De Ccollisuyu a Colesuyo

Fuente:
Comunidades prehispánicas de Arequipa
Guillermo Galdós Rodríguez
Lima-Arequipa : Fundación M. J. Bustamante De la Fuente, 1987, 391 p.

La cuestión de Ccollisuyu

(pp. 202-211)

Muchas veces, dentro del aspecto de la Geografía Histórica de la zona arequipeña, nos hemos formulado una pregunta: ¿Que significado ha tenido el río Chili para las naciones pre-colombinas y para los conquistadores hispanos?.

Diversos factores revelan que este valle ha tenido una figuración singular hasta antes del siglo XVII, en que las situaciones y organizaciones propiciadas por los españoles comenzaron a funcionar europea. (La fecha, sin embargo, no es del todo precisa, por cuanto muchas de las bases sentadas por los conquistadores rindieron resultados efectivos a poco de pacificado el país. Pero, la subsistencia de muchas instituciones precolombinas establece que la desestructuración del Incario no fue del todo fácil y que persistieron muchas costumbres andinas hasta casi fines del período Colonial.

Recordemos, por ejemplo, que los pueblos de Chichas, Salamanca, Andagua y aún los Kuntis dependientes del curacazgo de Cabanaconde como Yura, y quizá Huanca por vinculación, tan próximos a Arequipa, mantenían algunos de sus ritos religiosos tradicionales, como lo hizo notar Luis Millones Santa Gadea; el mismo que, interesado en tal tipo de información, comenta y reproduce un documento fechado en el pueblo de Andagua, en noviembre 5 de 1813 (25).

¿Cual es esa figuración singular o, mejor dicho, cuales son?

En primer lugar llegamos al convencimiento de que entre las dos bandas del río Chili, no existía antes de los españoles, ninguna vinculación étnica, con excepción de la Collagua, y, claro está, la que fomentó tradicionalmente la migración que los arqueólogos llaman "traslaciones migratorios". Esta última influencia no se borró ni con las medidas incaicas. Para la época en que llegaron por acá los europeos, fueron los Collaguas los únicos que estuvieron expandidos en la zona de la Chimba y al mismo tiempo en la banda oriental, a lo largo de la acequia Coa (cuyos constructores serían ellos, como vimos), en los sectores o ramos de Anaypata, o sea la explanada que se conoce ahora como Palomar, y la parte baja cercana a los cerros de Bellavista. Las demás naciones mitmaq de la Chimba, o sean Yanaguaras, Chillques, Chumbivilcas, Mascas y Kuntis del curacazgo de Cabana, no pasaron a la banda que los españoles conocieron como "encima de la barranca", donde fundaron la ciudad de Arequipa. Solo, repetimos, los Collaguas significaron una cuña étnica en la banda opuesta a la Chimba. Y este enclave por tal particularidad merece ser estudiado con atención agotando todo tipo documental atinente.

Quizá se pueda explicar la presencia Collagua en la banda oriental del río como parte del mantenimiento de estructuras preincaicas, por parte de los gobernantes cuzqueños cuando llegaron a estos lares. Recordemos que muchas culturas anteriores a estos y sus planes de conquista tuvieron una constante etapa de migración natural en busca de mejores lugares de sustento y cuando domesticaron a los auquénidos precisaron de sitios de aguada y pastura para su trashumancia de los Andes y el Altiplano hacia las fértiles lomas costeñas. Ya vimos que la acequia principal que traía el agua hacia los sembríos de encima de la barranca oriental del Chili, sirvió para que los españoles construyeran a fines del siglo XVI la acequia Miraflores, o del Filtro; y, lo evidente es que este maravilloso ejemplo de la hidráulica pre-tawantinsuyana hecho por los Collaguas según parece, sirvió para alimentar otros importantes acueductos de la misma banda que en definitiva habrían sido trabajados por los mitmaqs que, dicen los Cronistas, fueron enviados por los Incas al valle arequipeño.

Cabe, sin embargo, preguntarse ¿cuál fue el comportamiento de los Collaguas en su primer encuentro con los pobladores llactarunas Yarabayas que habitaban desde la torrentera de San Lázaro hasta Tingo Grande, en lo que en 1540 se fundaría, en parte, la Ciudad Blanca? ¿Convivieron pacíficamente con ellos, o los sometieron? ¿la acequia matriz que se dice fue de los Collaguas según la documentación del Cabildo, era en realidad de los pobladores nativos afincados "encima de la barranca", a quienes impondrían los hombres provenientes del Colca su "derecho de conquista" y prerrogativas de saberse numerosos y fuertes?, ¿cuáles fueron los aportes de los llactayoqs Yarabayas y Copoatas a favor del pueblo de habla aymara, que se constituyó en cuña agraria y cultural en sector de los citados llactarunas? Total misterio.

Nada de esto puede saberse a través de la documentación existente. Por lo menos, no hemos sido tan afortunados de hallar algún vestigio informativo que arroje luz sobre este panorama oscuro del quehacer étnico mistiano durante el siglo XV y primer tercio del XVI. Tal como indicamos en otro trabajo nuestro (Galdós, 1977, p. 58) y en base a un documento que mucho antes publico el Padre Víctor M. Barriga ("Documentos", -Arequipa, 1955-, T. III, p. 245), hay referencias escritas a una visita que hizo Inca Yupanqui al sector de Arequipa, donde dio a un Orejón o "yndio Ynga principal natural de Urcos" el fundo o chacra Chillimayo, en el sector que sigue llamándose Chillina o Chilina en nuestros días y que hacia el año de 1541 estaba abandonada la chacrita o eriaza, porque otrora ese Orejón (que había muerto ya en Cuzco) lograba que "se la sembraran los Hubinas", es decir una Comunidad Indígena del sector neto e indiscutible de Ccollisuyu. Esto permite plantear una interrogante: ¿que clase de vinculaciones existieron entre las Comunidades del valle arequipeño y las del Ccollisuyu, para que existiera esa obligatoriedad laboral de los pobladores de Ubinas en las chacras mistianas?. Recordemos que este documento no puede ser de ningún modo el único de este género. Muchos otros similares deben hallarse en otros archives, especialmente en el General de Indias con sede en Sevilla, que es donde lo ubico el Padre Barriga, como dijimos.

Caída al suelo la disciplina Imperial por la prisión y ejecución de Atahualpa en Cajamarca, no hubo quien obligara a los nativos ubinas a realizar esa tarea cuando se hubo "quebrado la acequia", como se dice. Esa chacra de ocho fanegadas de sembradura, estaba deslindada desde el puente prehispánico que encontraron y usaron los europeos en los primeros años de su establecimiento en Arequipa, el mismo que estaba casi frente a Acequia Alta, otro milagro de la ingeniería hidráulica pre-colombina. Empero, aparte de esa visita y distribución hecha por Inca Yupanqui en Chillimayo, cuyo apocope castellano es Chilina, no hay mas información del siglo XV. Puede suponerse, eso si, que el soberano pusiera orden y concierto en cualquier arbitrariedad que se hubiera registrado, sea por parte de los nativos llactarunas del sector o de los que emigraron de otra zona matriz hacia la región mistiana. Esta suposición no es tan descabellada desde que sabido es el interés de los Incas por conservar las estructuras que encontraron y que habían sido puestas en práctica mucho antes que ellos comenzaran a pensar siquiera en extenderse fuera del Cuzco, y al mantenimiento del orden en tierras conquistadas. Esta es la causa por la cual muchas instituciones anteriores a los Incas se mantuvieron en el curso del Tawantinsuyu y llegaron a supervivir en la Colonia, a pesar de los españoles.

Ninguna de las naciones nativas que han llegado a conocerse en hispana época a través de Visitas, o de Ventas y Composiciones de tierras, o de conciertos escriturarios, como los Yarabayas y Copoatas, o mitmaqs como los curacazgos Chichas, Orejones del Cuzco, Canas, Canchis, Collas, Guaypar, Quispillactas, etc. de la banda oriental del Chili paso jamás esta frágil barrera del río hacia la occidental. Todo su desenvolvimiento socio-economico y político-cultural lo desplegaron en su propio hábitat, o en el que se les asignó en el Incanario, cual si la Chimba fuera tabú para ellos. Esto si es significativo, habida cuenta que en el sistema Incaico, y aún desde antes, las naciones se distribuían en áreas diversas formando colonias multietnicas, jaspeando la topografía andina con su caprichosa distribucion agraria. Forma quizá conservada desde el hombre primordial y su ocupación geográfica a través de su migración, a despecho de los siglos y los sistemas. Sobre esa permanencia institucional, nos pronunciamos en cierta oportunidad justamente respecto al Ccollisuyu (26)

Tenemos la impresión de que este valle del Chili, marca el comienzo de la región que conocieron los Incas como Ccollisuyu y que los españoles convirtieron en Colesuyo. Por algo el Inca Garcilaso de la Vega en sus "Comentarios Reales de los Incas" expresa que el gobernante cuzqueño:

"...Nombro al hermano y a sus ministros, los cuales hicieron su conquista con brevedad y buena dicha, y redujeron al Imperio de los Incas todo lo que hay desde Arequipa hasta Tacama (Tacna), que llaman Collisuyu, que es el fin y termino por la costa de lo que hoy llaman Perú. La cual tierra es larga y angosta y mal poblada, y así se detuvieron y gastaron mas tiempo los Incas en caminar por ella que, en reducirla a su señorío" (27).

Este planteamiento garcilasista nos lleva a otro ángulo del asunto que no debemos pasarlo por alto; así como las naciones de una banda del Chili son diferentes a las de la otra, exceptuando a los Collaguas por los motivos que hemos tratado de explicar, ¿es dicha orilla el inicio de una microzona incrustada en la macroregión de Kuntisuyu, y que los Incas conocieron con el nombre de Ccollisuyu y luego los españoles con el de Colesuyo?

Sin citar siquiera al autor de los "Comentarios Reales de los Incas", da una respuesta afirmativa el protohistoriador Francisco Javier Echeverría y Morales, que en su libro fundamental escrito en 1804, dice:

"Los indios que se hallaron a la banda de la Villa (Hermosa) -en el pago y lloclla que llaman de S. Lázaro fueron doctrinados / por el párroco de los españoles. Hubo una capilla dedicada a San Lázaro, porque tal vez en el día del santo seria el arribo de los españoles al lugar, que en la gentilidad era nombrado Colesuyo con mas de cien tributarios, de cuyo tribute se pagó al cura un ramo de sínodo" (28).

Lo curioso es que cuando el mismo autor se refiere a la Provincia de Moquegua, afirma que se denominó antes de los españoles Collasuyo, sufriendo el mismo equívoco que los libros del Cabildo arequipeño a lo que "en la gentilidad" se nomino como Ccollisuyo.

Valdivia, que tanto plagió a Echeverría, cayo en el mismo error, pero mientras este consultó los Libros de Actas de Ayuntamiento, aquél se ciñó a lo que dijo su mentor (29).

Así es como incurren ambos en una falla interpretativa que provino desde época en que Pizarro dictaba sus provisiones para regular la fundación de fa Villa Hermosa del Valle de Arequipa, confundiéndose Ccollisuyu con Collasuyo, como hemos explicado en otra oportunidad (30). Incluso cuando las autoridades virreynales designaron a los Corregidores de Colesuyo, persistieron en el equívoco, por cuanto esta microzona seguía fichada en los manuscritos antiguos no como Ccollisuyu o Colesuyo, sino como Collasuyo, hasta que, conociendo mejor las cosas, el escribano de Cabildo de Arequipa dio en hacer correcciones marginales en sus libros de sesiones que aclaraban a las Cedulas y Provisiones Reales que seguían llamando Collasuyu nada menos que al Colesuyo colonial, o Ccollisuyu incaico.

Nos parece que este equivoco de nominación que se registra en el caso de Ccollisuyu, como en otros muchos por lo demás, se debe a que los españoles aplicaron un concepto de frontera muy geográfico, o diremos mejor cartográfico, y al estilo europeo que no se compadece con la mentalidad andina y menos aun con sus usos agrarios derivados en gran parte de la tradición migratoria americana, que es antiquísima.

Cuando llegaron los europeos no se encuentra en sus documentos relación, informe, ni siquiera mención a la presencia de Yanaguaras procedentes del suroriente apurimeño en ese sector del Ccollisuyu, como sí se observa en la Chimba; pero, esto no quiere decir que ellos no pasaran el linde que hubiera significado el Chili. Empero, en Ccollisuyu se mantienen hasta nuestros días pequeños poblados cuya toponimia es muy reveladora: Yanhuara, situado en el distrito de Ichuña, según consta en algunas cartas actuales que han suprimido una letra al término, y Yanahuara, en el distrito de la Capilla (Provincia actual Sánchez Cerro, del Departamento de Moquegua).

Opinamos, siguiendo a Garcilaso y Echeverría que Ccollisuyu ha sido en época Inca todo lo que hay desde el valle de Arequipa, aunque en 1565 se incrusto en la banda oriental del Chili el Corregimiento que dio en llamarse de Characato y Vítor, únicamente para dividir la jurisdicción española e india de Arequipa, de modo que el Corregidor de la Ciudad tenía a su cargo la Justicia de europeos y criollos, en tanto el de Characato y Vítor ejercía sus funciones cuando se producían problemas entre los nativos. Claro es que se suscitaron numerosas contiendas de competencia y que posteriormente se preferiría la división territorial, suprimiéndose en el siglo XVII el Juzgado de Naturales citado, de modo que se centralice el mando político-judicial en un solo funcionario. Con ello ni ganaron ni perdieron los pobres indios que siguieron estando "siempre peor", según frase de un cacique al que le preguntaron cierta vez si estaban mejor con el cura o con el Corregidor y que conserva la Crónica de Antonio Pereyra y Ruiz.

Opinamos, siguiendo a Garcilaso y Echeverría, que Ccollisuyu ha sido en época incaica todo lo que hay desde el valle de Arequipa hasta el sector del río Moqueguano. Poblados antiguos como los de Yarabamba, Quequeña, Sogay, Pocsi, Charilaca, Tutaluna, Saache, Polobaya, Mollebaya y Piaca, pertenecientes al gran curacazgo de Pocsi, fueron comprensión de Ccollisuyu y según los informes y estudios puquina-hablantes.

Si los españoles no incluyeron en la misma microzona a otros pueblos precolombinos como Yarabaya, Socabaya, Guasacache, Paucarpata, Yumina, Characato y Chiguata, es porque ellos fueron designados para conformar el Corregimiento que dio en llamarse "de Characato y Vítor", que resultó una intromisión en el sector del antiguo Ccollisuyu, con el fin de crear una competencia judicial para indígenas, independiente de la española a cargo del Corregidor de Arequipa. Tan es así que ese Corregimiento de Characato y Vítor inicialmente contó con otras naciones de la otra banda, por lo que figuraban las de la Chimba y valles de la Costa de Camaná hasta Tambo, hasta que muchos de ellos fueron incluidos en el Corregimiento de la Villa de Ribera del valle de Camaná. Así:

"...Acatando a la cristiandad, suficiencia y (h)abilidad de vos Francisco Madueño que sois tal persona a que bien y fielmente (roto) haréis lo que por mi bos fuese encargado y mandado, ya que habéis servido a su Mag.t en estos reinos acordé dar y di la presente por la qual bos nombro, elijo y proveo por Corregidor de Yndios naturales y mitimaes del valle de la ciudad de Arequipa questán en la parte que llaman la Chimba y de (roto) te del rrio hazia a la dicha ciudad e de los de Characato e Socabaya con los de (roto: ¿naturales y?) mitimaes Yuminas desde Chiguata por el rrio abaxo de la una parte y de la otra hasta Quilca y el valle de Camaná, Ziguas, Chule y Tambo con todos las yndios subjetos y pertenecientes a los dhos. Repartimientos que son en términos e jurisdicción de la dha. ciudad para que los tengáis en paz e justicia los dichos naturales" (31)

No pasó mucho tiempo cuando los nativos y mitimaes de la banda oriental eran los únicos que incluía este Juzgado de naturales, con total prescindencia de los de la banda de la Chimba y valles costeños del norte. ¿Por que? Una respuesta daría razón al criterio de que Ccollisuyu comenzaba en el Chili.

En noviembre de 1575 prestaba juramento don Bartolomé Maldonado como Juez de Naturales de Characato y Vítor, a quien le dice Toledo, en provisión fechada en Arequipa el 6 del mismo mes y ano, lo siguiente:

"...vos nombro y proveo Juez de los términos del valle de Vítor con sus heredades y herederos y de todos los yndios que (h)ay en el dho. valle de Tambo y el P(uebl)o de Chiguata y Paucarpata y Characato con todos sus anexos de la dha. ciudad por tiempo de un año más o menos lo que fuere la voluntad de su Magestad o la mía en su real nombre, porque como tal Juez de los dhos. naturales tengais en paz y justicia ." (32)

Lo que queda ratificado en provisión del mismo Toledo nombrando para igual cargo a don Geronimo Mexia de Tobar, del 25 de marzo de 1580:

"...y los yndios que hay en el dicho valle con sus heredades y herederos y de todos los yndios que ay en el dho. valle y van a el a trabajar, y el puerto de Chule y valle de Tambo y el pueblo de Chiguata y Paucarpata y Characato con todos sus anexos que es en términos y jurisdicción de la ciudad de Arequipa…"(33)

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(23) A.M.A.: LAC. N9 01; Fol. 14 vta. "Sanciones para quien siendo yndio se mude sin reducirse a la orden del Teniente" (Apostilla marginal: "Sitio para Rancherías"). Texto: "...e luego el Señor Teniente señaló para sitio de las Rancherías de yndios e (y)anaconas que se tienen mandados quitar de las guertas encima de la postrera acequia de Chiguata" (A.M.A.: LAC. N1? 01; Fol. 18): sesión de 5 de junio de 1546.En sesión de 9 de junio, y en vista de que el 16 del mismo mes y ano se había pregonado en la plaza publica tal bando sobre la Ranchería, se acordó lo que sigue: "... sus mercedes dixeron que por quanto las Rancherías questan en las guertas sean quytadas e que ay algunas questán hechas casas de tejas e otras de paja" (A.M.A.: LAC. N° 01; Fs. 18 vta.), decidiendo que se arrienden las viviendas que no ofrecen perjuicio y se quiten las chozas. En todo caso no se arrendaría a los nativos, quienes estaban conminados a vivir en Ranchería.
(24) Con motive del IV Centenario de la Fundación de la ciudad, se acordó prolongar la calle Mercaderes hacia la calle de la Ranchería, ampliándose el tortuoso callejón de la Calula. La identificación del callejón de la Calula con la Ranchería la encontramos documentada (A. D. A.: Prot. N° 584, "Insertos", Fol. 71). La Ranchería indicada se estableció en terrenos del prehispánico pago de Lambramani. Aun en el siglo XIX había esa referencia a la Ranchería situada en el camino de Paucarpata (A. D. A.: Prot. Nº 584. "Insertos", Fol. 146), además de otras referencias que abundarían lo ya dicho. (25) Millones, Luis: "Economía y Ritual en los Condesuyos de Arequipa: Pastores y Tejedores del siglo XIX"; "Allpanchis", publicación del Instituto Pastoral Andina (IPA), N° 8, pp. 45 ss.
(26) Galdós Rodríguez, Guillermo.- "Cuando el Kollisuyu Incaico devino en Colesuyo Colonial" (Revista del Archive General de la Nación. Lima, 1985, T. 7, p. 177.
(27) Garcilaso: "Comentarios Reales", T. I, Lib. IV, Cap. XX.
(28) Echeverría: "Memoria" (1952), pp. 23-24.
(29) Valdivia: "Fragmentos" (1847), p. 145.
(30) Galdós Rodríguez, Guillermo: "Los nombres de Moquegua" ("Cobre", publicación de Southern Peru Cooper Corporation; N° 4, mayo 1986), pp. 12, 14.
(31) A.M.A.: L.A.C. N° 03, Fha.: 16 de Noviembre de 1565, Fs. 25 y 25 vta.
(32) A.M.A.: L.A.C. N° 03, Fha.: 15 de Noviembre de 1575, Fol. 253.
(33) A.M.A.: L.A.C. N° 04, Fha.: 1° de Julio de 1580, Fol. 65 vta.

Mapa de la ciudad de Arequipa en 1834


La parte oriental del río Chili (donde está el damero colonial) es donde según Galdós, empezaba el Colesuyo (y llegaba hasta lo que es hoy Moquegua). La parte occidental, que mantuvo su carácter rural hasta hace algunas décadas, es el lado de La Chimba