La Tensegridad - Pases Mágicos - Carlos Castaneda

Carlos Castaneda era sumamente esquivo y elusivo (no se dejaba fotografiar ni grabar), y muchos se han hecho pasar por sus discípulos o hasta por él mismo.

En 1993, Castaneda anunció los pases mágicos, culminación de las artes hechiceras toltecas, que habrían sido transmitidas de maestro a aprendiz durante generaciones. A esto le llamó Tensegridad (contracción de "tensión" e "integridad") tomando prestado el término de un concepto de diseño estructural del arquitecto e ingeniero norteamericano Richard Buckminster Fuller, y fundó la organización Cleargreen para difundirla, haciendo numerosas apariciones en sus actos.

Esto fue una ruptura con respecto a su etapa anterior de aislamiento, y sorprendió a muchos, por no haber mencionado los pases mágicos en sus libros anteriores. Más sorprendente resulta el hecho de que no se hayan encontrado evidencias de este tipo de movimientos entre los indios mesoamericanos.

La Tensegridad consiste en una serie de movimientos que tienen mucha relación con estilos de Kung Fu, que Castaneda pudo haber aprendido de dos fuentes: de un maestro de artes marciales llamado Howard Lee, o gracias a una de sus últimas alumnas, Florinda Donner, quien según el sitio mencionado llegó a aparecer en revistas especializadas de karate tal y como aparece en la foto, en cuanto al uniforme y kata que ejecuta.

Dentro de las disciplinas de Artes Marciales es común encontrar dos tipos de movimiento, de forma y de combate.

Los movimientos de forma se enfocan a demostraciones de la técnica y aspectos mentales, y el combate, a la aplicación de dichas técnicas para enfrentamientos.

En este sentido la Tensegridad, surgida a principios de 1980, está enfocada a las formas de una disciplina que pudiera ser Kung Fu aunque sin los fundamentos lógicos de este arte marcial ya que este es mucho más profundo y complejo.

Tiempos previos a la conquista española es el término que usaba don Juan Matus, un indio chamán mexicano que dio entrada a Carlos Castaneda, Carol Tiggs, Florinda Donner-Grau y Taisha Abelar al mundo cognitivo de los chamanes que vivieron en México, según don Juan, hace entre 7,000 y 10,000 años.

Don Juan explicó a sus cuatro discípulos que aquellos chamanes, descubrieron a través de prácticas insondables, que los seres humanos son capaces de percibir energía directamente tal como fluye en el universo. En otras palabras, de acuerdo con don Juan, aquellos chamanes aseguraban que cualquiera de nosotros puede interrumpir, por un momento, nuestro sistema de interpretación que convierte el flujo de energía en datos sensoriales propios de la clase de organismos que somos. Aquellos chamanes afirmaban que transformar el flujo de energía en datos sensoriales crea un sistema de interpretación que convierte la energía que fluye en el universo en el mundo cotidiano que conocemos.

• Don Juan continuó aclarando a sus discípulos que una vez que aquellos antiguos chamanes establecieron la validez de la percepción directa de energía, a la que llamaron ver, procedieron a refinarla aplicándosela a sí mismos. Esto es, se percibían los unos a los otros, a voluntad, como un conglomerado de campos energéticos. Al percibirse de esta manera, los seres humanos se asemejan a unas gigantescas esferas luminosas del Cuando se percibe a los seres humanos como un conglomerado de campos energéticos, se puede también distinguir un punto de intensa luminosidad localizado a la altura de los omóplatos, más o menos a un metro de distancia detrás de éstos.

Los videntes del México antiguo que descubrieron este punto luminoso lo llamaron el punto de encaje, debido a que concluyeron que es ahí donde se efectúa la percepción. Ayudados por su capacidad de ver, se dieron cuenta de que en este punto luminoso, ubicado en el mismo sitio para todos los seres humanos, convergen cantidades astronómicas de filamentos luminosos que son los campos energéticos que constituyen el universo en general. Al converger en este punto, se convierten en datos sensoriales que pueden ser utilizados por los seres humanos en cuanto organismos.

Utilizar energía convertida en datos sensoriales era considerado por aquellos chamanes como un acto mágico: la energía es transformada por el punto de encaje en un mundo verdadero e inclusivo en el que los seres humanos, en su calidad de organismos, pueden vivir y morir.

Aquellos chamanes atribuían el acto de transformar el flujo de energía pura en el mundo que percibimos, a un sistema de interpretación. Su avasalladora conclusión - avasalladora para ellos, por supuesto, y quizá para todos aquellos que tengan la energía suficiente como para prestar atención- fue que el punto de encaje no es únicamente el lugar donde se efectúa la percepción, al convertir el flujo de energía pura en datos sensoriales, sino que también es el lugar donde se realiza la interpretación de dichos datos.

Su siguiente y avasalladora observación fue que el punto de encaje se desplaza de su posición habitual, de una manera muy natural, durante el sueño. Descubrieron que cuanto mayor es este desplazamiento, más extraños son los sueños que lo acompañan. Aquellos chamanes pasaron de estas observaciones realizadas como videntes, a la acción pragmática de desplazar voluntariamente el punto de encaje. El arte de ensoñar es el nombre que le dieron al resultado de estas prácticas.

Definieron el arte de ensoñar como la utilización pragmática de los sueños ordinarios para crear una entrada a otros mundos, por medio del desplazamiento voluntario del punto de encaje y el acto de mantenerlo fijo en la nueva posición, también a través de un acto voluntario.

Las observaciones de aquellos chamanes, al practicar el arte de ensoñar, eran una mezcla de raciocinios y de ver energía directamente tal como fluye en el universo. Se dieron cuenta de que en su posición habitual, el punto de encaje es el lugar donde converge una minúscula porción de los campos energéticos que forman el universo; pero si el punto de encaje cambia de posición dentro de la esfera luminosa, otra porción mínima de campos energéticos converge en él. El resultado es una nueva afluencia de datos sensoriales: campos de energía diferentes de los habituales son convertidos en datos sensoriales, y estos diferentes campos energéticos son interpretados como un mundo distinto.

El arte de ensoñar se convirtió en la práctica más absorbente de aquellos chamanes. En el curso de esta práctica, experimentaron estados de destreza, valor y bienestar físico sin igual. Al tratar de trasladar estos estados a sus horas de vigilia, descubrieron que podían repetirlos si ejecutaban ciertos movimientos corporales. Sus esfuerzos culminaron con el descubrimiento y desarrollo de un gran número de movimientos a los que llamaron pases mágicos.

Los pases mágicos de aquellos brujos del México antiguo se convirtieron en su posesión más preciada. Los rodearon de rituales y de misterio, y los transmitían únicamente a sus iniciados, envueltos en el más absoluto secreto. Ésta fue la manera en que don Juan Matus se los transmitió a sus cuatro discípulos, quienes, al ser los últimos eslabones de su linaje, llegaron a la unánime conclusión de que su interés era hacer el mundo de don Juan accesible a quienes quisieran conocerlo. Por lo tanto, decidieron rescatar los pases mágicos de su estado secreto y ritual. Crearon así la Tensegridad, término que pertenece a la arquitectura, y que significa "la propiedad de armazones que emplean miembros de tensión continua y miembros de compresión discontinua, de tal manera que cada miembro opera con máxima eficiencia y economía."

Este es un vocablo sumamente apropiado, ya que es una mezcla de dos términos: tensión e integridad, los cuales denotan las dos fuerzas impulsoras de los pases mágicos.

*Extracto de la primera edición del diario Lectores del Infinito, Número 1, Volumen 1, 1996. Published by Cleargreen, Incorporated, (c) Copyright 1996, Laugan Productions, Incorporated. All rights reserved.

Todas las estructuras del universo, para mantenerse íntegras, dependen de un adecuado equilibrio entre tensión y compresión; una lámpara que cuelga, una silla en el suelo, un muro de ladrillos, los sistemas naturales como los átomos de carbono, las moléculas de agua, las células, los tejidos humanos…

El cuerpo humano y la tensegridad

Desde la Antigüedad el hombre ha estado en búsqueda de leyes científicas que expliquen el movimiento del cuerpo humano y la acción que ejercen sobre él las fuerzas externas e internas. Pasada la mitad del siglo XX entra en escena la Biomecánica como disciplina científica, basada principalmente en el modelo clásico o newtoniano. Sin embargo, desde hace décadas van surgiendo investigadores que cuestionan las nociones tradicionales y proponen el modelo de tensegridad.

La concepción clásica se basa en el modelo compresivo discontinuo el cual considera que el esqueleto es el soporte principal y se mantiene unido por compresión mientras que las partes blandas se encuentran suspendidas o actuando como compresores locales. Según este modelo si se aplica carga en un punto las fuerzas se distribuirán localmente.

En el modelo tensegrítico del cuerpo humano los huesos son los componentes comprimidos y la miofascia conforma la red de componentes traccionados. Los huesos se consideran espaciadores que empujan hacia afuera, hacia las partes blandas, y la tensión de la fascia es la que determina el equilibrio de la estructura. En este sistema integral si se aplica en algún punto una carga externa o si se la estira, la estructura completa se modifica. El sencillo modelo de tensegridad propuesto por Levin puede ayudarnos a comprender más aún. Esta estructura consta de seis palos unidos por una cuerda en tensión. Como el sistema actúa como un todo, si se produce una tensión en una parte de la estructura las demás partes se tensarán de manera uniforme.

Conocer estos modelos es de suma importancia para los profesionales de las terapias manuales, ya que cada terapia se basa en algún modelo para entender los procesos que ocurren durante el tratamiento. Un masaje basado en el modelo de tensegridad permite armar un mapa de las conexiones en esta única red fascial que conforma el cuerpo. Establecer esta comunicación a lo largo del tejido posibilita que el trabajo realizado en un área del cuerpo se transfiera a otra. Este enfoque global optimiza el tratamiento y facilita resultados de larga duración.

Bibliografía:

– Vías anatómicas, Thomas Myers, Ed. Elsevier

– Inducción miofascial, Andrzej Pilat, Ed. McGraw-Hill

– Osteopatía, Jon parsons y Nicholas Marcer, Ed. Elsevier