Enoc

Enoc: El Profeta que viajó a otros Mundos

En torno al 2000 a.C. en algún lugar de Oriente Medio, el patriarca Enoc

fue arrebatado en un "carro de fuego" al final de sus días. Si a lo que

dice la Biblia sobre este personaje le añadimos lo que encontramos en

un sorprendente libro prohibido, descubriremos que estamos ante un

misterio sin par. Hijo de Jared y padre de Matusalén, Enoc, cuyo

nombre significa "el iniciado", fue un patriarca antediluviano que vivió la

friolera de trescientos sesenta y cinco años.

Moisés habla sobre él en el Antiguo Testamento, rodeándolo de un halo

misterioso y enigmático. Dice que no murió, sino que fue "arrebatado y

llevado a los cielos por un carro de fuego". Poco más sabemos de él

oficialmente. Sin embargo, existe un texto apócrifo llamado El libro de

Enoc.

La obra no entró en el canon de libros bíblicos por decisión eclesiástica.

La razón: "No fue revelado por Dios", dijeron los jerarcas de la Iglesia

católica.

La experiencia demuestra que, sea mucha o poca, la validez de los

textos apócrifos es la misma que la de los canónicos. La iglesia abisinia

sí lo incluyó en su Antiguo Testamento.

Reseña detallada del libro de Enoc

El Libro de Enoc es un libro intertestamentario de la Biblia de la Iglesia

Copta pero no es aceptado como canónico por las demás iglesias

cristianas, a pesar de ser parte de la Septuaginta.

Las únicas versiones íntegras de este libro que se conservan están en

ge’ez y copto, lenguas litúrgicas de la Iglesia copta, pero son conocidas

varias partes en griego, siriaco, armenio, árabe y latín. Además han sido

encontrados varios fragmentos en arameo y uno en hebreo (4Q317), en

Qumrán. La tradición atribuía su autoría a Enoc (transcrito también

como Henoc o en inglés Enoch), bisabuelo de Noé. En la actualidad se

cree que el texto fue redactado por varios autores judíos entre los siglos

III a.C. y I.

Se conocen otros tres Libros de Enoc: el Segundo Libro de Enoc (2

Enoc), escrito a finales del siglo I o después y conservado en eslavo

eclesiástico; el más tardío (de composición posterior al siglo V), Tercer

Libro de Enoc (3 Enoc), en hebreo; y el Enoc copto (4 Enoc), que data

del siglo V y del cual apenas se han encontrado partes.

En este artículo me estoy refiriendo al libro primero (1 Enoc). Su

traducción al castellano ha sido efectuada desde dos versiones inglesas,

editadas por Robert H. Charles y Hedley F. Sparks, y desde la versión

francesa de François Martin; las tres a su vez traducidas de los

manuscritos etíopes, cotejados con manuscritos griegos; corregidas

además estas versiones de acuerdo con los manuscritos arameos de

Qumrân (4QEn - 4QEnastr), editados por Josef T. Milik, traducidos al

castellano por Florentino García M.

Para los que dispongan de la traducción en su versión completa, les

comentaré que los versículos y apartes incluidos entre paréntesis muy

probablemente no forman parte del libro, especialmente el capítulo 108,

que expresamente declara ser el comienzo de otro libro. Sin embargo,

se encuentran en varios manuscritos etíopes o griegos, por lo que han

sido incluidos en la citada traducción para que cada uno pueda juzgar

por sí mismo.

En el respectivo versículo, se citan adicionalmente referencias a otros

libros.

Los primeros cristianos tuvieron gran aprecio por el Libro de Enoc, como

lo atestiguan las epístolas canónicas de Judas (6 y 14-16) y 2 Pedro

(2:4), así como la no canónica de Bernabé y los escritos de Justino

Mártir (100-165), Atenágoras (170); Tatiano (110-172); Irineo, Obispo

de Lyon (115-185); Clemente de Alejandría (150-220); Tertuliano (160-

230); Lactantio (260-325) y además los de Metodio de Filipo,

Minucius Felix, Comodiano y Prisciliano (m. 385).

El libro de Enoc pasa por ser el más enigmático y sorprendente de

cuantos apócrifos existen. Y lo es porque contiene todas las vivencias

sobrenaturales vividas por Enoc hasta que fue arrebatado y llevado a los

cielos. De lo ocurrido hasta entonces, el Antiguo Testamento no dice

nada, pero este libro sí, y lo que dice, por sorprendente, bien pudiera ser

la causa por la que fue desterrado del canon bíblico.

Explica que el contacto de Enoc con los seres celestiales se inició del

siguiente modo: "Estando solo en mi casa, se me aparecieron dos

hombres de gran estatura. Sus rostros brillaban como el Sol. Sus ropas

y sus voces eran magníficas."

Muchos intérpretes, los más audaces, identifican a estos seres, que

según la tradición eran ángeles, con una suerte de visitantes de otros

mundos. Y esto no sería nada más que una atrevida propuesta, de no

ser porque El libro de Enoc narra a continuación cómo el patriarca viajó

cuan astronauta por diferentes mundos y esferas del firmamento "a

bordo de un palacio capaz de surcar los cielos".

Dice Enoc respecto al lugar en el que efectuó sus viajes: "Era un gran

palacio hecho de cristal labrado. El suelo estaba embaldosado de placas

de vidrio y el piso era también de cristal." A través de ese suelo, Enoc

asegura que era capaz de ver las estrellas y planetas que atravesaba en

su viaje. Al patriarca, señala el texto, aquellos seres que ocupaban

tronos de cristal en el "palacio volador", le explicaron toda una extensa

cosmogonía y le narraron la historia de los hombres

Le dijeron que Dios, en tiempos remotos, envió a la Tierra a sus

emisarios. Estos seres, de gran estatura, "eran los vigilantes del cielo",

pero se mezclaron con las mujeres, alterando así con ello el plan divino,

lo que según los exégetas serviría para identificar a los "vigilantes del

cielo" con los gigantes prediluvianos de los que habla el Génesis.

Podría pensarse que los relatos de Enoc son pura metáfora, que no

refieren sino un delirio visionario. Y podría defenderse así de no ser

porque Enoc asegura que los tripulantes del "palacio de cristal" le

revelaron algunas cosas sobre el funcionamiento del cosmos que la

ciencia ha confirmado como reales miles de años después de que se

escribieran tan fascinantes relatos.

Enoc explica en su libro con detalle las órbitas solares y lunares, así

cómo la mecánica celeste. Desarrolla, por ejemplo, las leyes que rigen

la densidad de las estrellas con detalles que parecen propios de

astrónomos actuales. Desarrolla que la Tierra tarda trescientos sesenta

y cinco días en girar alrededor del Sol y que la Luna hace lo propio

sobre la Tierra, dividiendo su calendario en cuatro fases. Además,

asegura que existen más sistemas estelares y planetarios…

Descripción de los capítulos 17 al 36, donde Enoc viaja a mundos

diferentes y describe firmamentos distantes.

Capítulo 17

1 Después me llevaron a un sitio cuyos habitantes son como el fuego

ardiente, pero cuando desean aparecen como humanos.

2 Me llevaron a la casa de la tempestad, sobre una montaña cuya cima

tocaba el cielo,

3 y vi las mansiones de las luminarias y los tesoros de las estrellas y del

trueno, en los extremos del abismo donde están el arco de fuego, sus

flechas y carcaj, la espada de fuego y todos los relámpagos.

4 Luego me llevaron hasta las aguas de vida y hasta el fuego del

occidente, el que recogió todas las puestas de sol.

5 Llegué hasta un río de fuego cuyas llamas corren como agua y

desemboca en el gran mar que esta al lado del poniente;

6 vi grandes ríos y llegué a una gran oscuridad y hasta donde ningún ser

carnal camina;

7 vi las montañas de las tinieblas de invierno y el sitio hacia donde

fluyen todas las aguas del abismo;

8 y vi la desembocadura de todos los ríos de la tierra y la

desembocadura del abismo.

Capítulo 18

1 Vi los tesoros de los vientos y vi que con ellos Él ha adornado toda la

creación y los cimientos de la tierra;

2 y vi también la piedra angular de la tierra y los cuatro vientos que

sostienen la tierra y el firmamento;

3 vi como los vientos extienden el velo del cielo en lo alto y cómo tienen

su puesto entre el cielo y la tierra: son las columnas del cielo;

4 vi los vientos que hacen girar y que conducen por las órbitas del sol y

de los astros en sus estancias;

5 vi los vientos que sostienen las nubes sobre la tierra; vi los caminos de

los ángeles; vi en los confines de la tierra el firmamento en lo alto.

6 Después fui al sur y vi un sitio que ardía día y noche, en donde se

encontraban siete montañas de piedras preciosas, tres del lado oriental

y tres del lado del mediodía.

7 Así, entre las que estaban en el oriente, una era de piedra multicolor,

una de perlas, y la otra de piedras medicinales; y las que estaban en el

sur eran de piedra roja.

8 La del medio se elevaba hasta el cielo como el trono del Señor y la

parte alta del trono era de zafiro.

9 Yo vi un fuego ardiente, y más allá de esas montañas

10 está una región donde termina la gran tierra, y ahí culminan los

cielos.

11 Luego me fue mostrado un profundo abismo entre columnas de fuego

celeste, y vi en él columnas de fuego que descendían al fondo y cuya

altura y profundidad eran inconmensurables;

12 y más allá de este abismo vi un sitio sobre el cual no se extendía el

firmamento, bajo el cual no había tampoco cimientos de la tierra; sobre

el que no había ni agua ni pájaros, sino que era un lugar desierto y

terrible.

13 Allí vi siete estrellas parecidas a grandes montañas, que ardían, y

cuando pregunté sobre esto,

14 El ángel me dijo: "Este sitio es el final del cielo y de la tierra; ha

llegado a ser la prisión de las estrellas y de los poderes del cielo.

15 "Las estrellas que ruedan sobre el fuego son las que han

transgredido el mandamiento del Señor, desde el comienzo de su

ascenso, porque no han llegado a su debido tiempo;

16 y Él se irritó contra ellas y las ha encadenado hasta el tiempo de la

consumación de su culpa para siempre, en el año del misterio".

Capítulo 19

1 Después Sariel me dijo: " Aquí estarán los Vigilantes que se han

conectado por su propia cuenta con mujeres. Sus espíritus asumiendo

muy diversas apariencias se han corrompido y han descarriado a los

humanos para que sacrifiquen a demonios y dioses, hasta el día del

gran juicio, en que serán juzgados y encontrarán su final.

2 "En cuanto a sus mujeres, las que fueron seducidas por los Vigilantes,

se volverán sosegadas".

3 Yo Enoc, solo, he visto la visión, el final de todas las cosas y ningún

humano ha visto lo que yo he visto.

Capítulo 20

1 He aquí los nombres de los santos ángeles que vigilan:

(Ap 8:2)

2 Uriel, uno de los santos ángeles, llamado el del trueno y el temblor;

3 Rafael, otro de los santos ángeles, el de los espíritus de los humanos;

(Tb 12:15)

4 Ra'u'el, otro de los santos ángeles, que se venga del mundo de las

luminarias;

5 Miguel, otro de los santos ángeles, encargados de la mejor parte del la

humanidad y del pueblo;

(Dn 10:13,21, 12:1; Judas 9; Ap 12:7)

6 Sariel, otro de los santos ángeles, encargado de los espíritus de los

hijos de los hombres que pecan en espíritu;

7 Gabriel; otro de los santos ángeles, encargado del paraíso, las

serpientes y los querubines;

(Dn 8:16, 9:21; Lc:1:19,26) (Gn 3:24; Ex 25:18-22; Ez 10:4-5)

8 Remeiel, otros de los santos ángeles, al que Dios ha encargado de los

resucitados.

(Mt 28:2,5; Mc 16:5)

Capítulo 21

1 Después volví hasta donde todo era caótico;

2 y allá vi algo horrible: no vi ni cielo en lo alto ni tierra firme

fundamentada, sino un sitio informe y terrible.

3 Vi allí cuatro estrellas del cielo encadenadas que parecían grandes

montañas ardiendo como fuego.

4 Entonces pregunté: "¿Por qué pecado están encadenadas y por qué

motivo han sido arrojadas acá?".

5 Uriel el Vigilante y el Santo que estaba conmigo y me guiaba, me dijo:

"Enoc ¿por qué preguntas y te inquietas por la verdad?.

6 Esta cantidad de estrellas de los cielos son las que han transgredido el

mandamiento del Señor y han sido encadenadas aquí hasta que pasen

diez mil años, el tiempo impuesto según sus pecados.

7 Desde allí pasé a otro lugar más terrible que el anterior y vi algo

horrible: había allá un gran fuego ardiendo y flameando y el lugar tenía

grietas hasta el abismo, llenas de columnas descendentes de fuego,

pero no pude ver ni sus dimensiones ni su magnitud ni haría conjeturas.

8 Entonces dije: "¡Qué espantoso y terrible es mirar este lugar!".

9 Contestándome, Uriel el Vigilante y el Santo, que estaba conmigo me

dijo: "Enoc ¿por qué estás tan atemorizado y espantado?". Le respondí:

"Es por este lugar terrible y por el espectáculo del sufrimiento"..

10 Y él me dijo: "Este sitio es la prisión de los ángeles y aquí estarán

prisioneros por siempre".

Capítulo 22

1 Desde allí fui a otra parte, a una montaña de roca dura;

2 había ahí cuatro pozos profundos, anchos y muy lisos. Y dije: "¡Qué

lisos son estos huecos y qué profundos y oscuros se ven!".

3 En ese momento, Rafael el Vigilante y el Santo, que estaba conmigo,

me respondió diciendo:"Estas cavidades han sido creadas con el

siguiente propósito; que los espíritus de las almas de los muertos

puedan reunirse y que todas las almas de los hijos de los hombres se

reúnan ahí. Así pues esos son los pozos que les servirán de cárcel;

4 "Están hechos para tal cosa, hasta el día en que sean juzgados hasta

momento del gran juicio que se les hará el último día".

(Sal 68:19; Ef 4:9; 1P 3:19,20)

5 Vi allí al espíritu de un hombre muerto acusando, y su lamento subía

hasta el cielo, gritando y acusando.

6 Entonces pregunté a Rafael el Vigilante y el Santo, que estaba

conmigo: "¿De quién es este espíritu que está acusando que se queja

de tal modo que sube hasta el cielo gritando y acusando?".

7 Me respondió diciendo: "Este es el espíritu que salió de Abel, a quien

su hermano Caín asesinó; él lo acusa hasta que su semilla sea

eliminada de la faz de la tierra y su semilla desaparezca del linaje de los

hombres".

8 Entonces pregunté observando todos los pozos: "¿Por qué están

separados unos de otros?"

9 Me respondió diciendo: "Esos tres han sido hechos para que los

espíritus de los muertos puedan estar separados. Así una división ha

sido hecha para los espíritus de los justos, en la cual brota una fuente

de agua viva.

(Jn 4:14, 7:38)

10 "Y así ha sido hecha ésta para los pecadores cuando mueren y son

sepultados y no se ha ejecutado juicio contra ellos en vida.

11 "Aquí sus espíritus serán colocados aparte, para esta gran pena,

hasta el día del gran juicio y castigados y atormentados para siempre

quienes merecen tal retribución por sus espíritus.

12 "Esta división ha sido separada para quienes presentan su queja y

denuncian su destrucción cuando fueron asesinados en los días de los

pecadores.

13 También ha sido hecha ésta para los espíritus de los hombres que no

fueron justos sino pecadores, para todos los transgresores y los

cómplices de la trasgresión; que en el día del juicio serán afligidos fuera

de allí, pero no serán resucitados desde allí".

14 Entonces bendije al Señor de Majestad y dije: "Bendito sea el juicio

de justicia y bendito sea el Señor de Majestad y Justicia que es el Señor

del mundo".

Capítulo 23

1 Desde allí fui transportado a otro lugar al occidente, en las

extremidades de la tierra;

2 me fue mostrado un fuego que corría sin descanso y sin interrumpir su

carrera ni de día ni de noche, permaneciendo constante, mientras tanto.

3 Yo pregunté diciendo: "¿Qué es esto que no tiene reposo alguno?".

4 Me respondió Ra'u'el: "La función de este fuego que corre hacia el

occidente es guiar a todas las luminarias del cielo.

Capítulo 24

1 Y me mostró las montañas: el suelo entre ellas era de fuego ardiente y

llameaba por las noches.

2 Fui hacia allá y vi siete montañas magníficas, diferentes entre sí y de

piedras preciosas y hermosas y todas eran espléndidas, de apariencia

gloriosa y bello aspecto: tres por el oriente, apoyadas una contra la otra;

y tres por el sur, una bajo la otra; y vi cañadas profundas y sinuosas,

ninguna de las cuales se unía a las demás.

3 La séptima montaña estaba en medio de todas, superándolas en

altura a la manera de un trono, rodeada por árboles aromáticos,

4 entre los cuales había un árbol cuyo perfume yo no había olido nunca

y no había perfume similar entre estos ni entre los demás árboles:

exhala una fragancia superior a cualquiera y sus hojas, flores y madera

no se secan nunca, su fruto es hermoso y se parece a los dátiles de las

palmas.

5 Entonces dije: ""¿Qué árbol tan hermoso! Es bello a la vista, su follaje

gracioso y su fruto tiene un aspecto muy agradable".

6 Entonces, Miguel el Vigilante y santo, que estaba conmigo y que

estaba encargado de esos árboles, me contestó.

Capítulo 25

1 Y él me dijo: " Enoc, para qué me preguntas por el perfume de ese

árbol y para qué quieres saber la verdad?".

2 Entonces, yo, Enoc, le respondí así: "Deseo aprender de todo, pero

especialmente acerca de este árbol".

3 Y él me contestó diciendo: Esta montaña alta que has visto y cuya

cima es como el trono de Dios, es su trono, donde se sentará el Gran

Santo, el Señor de Gloria, el Rey Eterno, cuando descienda a visitar la

tierra con bondad.

4 "No se permite que ningún ser de carne toque este árbol aromático,

hasta el gran juicio cuando Él se vengará de todo y llevará todas las

cosas a su consumación para siempre, pero entonces será dado a los

justos y a los humildes.

5 "Su fruto servirá como alimento a los elegidos y será trasplantado al

lugar santo, al templo del Señor, el Rey Eterno.

6 Entonces ellos se regocijarán y estarán alegres; entrarán en el lugar

santo y la fragancia penetrará sus huesos; y ellos vivirán una larga vida,

tal y como la que sus antepasados vivieron. En sus días no los tocará

ningún sufrimiento ni plaga ni tormento ni calamidad."

7 Entonces bendije al Dios de la Gloria, al Rey Eterno, porque había

preparado tales cosas para los humanos, para los justos. Estas cosas Él

las ha creado y ha prometido dárselas.

Capítulo 26

1 Fui trasladado desde allí hasta el centro de la tierra y vi un lugar

bendito en el cual había árboles cuyas ramas brotaban

permanentemente.

2 Allí me fue mostrada una montaña santa y salía agua de debajo de la

montaña, desde el oriente y descendiendo hacia el sur.

3 Y vi al oriente otra montaña más alta que aquella y entre ellas un

cañón profundo y angosto por el que corría el agua que salía de la

montaña.

4 Y al occidente otra montaña, más baja que la anterior, poco elevada, y

por debajo, entre las dos, una hondonada profunda y seca, y otra

hondonada entre las tres montañas.

5 Todas eran barrancos profundos de roca dura y no había árboles

plantados en ellos.

6 Yo me maravillaba de las montañas y me asombraba de los barrancos,

me asombraba demasiado.

Capítulo 27

1 Entonces dije: "¿Por qué esta tierra está bendita y llena de árboles y

en medio están estos barrancos malditos?"

2 Entonces Sariel, el Vigilante y el santo, que estaba conmigo, me

respondió y dijo: "Este barranco maldito es para aquellos que están

malditos para siempre; ahí serán reunidos todos los malditos que con su

boca pronuncian palabras indecorosas contra el Señor y ofenden su

Gloria, ahí serán reunidos y ahí estará el lugar de su juicio.

(2P 2:10; Judas 15)

3 El los últimos tiempos se ejecutará sobre ellos en justicia el

espectáculo del juicio, en presencia de los justos para siempre; ahí se

manifestará la misericordia y la bendición del Señor de Gloria y el Rey

Eterno.

4 El día del juicio sobre los anteriores, ellos le bendecirán por la

misericordia que les ha reservado.

5 Entonces yo bendije al Señor de Gloria, promulgué su Gloria y alabé

su grandeza.

Capítulo 28

1 Fui desde allí hacia el oriente, en medio de la cordillera del desierto y

vi el desierto: estaba solitario y lleno de árboles y plantas;

2 brotaba agua desde arriba,

3 acometiendo como un río caudaloso que fluía hacia el noroeste

llevando el agua y el rocío por todos lados.

Capítulo 29

1 Desde allí fui a otro lugar en el desierto y me alejé mucho, hacia el

oriente de este sitio.

2 Allí vi árboles silvestres que exudaban perfumes de incienso y mirra y

sus frutos son parecidos a las nueces.

Capítulo 30

1 Y más allá de ellos, me alejé muy al oriente y vi otro gran lugar, con

valles de muchas aguas,

2 en el que había cañas dulces aromáticas semejantes al lentisco;

3 y en las orillas de estos valles vi el fragante cinamomo. Y más allá de

estos valles me alejé hacia el oriente.

Capítulo 31

1 Me fueron mostradas otras montañas y también en ellas vi árboles de

los cuales salía la resina llamada tsaru y gálbano.

2 Más allá todos los árboles estaban llenos de resina que era semejante

a la corteza del almendro.

3 Cuando se casca en estos árboles sale de ellos un olor perfumado y

cuando se muelen las cortezas son superiores a cualquier perfume.

Capítulo 32

1 Más allá de tales montañas, hacia el noreste de ellas, me fueron

mostradas otras montañas, llenas de nardo escogido, lentisco,

cardamomo y pimienta.

2 desde allí continué hacia el oriente de todas estas montañas, lejos de

ellas, al oriente de la tierra, fui llevado por encima del mar Rojo y me

alejé mucho de él, pasé por encima de la oscuridad, lejos de ella;

3 y fui llevado al lado del Paraíso de Justicia, y me fueron mostrados

desde lejos árboles en él, árboles numerosos en exceso y grandes,

diferentes unos de otros. Vi allí un árbol que era distinto de todos los

demás, muy grande, bello y magnífico, el árbol de la sabiduría, los que

comen de su fruto aprenden gran sabiduría.

4 El árbol es tan alto como un abeto, sus hojas se parecen a las del

algarrobo y su fruto es como un racimo de uvas, muy bonito; y la

fragancia de ese árbol penetra hasta muy lejos.

5 Y yo dije: "¡Qué hermoso es este árbol y cómo atrae mirarlo!".

6 Remeiel el Vigilante y el santo, que estaba conmigo, me contestó y

dijo: "Es el árbol de la sabiduría, del cual comieron tu primer padre y tu

primera madre y aprendieron la sabiduría y sus ojos se abrieron y

comprendieron que estaban desnudos y fueron expulsados del jardín del

Edén".

Capítulo 33

1 Desde allí fui hasta los confines de la tierra y vi allí grandes bestias

diferentes unas de otras y también pájaros que diferían en sus aspectos,

hermosura y trinos.

2 Al oriente de esas bestias vi el final de la tierra, donde el cielo

descansa, y donde se abren los portales del cielo.

3 Vi como nacen las estrellas del cielos y los portales de los que

proceden y anoté las salidas de cada una de las estrella, según su

número, nombre, curso y posición y según su tiempo y meses, según

me las mostraba Uriel, uno de los Vigilantes.

4 Y me mostró y escribió para mí todo, incluso escribió para mí sus

nombres de acuerdo con sus tiempos.

Capítulo 34

1 Desde allí fui transportado a la extremidad norte de la tierra y me

fueron mostradas grandes obras:

2 Vi tres puertas del cielo abiertas; a través de cada una de ellas vienen

los vientos del norte y cuando soplan hay frío, granizo, escarcha, nieve,

rocío y lluvia.

3 Si salen por una sola de las puertas, soplan para bien; pero cuando

soplan a través de las otras dos es con violencia y calamidad sobre la

tierra pues soplan con fuerza.

Capítulo 35

1 Y desde allí fui hasta la extremidad occidental de la tierra y vi tres

puertas del cielo abiertas, el mismo número de puertas y salidas que

había visto en el oriente.

Capítulo 36

1 Desde allí fui transportado a la extremidad sur de la tierra y allí me

fueron mostradas sus tres puertas abiertas del viento sur: para el rocío,

la lluvia y el viento.

2 Y desde allí fui transportado al límite oriental del cielo y vi las tres

puertas orientales abiertas las tres puertas orientales del cielo y encima

de ellas unas puertas pequeñas

3 Por cada una de estas puertas pequeñas pasan las estrellas del cielo

y corren por el curso trazado para ellas hacia el occidente.

4 Al ver esto bendije todo el tiempo al Señor de Gloria, y continuaré

bendiciendo al Señor de Gloria, que ha realizado grandes y magníficos

prodigios para mostrar la grandeza de su obra a los ángeles, a los

espíritus y a los humanos, para que ellos puedan alabar esa obra, toda

su creación, para que puedan ver la manifestación de su poder y alaben

la grandiosa obra de sus manos y le bendigan por siempre.

Alguien reveló a Enoc conocimientos que nadie tenía en su época. Ese

alguien tenía gran estatura, viajaba a bordo de palacios volantes y

acompañó a Enoc durante su viaje interestelar.

En la Biblia se describen varios posibles encuentros ovni como los vividos por Enoc. Tal como el

suceso protagonizado por Ezequiel. El relato bíblico que lo narra fue estudiado a conciencia por

Joseph Blummich, que al trasladar a papel el artefacto descrito se encontró con esto. Sorprendente.

¿No recuerda a un artefacto tecnológico?

¿Quiénes eran aquellos "ángeles"? ¿De dónde venían? ¿Tenían algo

que ver con los responsables del extraño último adiós de Enoc, que

según la Biblia no murió, sino que fue "arrebatado a los cielos"? ¿Qué

era el "palacio de cristal" en el que voló? ¿Y el "carro de fuego" que le

secuestró al final de sus días?