El palacete chino de Lima


Curiosa edificación que data de 1927

se ubica en distrito de Breña

PALACETE CHINO

EN LIMA

Por: César Coloma Porcari

Presidente del Instituto Latinoamericano de Cultura y Desarrollo

Nadie conoce el curioso palacete chino que se encuentra ubicado en la Av. Bolivia 896, esquina con la calle Jorge Chávez, en la antigua urbanización Chacra Colorada (hoy distrito de Breña). Fue construido en el año 1927 y en esta nota damos a conocer, por primera vez, la historia del inmueble y el nombre de su constructor y primer propietario, el señor Francisco León, un acaudalado súbdito del Celeste Imperio residente en Lima.

La casa, que se encuentra aún en pie, es de dos plantas, con acabados de gran calidad. En su frente se luce un florido jardín, protegido por una fina reja sostenida por machones de ladrillo bien trabajados, que estaban dotados de perillones ornamentados con símbolos budistas. La puerta principal da acceso a un pórtico sostenido por dos columnas terminadas en curiosos capiteles con cabezas de dragones. Todo el frente de la casa está protegido por un tejado curvo, de estilo oriental, y sobre éste se luce una gran balaustrada de madera que estuvo ornamentada con perillones, la cual rodea la casa, creando una amplia terraza sobre la primera planta.

En la segunda planta y sobre el pórtico, se levanta un vistoso templete octogonal, sostenido por ocho columnas dotadas con capiteles similares a los de la planta baja, aunque en una escala menor. La cubierta es típicamente oriental y curvada, y las vigas terminan en estilizadas cabezas de dragón, por ser éstas imágenes protectoras. Este templete estaba dotado de delicadas ventanas, también de estilo chino, que lamentablemente ya no existen.

El templete, que recuerda las pagodas del Lejano Oriente, es lo más vistoso de la casa. El Sr. León decidió construir su propia pagoda decorativa en su casa particular, destinada exclusivamente a vivienda y no al culto público budista.

Si el inmueble hubiera sido destinado a templo budista, no habría sido posible construirlo así. En el Perú, en cumplimiento de la Constitución, no se podía edificar ningún edificio que tuviera el aspecto de un templo de otra religión que no fuera la del Estado (católica romana). En el artículo cuarto de la Constitución vigente en ese entonces, se disponía que “La Nación profesa la Religión Católica, Apostólica y Romana y el Estado la protege y no se permite el ejercicio público de otra alguna”.

Recién el 11 de noviembre de 1915 fue promulgada la Ley N° 2193, que establecía la tolerancia religiosa. En su artículo único se dispuso: “Suprímese del artículo cuarto de la Constitución, la parte final que dice: ‘y no se permite el ejercicio público de otra alguna’, quedando concebido este artículo en los siguientes términos: Artículo 4°. – La Nación profesa la Religión Católica, Apostólica y Romana y el Estado la protege”. Pero, a pesar de que había transcurrido más de una década desde este cambio constitucional, era peligroso contradecir la norma anterior (César Coloma Porcari: “El Imperio del Cielo. La colonia china a través de la práctica del budismo”, “Voces”, Revista Cultural de Lima, año 14, N° 53, Lima, 2013, páginas 43-45).

El palacete chino se encuentra, en la actualidad, pintado con colores inapropiados. Por lo que se puede apreciar en el muro que da a lo que fuera patio y jardín interior, parece que no tuvo ninguna pintura y que lució, más bien, materiales expuestos (cemento pulido, ladrillo fino y mayólica colorida). Además, se debe reponer algunos balaustres, que faltan, y los perillones mencionados. Este es un inmueble que llamó mucho la atención, y fue muy apreciado, en Lima, en las primeras décadas del siglo XX, tal como lo veremos a continuación.

Hemos descubierto un documento muy importante, sobre esta casa, publicado en la revista “Ciudad y Campo, y Caminos”, N° 41 (Lima, agosto-septiembre 1928, página 38), con el título de “Curiosa residencia. Arquitectura con Motivos Chinos del señor Francisco R. K. León”. Allí afirman que “Lima se está definiendo en sus edificios, la ciudad cosmopolita. Razas y civilizaciones están dejando su huella e imprimiendo su signo y su espíritu en sus construcciones. De la literatura, del arte y de la arquitectura ya se está matizando nuestra ciudad, más o menos incipientemente, con perfiles cosmopolitas. De la conjunción de todas las tendencias resulta lo pintoresco”.

Agregan que “Coetáneamente a la construcción del gran edificio de la firma Gildemeister & Co., de estilo moderno alemán, el conocido comerciante chino y miembro del periodismo de esa colonia, señor Francisco León, ha edificado su residencia particular en la Avenida Bolivia, con algunos motivos arquitecturales asiáticos, como se apreciará en el grabado que ilustra estas líneas. No deja de ser interesante ese aporte chino a la arquitectura, en Lima, ya que hasta ahora, muy poco de lo realizado se ha apartado del occidentalismo.

Asimismo, afirman que “De Europa y de Estados Unidos, aparte de la gran influencia colonial y neo-colonial, se ha importado los modelos de nuestros edificios. Incipientemente el asiatismo, el orientalismo, se ha manifestado en este sector. La residencia del señor Francisco León ha permitido la aparición de un primer brote de estilo chino, que añade a nuestra ciudad una nota y una nueva representación de la colonia asiática, muy numerosa, tal como la residencia del industrial Tominaga, al final de La Victoria, lo es desde hace años para la japonesa”.

Comentan, finalmente, que “La arquitectura china tiene un cierto sentido ágil y flexible que introduce un aspecto de ligereza a sus edificios. Cabe una representación del alma china por sus construcciones. Su cultura tan antigua enfoca un sentido artístico pintoresco. Lima suma un nuevo matiz en su panorama arquitectural con esta pequeña edificación, propiedad del señor León”. Acompañan la nota con una fotografía (que reproducimos), en la que se aprecia el frontis de la casa.

Como ya lo indicamos, don Francisco León era un acaudalado súbdito del Celeste Imperio, residente en Lima. Encontramos una valiosa información sobre ese personaje en la obra “Lima, la ciudad de los Virreyes”, de don Cipriano A. Laos (Corbeil, Francia, Imprimerie Crété, 1927, página 160), en la referencia al periódico “La Voz de la Colonia China”, que era “el diario representativo de la colonia china en el Perú, en el cual refléjanse todas las cuestiones de interés que la afectan. Verdadero defensor de los intereses chinos, esta publicación está considerada como el genuino portavoz de la colonia, y en sus columnas puede apreciarse la dedicación asidua que presta a todo lo que se refiere al progreso comercial y social de la colectividad”.

Agregan que fue “Fundado en 1911 como semanario, tuvo por objeto, no el lucro comercial, sino puramente el servicio de los intereses chinos en el Perú y a ello dedicó todos sus esfuerzos durante 5 años, hasta que fue convertido en bisemanario. Poco a poco fue poniéndose en contacto directo con el comercio chino de la capital y del resto de la República, progresando rápidamente, ligando a las conveniencias sociales de la colonia, los intereses comerciales, representados y defendidos por “La Voz de la Colonia”.

Mencionan al constructor y propietario del palacete chino al afirmar que “El 10 de octubre de 1922 se reunió un grupo prominente de comerciantes chinos y acordó formar una compañía por acciones, con el fin de convertir el periódico en un diario, cosa que se logró con el beneplácito general, nombrándose para dirigirlo al Sr. Francisco León, quien permanece aún al frente de la dirección […]. Además, “Las páginas de “La Voz de la Colonia China” publican buena cantidad de avisos del comercio nacional y extranjero, en el deseo de incrementar el movimiento comercial de la numerosa colonia”.

En vista de que la comunidad china del Perú, en la actualidad, no tiene ningún interés en preservar su patrimonio histórico en este país (el caso de sus antiguos templos, en el centro de Lima, es una muestra de ello), tanto la Municipalidad Provincial de Lima como la Distrital de Breña, deberían apoyar al propietario actual del palacete chino, exonerándolo del impuesto predial y de los arbitrios, otorgándole, además, un reconocimiento por su gran labor al conservar un vistoso ejemplar del patrimonio urbano.

(Publicado en “VOCES”, Revista Cultural de Lima, año 17, N° 62, Lima, 2016, pp. 38-39).