Los remedios herbales

Curarte como la naturaleza lo haría

Por Maureen Keith Robertson

Si quieres tratar a tu cuerpo y al planeta del mismo modo que la naturaleza lo haría, entonces no dudes en utilizar las hierbas medicinales. Casi todas las infusiones de plantas son inócuas (y mejor si la cosecha es fresca, directamente de tu jardín) y si se utilizan las dosis terapéuticas correctas en manos de un herborista cualificado, hasta las hierbas más fuertes pueden tener un efecto benéfico. Todos los productos herbales, desde las infusiones hasta los concentrados hechos con alcohol, se pueden devolver a la Tierra en forma de compost. Si comparas este escenario al de los medicamentos farmacéuticos, que aparte de tener efectos secundarios para el cuerpo incluso cuando la dosis es la correcta, paralelamente pueden ocasionar problemas muy graves como la contaminación química de las aguas al salir al río los desechos de las fábricas farmacéuticas, o cuando acaban en los desagües del W.C. (tanto directamente como indirectamente en la orina después de haber pasado por nuestro sistema). Las plantas medicinales están avaladas por siglos de uso por los humanos.

La medicina original

Todos los pueblos indígenas trabajan de cerca con las plantas medicinales. El chamán (hombre o mujer) de todas las tribus utilizaba el tambor o plantas psicoactivas para viajar al mundo de los espíritus para determinar cuál era la mejor forma de sanar un miembro de la comunidad que estuviera enfermo. El chamán hacía un llamamiento a sus aliados las plantas o los animales para que le guíen hacia la mejor forma de sanar el paciente o pedía ayuda al espíritu de la planta. Con frecuencia, los preparados medicinales revelados en tales viajes chamánicos se administraban al paciente. El biólogo Lyall Watson, autor de Supernature, escribió sobre un chamán que conoció en Madagascar, que contestó a la pregunta que le hizo Watson de cómo descubrió las propiedades medicinales de las plantas que pertenecen exclusivamente a la flora de Madagascar: “Yo camino por la selva con los ojos medio cerrados y el corazón totalmente abierto para encontrar la planta adecuada.”

Medicina contemporánea

En Occidente, los herboristas desarrollan una sensibilidad e intuición de manera informal a la hora de recetar hierbas. Esta subjetividad se acompaña con una buena base de formación científica clínica y terapéutica para que la objetividad también esté equilibrada. En lugar de utilizar medicamentos químicos, un herborista recetará preparados basados en las plantas enteras. Un herborista también aconseja una dieta (‘eres lo que comes’) y da consejos relacionados con el estilo de vida. Así ayuda a la persona a entender qué aspecto de su vida o sistema de creencias ya no le está aportando nada.

Medicina personalizada

Los herboristas se distinguen de los profesionales de la salud más convencionales al emplear un tratamiento personalizado y a medida que se puede ir ajustando a medida que el proceso de sanación evoluciona. No somos todos iguales, así que dos personas que presentan un cuadro de tos y constipado pueden ser tratadas con hierbas totalmente distintas y con distintos tipos de preparados en función de su tipo de constitución y temperamento, la naturaleza del constipado, la edad, el sexo y el historial familiar. Por ejemplo, un niño pequeño con una tos seca y una fiebre muy alta sería tratado con hierbas refrescantes e hidratantes como la consuelda o el malvavisco, para ayudar a bajar la temperatura y aflojar los mocos endurecidos por el calor. Una persona mayor con una tos infectada con mocos tomaría hierbas antisépticas y tonificantes como el tomillo, llantén y elecampane (Innula helenium) para mejorar el sistema inmunitario y fortalecer las membranas mucosas para que puedan eliminar todos los mocos. Los baños de vapor con aceites esenciales o pomadas antiespasmódicas para el pecho también se podrían aplicar para ayudar desde fuera hacía dentro.

El aspecto energético de los tratamientos herbales

Una perspectiva energética nos permite atribuir categorías a las personas, plantas y enfermedades en función de los temperamentos. Si una persona es más fuego (colérica), agua (flemática), pesada y tierra (optimista) o seca y aire (melancólica). Del mismo modo, una condición puede ser más fuego (inflamación o fiebre), agua (por ejemplo una congestión linfática o hinchazón), pesada y tierra (fatiga crónica) o aire (un estado de contracturas, sequedad o calambres). A su vez, las plantas se podrían clasificar en función de sus acciones terapéuticas. Por ejemplo, hierbas que producen calor como el ajo, hierbas hidratantes como el malvavisco, hierbas con energía de tierra como el regaliz, y hierbas secantes y tónicas como la hoja de frambuesa. Si aplicamos estos principios a nuestra comprensión de qué tipo de persona tiene qué tipo de condición y cuáles son las cualidades que las hierbas específicas tienen, podemos determinar un tratamiento muy específico para llegar a unos resultados más efectivos.

Aprender a conocer las hierbas

Las plantas se comunican con nosotros a todos los niveles, cuerpo, mente y espíritu. Cuando ves una rosa hermosa, esta te atrae con su color, textura y deleite visual. Al tocar sus pétalos aterciopelados, inhalar su aroma intenso y sentirte tan inspirado que no puedes contener un “aaaahh” satisfactorio, alcanza profundamente todos los niveles mente-cuerpo-espíritu. Todos podemos afinar nuestra intuición al permitirnos pasar más tiempo contemplando la singularidad de una planta que nos atrae, para sentir los beneficios que nos puede aportar si conectamos con ella. Acompañar a un herborista a una caminata para conocer las plantas, o pasar tiempo a solas con las hierbas cultivando un jardín, son experiencias que nos hacen conectar con las plantas que vamos descubriendo y que nos permiten tener motivación para utilizarlas como apoyo a la salud para uno mismo y para su familia o en conjunto con los consejos de un herborista profesional. En cualquier caso, el uso de las hierbas para cocinar, para sus propiedades medicinales y/o estética es una forma maravillosa para reconectar con el mundo natural y con tu propia naturaleza.