Las viejas calles de Lima según Ricardo Palma



CALLES

CON

TRADICIÓN



El origen de sus nombres según Ricardo Palma

Por: César COLOMA PORCARI

Presidente del Instituto Latinoamericano de Cultura y Desarrollo

Son muy importantes los nombres tradicionales de las calles de una ciudad, establecidos por “el pueblo, que para eso de bautizar no necesitaba permiso de preste, ni de rey, ni de roque, ni de alcornoque”, como lo afirmaba don Ricardo Palma (“Tradiciones peruanas completas”, Madrid, Aguilar S. A. de Ediciones, Selecciones Gráficas, p. 579).

El tradicionista manifestó su deseo de “consignar el origen que tienen los nombres con que fueron bautizadas muchas de las calles de esta, republicana hoy y antaño aristocrática, ciudad de los Reyes del Perú” (p. 397). Pero esa tarea no la llegó a cumplir, ya que registra solamente el origen de ochenta calles, las cuales son las siguientes:

Afligidos, Aldabas, Aparicio, Arco, Argandoña, Azaña, Baquíjano, Barraganes, Bejarano, Belaochaga, Beytia, Botoneros (portal de), Boza, Bravo, Breña, Cádices, Calonge, Carrera, Chaves, Compás, Concha, Divorciadas, Doña Elvira, Escribanos (portal de), Esplana, Faltriquera del Diablo, Fano, Gato, Granados, Hoyos, Huevo, Ibarrola, Juan de la Coba, Juan Pablo, Juan Simón, Judíos, La Riva, Lártiga, León de Andrade, Lescano, Llanos, Manita, Mariquitas, Mármol de Carbajal, Matavilela, Matienzo, Maurtua (Mortua), Melchormalo, Mendoza, Mestas, Miranda, Mogollón, Negreyros, Núñez, Orejuelas, Ormeño, Ortiz, Otárola, Otero, Padre Jerónimo, Pando, Pastrana, Pescadería, Polvos Azules, Queipo, Quemado, Rastro de San Francisco, Rastro de San Jacinto, Romero, Salinas, Serrano, Tobal, Ulloa, Urrutia, Valladolid, Villalta, Villegas, Zamudio, Zárate y Zavala.

Además, Palma confiesa que “a pesar de nuestras más prolijas investigaciones, nos ha sido imposible descubrir el [origen del nombre] de las diez calles siguientes”: Comesebo, Contradicción, Expiración, Malambo, Mandamientos, Penitencia, Pilitricas, Sietejeringas, Suspiro y Yaparió (p. 399).

A mediados del siglo XIX, la Municipalidad impuso nuevos nombre para las calles de Lima. Palma recuerda que “vino un prosaico municipio a desbautizarla, convirtiendo con la nueva nomenclatura en batiborrillo el plano de la ciudad y haciendo guerra sin cuartel a los recuerdos poéticos de un pueblo que en cada piedra y cada nombre esconde una historia, un drama, una tradición” (p. 579).

El tradicionista se burla de esa disposición afirmando que “A pesar de que oficialmente se ha querido desbautizarla, ningún limeño hace caso de nombres nuevos y a fe que razón les sobra. De mí sé decir que jamás empleo la moderna nomenclatura; primero, porque el pasado merece algún respeto, y a nada conduce abolir nombres que despiertan recuerdos históricos; y segundo, porque tales prescripciones de la autoridad son papel mojado, y no alcanzarán sino con el transcurso de siglos a hacer olvidar lo que entró en nuestra memoria junto con la cartilla” (pp. 397-398).

Palma menciona en sus Tradiciones ciento cuarenta y seis calles de la vieja Lima (consignando el origen de ochenta de ellas). Y no hace ninguna referencia a varias calles importantes, como la de la Peña Horadada. En el caso de esta última muchos embusteros, en la actualidad, le atribuyen tradiciones que no existen.

Los cuatro grabados de calles de Lima que incluimos en este trabajo fueron publicados por don Manuel Atanasio Fuentes en “Lima. Apuntes históricos, descriptivos, estadísticos y de costumbres” (París, Librería de Firmin Didot, hermanos, hijos y cía., 1867, pp. 2, entre 4-5, 6).

A continuación ofrecemos información sobre algunas de las calles registradas en las Tradiciones:

BODEGONES.- (“Jirón Carabaya” cuadra 3). En “Pepe Bandos” menciona al “café de Bodegones, centro a la sazón de los contemporáneos del virrey inglés (O’Higgins)” (p. 544); y en “De gallo a gallo” cuenta que eran “tertulios del café de Bodegones” don José Joaquín de Larriva y un fraile libertino (p. 1051).

COCHARCAS.- (“Jirón Huánuco” cuadra 9). En “María Abascal” cuenta que “Por los años de 1807 existió en la calle ancha de Cocharcas (hoy de Buenos Aires), la más afamada picantería de Lima, como que en ella se despachaba la mejor chicha del Norte y se condimentaban un seviche de camarones y unas papas amarillas con ají que eran cosa de chuparse los dedos” (p. 955).

COMPÁS.- (“Jirón Abancay” cuadra 3). Palma, en “Cortar el revesino”, cuenta que cuando se trazó el plano de la ciudad, en 1535, “constituyéronse los agrimensores en la que hasta hoy se llama calle del Compás o de la portería del monasterio de la Concepción. La tal calle, que hasta hace poco más de veinte años era irregular, pues formaba un ángulo que imitaba las ramas del compás, fue el punto de partida para dividir la población en manzanas tan iguales, que dan a Lima semejanza con un tablero de ajedrez” (p. 463).

DIVORCIADAS.- (“Jirón Carabaya” cuadra 6). En “Los malditos” cuenta que a principios del siglo XVII “Fundóse […] a inmediaciones del monasterio de Santa Clara la casa de Divorciadas, para recogimiento de mujeres de vida alegre: pero fue tanto lo que alborotaron las monjitas protestando contra la vecindad, que hubo necesidad de complacerlas, trasladando el refugio a la que aún se llama calle de las Divorciadas, cerca de la Encarnación” (p. 238).

DOÑA ELVIRA.- (“Jirón Huanta” cuadras 11, 12). En “La Faltriquera del Diablo” afirma que “La calle de Doña Elvira se llamó así por una famosa curandera, que en tiempo del virrey duque de la Palata tuvo en ella su domicilio. Juan de Caviedes, en su Diente del Parnaso, nos da largas y curiosas noticias de esta mujer que inspiró agudísimos conceptos a la satírica vena del poeta limeño” (p. 398).

ESPADEROS.- (“Jirón Unión” cuadra 5). El tradicionista, en “La casa de Francisco Pizarro”, indica que ésta se encontraba “en la calle que forma ángulo con la de Espaderos (y que se conoce aún por la de Jesús Nazareno) y precisamente frente a la puerta lateral de la iglesia de la Merced” (p. 35).

HUEVO.- (“Jirón Tacna” cuadra 5). En “La Faltriquera del Diablo”, recuerda que “En tiempo del virrey conde de Superunda, a pocos metros después de la ruina del Callao, encontraron en un corral de gallinas un cascarón del que salió un basilisco o pollo fenomenal. Por novelería iba el pueblo a visitar el corral, y desde entonces tuvimos la que se llama calle del Huevo” (p. 399).

JUDÍOS.- (“Jirón Huallaga” cuadra 2). Asimismo, en “La Faltriquera del Diablo”, Palma afirma que “Cuando la Inquisición celebraba auto público de fe, colocábanse en la esquina de la que, con ese motivo, se llamó calle de Judíos, un cuadro con toscos figurones, que diz representaban la verdadera efigie de los reos, rodeados de diablos, diablesas y llamas infernales” (p. 399).

LÁRTIGA.- (“Jirón Camaná” cuadra 4). Palma, en “Un litigio original”, narra el gran pleito entre el conde de Sierrabella y el marqués de Santiago. El primero, estando en la calle de Lártiga, le ordenó a su cochero que volteara a la izquierda, hacia la calle de Lescano. “Al doblar ésta la esquina de Lártiga, se halló de sopetón con el carruaje del marqués de Santiago, también en actitud de torcer la bocacalle de Lescano” (pp. 488-489). El pintor don Teófilo Castillo ha inmortalizado esta escena, en un famoso óleo.

MANITA.- (“Jirón Tacna” cuadra 1). En “La calle de la Manita” dice que “Al costado del colegio del Espíritu Santo […] hay una calle completamente deshabitada, pues en ninguna de sus aceras se ve casa ni covachuela”. Por la sombra que proyectaba un farol ubicado allí, “Un miedoso creyó ver en esta sombra la forma de una mano, otro que tal la vio peluda y un tercero le descubrió las garras. Y tanto se habló de esto, que todo el vecindario de Lima, nemine discrepante, se persuadió de que el diablo andaba suelto y haciendo de las suyas por lo que, desde entonces, se conoce con el nombre de calle de la Manita” (pp. 675-676).

MANTAS.- (“Jirón Callao” cuadra 1). En “La casa de Francisco Pizarro” indica que “El primer año de la fundación de Lima (1535), solo se edificaron treinta y seis casas, siendo las principales […] las de Juan Tello y Alonso Martín de Don Benito, en la calle de las Mantas” y otras casas (p. 35); y en “Entre Garibaldi… y yo” cuenta que el francés don Carlos Ledos “estableció una agencia mercantil en la calle de las Mantas”. Allí fue el gran héroe Garibaldi a buscarlo por haber escrito contra su rey don Carlos Alberto (pp. 1121-1123).

MARIQUITAS.- (“Jirón Moquegua” cuadra 3). Nuestro tradicionista, en “La Faltriquera del Diablo” (p. 398), recuerda que “Sobre la calle de las Mariquitas cuentan que el alférez don Basilio García […] fue quien hizo popular el nombre. Vivían en dicha calle tres doncellas bautizadas por el cura con el nombre de María, en loor de las cuales improvisó un día el galante alférez la espinela siguiente:

"Mi cariño verdadero

diera a alguna de las tres;

mas lo fuerte del caso es

que yo no sé a cuál más quiero.

Cada una es como un lucero,

las tres por demás bonitas,

congojas danme infinitas,

y para hacer su elección

no atina mi corazón

entre las tres Mariquitas”.

MÁRMOL DE CARBAJAL.- (“Jirón Arequipa” cuadra 2). En “El Demonio de los Andes” señala que la casa de Francisco de Carvajal, apodado así, se encontraba en “el ángulo de las calles conocidas hoy con los nombres de la Pelota y de los Gallos. El terreno fue sembrado de sal, demolidas las paredes interiores y en la esquina de la última se colocó una lápida de bronce con una inscripción de infamia para la memoria del propietario. A la calle se le dio el nombre de calle del Mármol de Carvajal” (p. 81).

MATAVILELA.- (“Jirón Lima” cuadra 3). En “La Faltriquera del Diablo” también cuenta que la calle de “Matavilela” se llama así por el apellido de alguien que tuvo su casa allí (p. 398).

MERCED.- (“Jirón Unión” cuadra 6). En “Sabio como Chavarría” cuenta que el año 1772 “un italiano o francés, llamado Francisquín, estableció en la calle de la Merced un café (el primero que tuvimos en Lima)” (pp. 734-735).

MOGOLLÓN.- (“Jirón Moquegua” cuadra 2). Palma, en “Mogollón”, al referirse a la calle donde vivía el delincuente africano Francisco Mogollón alias “Sanguijuela”, recuerda que “Como en 1747 no había en la calle otro solar habitado que el que ocupó el famoso bandido […], el pueblo […] bautizó la supradicha con el nombre de calle de Mogollón” (p. 579).

PADRE JERÓNIMO.- (“Jirón Puno” cuadra 4). En “Pancho Sales el verdugo” se refiere a fray Diego Cisneros, “ilustradísimo sacerdote español, desterrado de Madrid por lo avanzado de sus ideas políticas […]. El padre jeronimita sembraba la semilla que un cuarto de siglo después dio por fruto la República” e indica que ese sacerdote “dio su nombre a la calle llamada hoy del padre Jerónimo” (p. 749).

PALACIO.- (“Jirón Unión” cuadra 2). En “Entre Garibaldi… y yo” cuenta que “La casa de Malagrida fue la que forma el ángulo de las calles de Palacio y Polvos Azules, con grandes almacenes en la parte baja”. En ella vivó el gran héroe italiano Garibaldi (p. 1124).

QUEMADO.- (“Jirón Moquegua” cuadra 4). En “Respuesta a dos preguntones” cuenta que en tiempos de Rodil, algunos pulperos vendían ilegalmente la pólvora. Una noche, Doménico, un pulpero italiano, “al ir a guardar la pólvora, cayó sobre ella el candil”. “Apenas encontraron fragmentos del cuerpo de Doménico, y como la catástrofe fue de gran resonancia para una población cuyo vecindario, en ese año […] no excedía de cinco mil almas, la voz popular dio a la calle el nombre de calle del Quemado” (p. 931).

SOLEDAD.- (“Jirón Lampa” cuadra 1). Y en “Batalla de frailes”, se refiere a un sacerdote que iba a ser quemado vivo por sus congéneres, los que le gritaron “¡Fraile de cuernos, anda a arder en los infiernos”. Para restablecer el orden, los soldados ingresaron al convento “por las calles del Tigre y de la Soledad” (463).

El presente artículo es un resumen de nuestro ensayo “Las antiguas calles de Lima en las Tradiciones de Ricardo Palma”, publicado en “Aula Palma” (vol. IX, Lima, Universidad Ricardo Palma, 2010, pp. 71-106).


(Publicado en “Voces”, Revista Cultural de Lima, año 16, N° 58, Lima, 2015, pp. 92-95).