César Vallejo,

el peruano universal



RECORDANDO

A CÉSAR VALLEJO







Por: César Coloma Porcari

Presidente del Instituto Latinoamericano de Cultura y Desarrollo

Celebrando el Día del Poeta Peruano, el 15 de abril, que coincide con el aniversario del fallecimiento de César Vallejo, el “peruano universal”, hacemos un recuento sobre la vida del insigne vate y nos referimos a la ideología política en la que lamentablemente militó al final de su vida, recogiendo lo expresado por destacados autores nacionales.

Raúl Porras Barrenechea (Pisco, 1897 - Lima, 1960), destacado personaje nacional, siendo Senador de la República, en una intervención en el Congreso Nacional, el 22 de agosto de 1956, solicitó se le otorgara una pensión a su viuda, Sra. Georgette de Vallejo, y afirmó en esta sesión que Vallejo es “uno de los más auténticos y más grandes poetas que ha tenido el Perú, considerado hoy, quizá, como el primer poeta de habla castellana, tanto en América como en España” (Carlota Casalino Sen (comp.): “Raúl Porras Barrenechea, parlamentario”, Lima, Ediciones del Congreso de la República del Perú, 1997, pp. 58-59).

Agregó en su intervención que “sólo en el Perú se le ha postergado y olvidado su memoria, como ha ocurrido siempre que han surgido hombres que le han dado prestigio”. Y recuerda que “César Vallejo murió de hambre en París el año 1938. ‘Me moriré en París con aguacero, un día del cual tengo ya el recuerdo’, había dicho él, angustiosa y presagiosamente, en un soneto célebre; y el tiempo hubo de confirmarlo trágicamente”.

Porras se lamentaba, también, de que “Todos los países de América exaltan a sus grandes valores representativos, a sus artistas y hombres de pensamiento; pero el Perú sigue siendo lo que dijo el Inca Garcilaso: ‘Madrasta de sus propios hijos’, y ‘apasionada madre de los ajenos’”. Por eso no apreciamos a Vallejo ni a nuestros héroes peruanos de la Independencia, y ni siquiera al que iniciara ésta, Don José Gabriel Thupa Amaro Inga (Túpac Amaru).

Cabe recordar que el Dr. Porras publicó a su costa, en París, el año 1938, el libro titulado “Poemas humanos”, que le dio a Vallejo “una celebridad definitiva y ha sido comentado por los más grandes críticos de Francia, España y de toda América” (César Vallejo: “Poemas humanos”, París, Édition Les Presses Modernes, 1939.

LA CASA DE VALLEJO

Se debe tener presente que don Francisco Izquierdo Ríos (Saposoa, 1910 - Lima, 1981), visitó Santiago de Chuco el año 1946, enviado por el Ministerio de Educación Pública para estudiar la fiesta del Patrón Santiago. Y al referirse al poeta (“César Vallejo y su tierra”, Trujillo, Editorial Libertad, 1989, pp. 33-34, 36, 40, 41), afirma que “Sus padres fueron don Francisco de Paula Vallejo y doña María de los Santos Mendoza. Sus abuelos, por línea paterna, el sacerdote español, mercedario, José Rufo Vallejo, cuyos restos reposan en la iglesia de Pallasca, departamento de Ancash, y por la línea materna, otro sacerdote, don Joaquín de Mendoza”.

Este destacado escritor sanmartinense agrega que “sus padres querían que Vallejo fuera sacerdote como sus abuelos”. Y visita la casa natal, contándonos que “Allí están el portón y el poyo de los famosos versos. Ingreso a la casa con uncioso respeto. Estoy entrando en la casa de uno de los poetas más grandes del mundo, de aquel inconmensurable artista y revolucionario que sufrió y dijo como nadie el dolor humano”.

Fachada de la casa natal de César Vallejo en Santiago de Chuco

El autor escribe: “Me hallo en la casa de aquellas insuperables ‘Canciones de hogar’, de ‘Los Heraldos Negros’ (…). Es de dos pisos con corredores internos que circundan un empedrado patio. ¡El recordado patio! En éste hay algunas flores y enredaderas que por los pilares alcanzan el techo”.

Los familiares de Vallejo, en el viaje de 1946, le informaron a Izquierdo Ríos que “la casa está tal como era cuando se encontraba en ella Vallejo, salvo el muro del lado izquierdo, que se ha caído. En efecto, veo allí montones de tierra”. Este escritor termina su relato sobre la casa natal de Vallejo, diciendo que “Salgo de la casa, como de un Templo”.

Este inmueble, al parecer, pertenece al Concejo Provincial de Santiago de Chuco, y fue restaurado, recientemente, por una importante empresa minera. Falta completar algunos detalles, como la recuperación de las plantas que se cultivaban en el patio: “flores y enredaderas que por los pilares alcanzan el techo”, como lo recuerda Izquierdo Ríos.

Asimismo, se debe tener cuidado con la museología, que debe ser de la mejor calidad, dada la importancia histórica de la casa. Y se debe procurar recuperar el ambiente interior, con muebles de fines del siglo XIX o anteriores, instalados a la usanza de la época.

Patio de la casa natal de César Vallejo en Santiago de Chuco

RELIQUIA VIRREINAL

Es necesario preservar la totalidad del centro histórico de Santiago de Chuco: su Plaza Mayor, templos, calles y casas. Y, por supuesto, se debe poner en valor toda esa amplia área urbana, recuperando, inclusive, los balcones de antepecho tradicionales y el color blanco de los muros.

Como Vallejo es un personaje de fama mundial, puede desarrollarse un flujo turístico hacia Santiago de Chuco. Los viajeros, además de visitar la casa natal, podrían ingresar a la Iglesia Matriz, tan vinculada a sus abuelos sacerdotes, así como conocer la escuela en donde estudió, y, en fin, apreciar el bello entorno urbano –pueblo de arquitectura española e indígena–, que inspirara al vate hasta el momento de su muerte.

Inclusive se puede organizar las visitas a ese pueblo, desde la ciudad de Trujillo, utilizando el antiguo camino de herradura que empleó Vallejo en sus idas y venidas a la capital departamental. Los admiradores del poeta podrían así apreciar la áspera geografía peruana y los grandes cambios que se experimentan cuando se sube de la costa a la serranía.

IDEAS POLÍTICAS

César Vallejo nació en Santiago de Chuco el año 1892 y murió en París el 15 de abril de 1938. El Dr. Alberto Tauro del Pino (“Enciclopedia ilustrada del Perú”, Lima, Empresa Editora El Comercio S.A., Peisa, 2001, t. 17, pp. 2691-2692), afirma que estudió en su pueblo natal y en Huamachuco, y luego en la Universidad Nacional de Trujillo. Allí se graduó de Bachiller en Letras, el año 1915.

Indica además, que se estableció en Lima en 1917, llegando a ser profesor en el Colegio Nacional de Nuestra Señora de Guadalupe. Pero regresó un tiempo a Santiago de Chuco. Viajó a Europa el año 1923 y nunca más regresó al Perú. Vivió en París, Madrid y otras ciudades, y también, estuvo en la tenebrosa “Unión Soviética”, en 1928, 1929 y 1931. En Francia se le acusó, lamentablemente con razón, de “hacer propaganda comunista”. En los últimos años de su vida, por razones que no alcanzamos a comprender, Vallejo luchó a favor del lado equivocado, el marxismo-leninismo, la ideología política criminal que oprimió a los pueblos y asesinó a millones de inocentes. Evidentemente fue engañado por la propaganda “soviética”.

El Dr. Tauro cuenta que Vallejo “Murió en la tarde de un Viernes Santo (15-IV-1938), cuando un tenue aguacero caía sobre París, como él lo había profetizado. Su obra poética es única por su forma y por su fondo; expresa un hondo dolor humano, alimentado por su solidaridad con los dolores que agobian a los oprimidos de todo el mundo; y cuanto más se le estudia, más se advierte en ella la grandeza de una creación auténtica”. Es admirable y muy conocido el retrato de Vallejo, obra del gran Pablo Picasso, realizado en 1938.

César Vallejo por Pablo Picasso. 9 de junio de 1938



El escritor Izquierdo Ríos afirma que “César Vallejo no olvidó nunca su universo peruano, Santiago de Chuco y su hogar. Lo llevó en su alma, en su carne, en su sangre. Hasta en ‘Poemas humanos’, escritos en los últimos años de su vida, en París, se encuentran recuerdos de su tierra natal” (op. cit. p. 49).

Como lo expresara el Dr. Raúl Porras Barrenechea, “Vallejo, a pesar de su angustia humana universal, a pesar de su convicción comunista –que no segó en él ninguna de las fuentes de la bondad y de la comprensión humana–, escribía siempre pensando en el Perú y recogiendo en los giros de sus versos esencias peruanas” (op. cit., p. 59).

Estamos seguros de que si Vallejo hubiera vivido más tiempo, habría comprobado la aterradora verdad del perverso y sanguinario sistema “soviético”, el Imperio del Mal. En “España, aparta de mí este cáliz”, ya muestra su preocupación por el gobierno comunista que afectaba a la Madre Patria al final de su vida:


¡Cuídate, España, de tu propia España!

¡Cuídate de la hoz sin el martillo!

¡Cuídate del martillo sin la hoz!

(…)

¡Cuídate de los nuevos poderosos!

(…)

¡Cuídate del leal ciento por ciento!

(…)

¡Cuídate de los que te aman!

¡Cuídate de tus héroes!

¡Cuídate de tus muertos!

¡Cuídate de la República!

¡Cuídate del futuro!

* Conferencia sustentada en radio Filarmonía el viernes 7 de abril de 2017.

(Publicado en el diario “El Pueblo”, Arequipa, sábado 8 de abril de 2017, p. 8).