dicta así, aun sabiendo por dentro que jamás la habrías dado por tu cuenta.

-¿Te has ido cabreado a casa alguna vez tras conceder algún trofeo que por fuerza tenías que dar, pero que en el fondo sabías que era impropio?

Me arrepiento de una que le otorgué a El Fandi una tarde en la que estuvo muy bien con la muleta. Se fue a matar muy lejos del palco y ya había anochecido. Como la gamuza de la espada es oscura, le pegó una estocada que yo creí ver en el sitio. La gente pidió la oreja y la concedí, pero cuando terminé y lo vi por televisión supe que nunca la hubiera dado si de haberla visto mejor.

-Con uno de los cometidos más difíciles de todo el toreo, dolerá tragar con el sentimiento con tal de darle a Sevilla el rigor que merece.

-El rigor es fundamental en la Maestranza. La plaza se tiene que mantener en unos parámetros de exigencia normales para Sevilla. No digo que esto tenga que ser Madrid sino que cada plaza tiene su personalidad. Por ejemplo, a mi me hubiera encantado premiar con dos orejas a El Juli tras una faena espectacular, pero pegó una estocada defectuosa. Estamos en Sevilla y hay que mantener ese rigor. Es la catedral del toreo. Al final, si se dan orejas baratas, si se dan orejitas sencillas o poco pedidas, lo que se está devaluando es el mérito del torero. No les sirven para nada.

- ¿Sevilla siente qué presidente está sentado en el palco?

No. Si un aficionado no mira quién es el presidente, se sienta en su sitio y mira el festejo. No nota quién es el que preside. Si tiene algo importante el palco la plaza de Sevilla es la homogeneidad, aunque cada uno con sus matices. Seguimos teniendo nuestras reuniones para corregir defectos.


Foto: Cadena Ser.

"Si tiene algo importante el palco la plaza de Sevilla es la homogeneidad, aunque cada uno con sus matices"

-¿Se ha prostituido el indulto?

Se ha confundido. Estamos en una sociedad provida y por lo tanto puedes encontrar defensores de dos tipos de indulto. El clásico, el indulto para padrear, del bravo en el caballo y en la muleta. Después está el toro que ha tenido gran clase y calidad, siendo un instrumento para que un artista cree una obra fugaz en la muleta y que el público, para diferenciarlo del aficionado, le pide el perdón. Es un debate abierto. A mí, como aficionado más clásico, no me gusta el segundo caso, pero es innegable el júbilo del público cuando ocurre.

-¿Se percibe que algún sector de la Maestranza destaque por su mayor entendimiento o por su exigencia?

Siempre se ha hablado de que los tendidos 1 y 3 han tenido más peso en la plaza, pero al fin y al cabo el presidente cuenta pañuelos. O bueno, más que contar pañuelos, atender al griterío. En Sevilla una oreja es toda la plaza. No tienes un contador de pañuelos, pero se percibe verdaderamente cuando la petición es unánime. Incluso cuando se concede, cesa inmediatamente esa petición. Así es la Maestranza.

-Siendo la Maestranza una plaza torerista, ¿se cuida el toro como se debe?

Esta temporada ha sido muy especial. Se ha criticado mucho al ganadero e incluso algún periodista ha mencionado a presidentes y equipos gubernativos. Yo siempre digo lo mismo: si el equipo gubernativo va a una finca y le enseñan seis toros en edad correspondiente y con el trapío necesario, no puedes debatir más. El ganadero cuida mucho la corrida que lleva a Sevilla y viene con responsabilidad y preocupación.

-El toro de Sevilla es un toro de primera, pero hay ocasiones en las que roza el límite con el de Segunda. ¿Se debería subir un punto o está donde debe de estar?

Hay para todos los gustos. Hay periodistas que me dicen que nos estamos pasando aprobando toros de Madrid o de Bilbao. Hay profesionales que dicen de subirlo un punto y otros, que no. No me gusta hablar del toro de esta u aquella plaza. La palabra trapío se quitó del diccionario porque no tenía una definición certera. Un toro tiene que ser serio, cuajado, que dé miedo. A mi me tiene que dar miedo, porque si me lo da a mi se lo da al público. En la Maestranza tiene que salir un toro entipado y armónico, pero serio también.


-¿Le habrías dado el rabo a Morante el 1 de octubre?

Si el toro hubiera tenido más empuje, sí. Yo no suelo hablar con los toreros para no tener cercanías ni afinidad, pero a José Antonio le envíe un WhatsApp diciéndole que había estado tan completo de salida, en los quites y con la muleta que si el toro hubiera tenido algo más, hubiera sido de rabo.

-¿Te gustaría que vinieran otros encastes?

Yo no soy nadie para decirle a la empresa lo que debe hacer, pero recordaréis que hace ocho o diez años, cuando se daban ferias más largas, había una semana torista y otra más torerista. Aquí venía Cuadri y Dolores Aguirre, pero fue un fracaso. No se apuntan las figuras y no pudo ser. La gente iba a las corridas importantes. A mi me encanta como aficionado. De hecho, voy a Pamplona a ver la de Cebada Gago, por ejemplo. Me encantaría que esa diversidad de encastes la tuvieran las figuras del torero, pero no es así.

-¿Cómo se afronta un reconocimiento en la plaza sabiendo que están acarteladas las figuras?

Yo no miro quién torea. Me preguntan por qué corrida me ha tocado y ya está. Yo analizo con mis veterinarios que la corrida sea digna para Sevilla toree quien toree. Me da igual que sea mano a mano, figuras o tres chavales que empiecen. Tiene que tener la morfología necesaria.

-¿Has recibido presiones?

Presiones hay en todos lados. En corrales, en la petición de orejas, cuando un ganadero te pide que no eches un toro suyo para atrás, etc. El presidente vive continuamente sometido a presión y es lo que yo veo en los buenos presidentes. Cuanto mayor sea la presión, mejor rinde. Decisiones en muy poco tiempo y con ecuanimidad.

-Enhorabuena por tu gran labor, amigo.

-A tí Ignacio. Intentaremos seguir haciendo las cosas como mejor se pueda.