Beber agua

¿Cuánta agua deberíamos beber al día?

Mantenerse hidratado continuamente es una de las normas básicas para una buena salud.

El agua, esa bebida incolora, insabora e insípida que se enmarca como una sustancia esencial para cualquier ser vivo. Los seres humanos se componen de más de un 70% de agua, un líquido crucial para el funcionamiento de nuestro organismo que debe recomponerse casi por completo según vayan pasando las horas. Por eso, siempre se ha generado una pregunta: ¿Cuánta agua deberíamos beber en al día? Te contamos los consejos más saludables para el consumo de esta bebida vital.

Factores dependientes

El consumo diario de agua depende del sexo y la edad

Existen numerosos factores a la hora de saber cuál debe ser la cantidad exacta de agua que debe ingerir cada persona, pero esencialmente se rige en función del sexo y la edad. Desde el III Congreso Nacional de Hidratación se ha determinado que los niños de entre 9 y 13 años deberían consumir unos 2,1 litros diarios. Mientras que desde el punto femenino se recomienda una ingestión de unos 1,9 litros de agua al día.

CANTIDAD DE AGUA RECOMENDADA EN NIÑOS DE 9 A 13 AÑOS

SEXO

Niños

Niñas

LITROS/DÍA

2,1 l

1,9 l

Los valores no cambian mucho en el caso de los adultos, ya que una mujer superior a los 13 años de edad debería tomar al menos 2 litros diarios líquido. Unas cifras que bailan cuando la mujer se encuentra embarazada o en periodo de lactancia recomendando ingerir entre 0,3 y 0,7 litros más. El pico lo encontramos en los hombres adultos cuya cifra adecuada de ingestión de agua rozaría los 2,5 litros cada 24 horas.

Los alimentos también son válidos

Cuando nos planteamos seguir una dieta o, al menos, cambiar nuestros hábitos alimenticios, pensamos que, por mucho que renunciemos a las hamburguesas, la pasta o los dulces, estos nos van a seguir apeteciendo más que un plato de legumbres o unas acelgas hervidas.

Hasta la fecha, los científicos sospechaban que, una vez que los circuitos cerebrales que apuntalan la adicción a la comida poco saludable están establecidos, es difícil o casi imposible acabar con ellos. Al igual que ocurre con la mayoría de exfumadores, las personas acostumbradas a llevar una dieta hipercalórica, por mucho que logren ponerse a dieta, están tentados de por vida por los alimentos que consumían antes. Pero un nuevo estudio, publicado esta semana en la revista Nutrition & Diabetes, asegura que es posible entrenar al cerebro para que prefiera consumir alimentos saludables, revertiendo esta tendencia.

“No nacemos amando las patatas fritas y odiando, por ejemplo, la pasta integral”, explica la doctora Susan B. Roberts, profesora de la Universidad de Tufts y coautora del estudio. “Este condicionamiento se forma a lo largo del tiempo en respuesta a una ingesta repetida de alimentos poco saludables”.

Lo que la mente revela de nuestros gustos

Para averiguar de qué manera el cerebro puede ser reeducado para preferir las comidas saludables, Roberts y sus colegas han estudiado el sistema de recompensa cerebral en trece hombres y mujeres con obesidad o sobrepeso. Ocho de ellos siguieron un nuevo programa de pérdida de peso diseñado por el equipo de la Universidad de Tufts (iDiet), los cinco restantes actuaron como grupo de control.Las personas que siguen el programa de pérdida de peso tienen un mayor deseo por los alimentos saludables mientras disminuye sus preferencias por los alimentos que no lo son

Ambos grupos se sometieron a escáneres de resonancia magnética (IRM) al empezar y finalizar el experimento, que duró seis meses. La prueba reveló que se había producido un cambio en las áreas de cerebro relacionadas con el aprendizaje y la adicción, pero sólo en las personas que participaron en el programa de pérdida de peso. Después de seis meses de dieta, esta área cerebral tenía una mayor sensibilidad hacia los alimentos saludables y bajos en calorías, lo que indica que las personas experimentaban un mayor placer al consumir estos del que sentían antes. Además, también se observó una disminución de la sensibilidad hacia los alimentos con más calorías y menos saludables.

“Este programa para perder peso está diseñado exprofeso para cambiar la manera en que las personas reaccionan ante las diferentes comidas”, explica Sai Krupa, científico del Energy Metabolism Laboratory y coautor de la investigación. “Nuestro estudio muestra que las personas que siguen el programa tienen un mayor deseo por los alimentos saludables mientras disminuye sus preferencias por los alimentos que no lo son, un efecto combinado que probablemente sea decisivo para una pérdida de peso sostenible”.

Si quieres puedes

En opinión de Krupa, su estudio es la primera demostración empírica de este efecto psicológico en las dietas, algo que podría atribuirse a este programa alimenticio en concreto –diseñado por la universidad, pero con fines comerciales–, ya que incluye un programa de educación para el cambio de hábitos y unos menús ricos en fibra y proteínas y bajos en índice glucémico.

Al margen del conflicto de interés presente en la investigación (y declarado como tal en la misma), el estudio tiene relevancia en la medida en que muestra, por primera vez, que nuestro cerebro es capaz de cambiar de gustos alimenticios si le orientamos por el buen camino.

“Otras investigaciones han mostrado que algunos procedimientos quirúrgicos como el bypass gástrico pueden disminuir el disfrute de la comida en general, pero esto no es muy satisfactorio, porque afecta a toda la comida, en vez de hacer que los alimentos sanos sean más apetecibles”, explica Thilo Deckersbach, psicólogo del Hospital General de Massachusetts y autor principal del estudio. “Nosotros mostramos que es posible cambiar las preferencias sin cirugía, y la que la IRM es una importante herramienta para explorar el rol del cerebro en la alimentación”.

Beber demasiada cantidad en poco tiempo puede conducir a una sobredosis. (Corbis)

Entonces, ¿cuánto tenemos que beber al día?

Pese a que la mayor parte de los entrenadores personales y dietistas suelan recomendar beber unos dos litros de agua al día –cuando no cuatro–, las últimas recomendaciones del NHS (el Servicio Nacional de Salud de Reino Unido) recomiendan alrededor de 1,6 litros de líquidos para mujeres adultas y hasta dos litros en el caso de hombres.

Estas cantidades son suficientes para mantener el organismo funcionando de forma eficiente, pero cuando hablan de líquidos no se refieren sólo a agua: todos los fluidos, a excepción del alcohol, que tiene un alto efecto diurético y puede deshidratar, nos ayudan a cumplir con las necesidades diarias de líquidos, incluyendo bebidas calientes como el té y el café, la leche y los zumos de frutas e incluso el agua contenida en los alimentos, como frutas y verduras.

Todos los fluidos, a excepción del alcohol, nos ayudan a cumplir con las necesidades diarias de líquidos

Agualcolímetro: cómo saber si estás o no suficientemente hidratado

Está claro que las cantidades de agua necesarias variarán ligeramente en función del tamaño, la actividad física o el medio ambiente que rodee a cada persona. Pero en un principio, a no ser que nos encontremos en un clima demasiado cálido o realicemos deporte en condiciones ambientales extremas, con estas cantidades de líquido será suficiente para mantener nuestro cuerpo saludable e hidratado.

¿Cómo saber si nos estamos pasando con el agua? Más allá de contar las botellas o vasos de agua que llevas en el día, fíjate cuando vayas al servicio en el color de tu orina: lo ideal es que tenga un color pajizo claro. “Cualquier índice de que esté más oscura probablemente signifique que estás deshidratado y necesitas beber más” explica Francis “mientras que si es casi claro estarás bebiendo demasiado y necesitarás frenar un poco

Cómo entrenar tu cerebro para preferir siempre la comida más saludable

No nacemos amando las patatas fritas y odiando las ensaladas y un nuevo estudio muestra que nuestro cerebro puede cambiar sus gustos culinarios

Los agualcólicos no pueden prescindir de sorbos regulares de agua. (iStock)

¿Qué puede provocar beber agua en exceso?

Francis recoge las tres principales consecuencias para nuestra salud que, según los expertos estudiosos de la adicción, puede provocar beber agua en exceso:

1. Puede causar insomnio: beber grandes cantidades de agua, sobre todo al final del día, puede interrumpir el sueño. “Mientras dormimos, nuestro cerebro libera HAD, la hormona antidiurética, para frenar la función renal y dejamos de sentir la necesidad de orinar durante la noche”, explica Whiteley, “si tomamos dos o tres vasos de agua por la noche el exceso de líquido en el organismo puede hacer que se anule el efecto de la HAD, la vejiga se llene y tengamos que levantarnos de madrugada”. Para los que tienen un sueño difícil, estas escapaditas al baño derivan, en muchas ocasiones, en innumerables vueltas en la cama para tratar de reconciliar el sueño.

2. Sudoración extrema: el profesor Whiteley, también experto en la hiperhidrosis o sudoración excesiva, está convencido de que el exceso de hidratación está ligado a muchos de los problemas de sudoración extrema de sus pacientes, cuyos casos más graves necesitan de cirugía para extirpar las glándulas sudoríparas.

Tras años de estudio de esta enfermedad, el profesor encontró que la mayor parte de los pacientes de hiperhidrosis bebían mucha agua para compensar la pérdida de agua a causa de la sudoración. La sorpresa llegó cuando se dio cuenta de que sus hábitos de consumo podrían estar empeorando su problema: “Si se bebe más agua de la que se necesita, la sudoración es una de las formas con las que el cuerpo trata de deshacerse de este exceso: A menudo mis pacientes descubren que sudan menos si beben menos agua”, explica el especialista.

3. Envenenamiento por agua: Francis menciona el caso de Jacqueline Henson, una mujer de 40 años que murió de intoxicación de agua tras seguir a rajatabla un programa de pérdida de peso que le aconsejaba beber cuatro litros de agua al día en un espacio de 2 horas. Y no es el único caso que se ha dado de sobredosis de agua.

“Beber demasiada agua muy rápido puede causar estragos en el delicado equilibrio de sales del cuerpo”, explica el doctor Frankie Phillips, de la Asociación Británica de Dietética. Al beber mucha agua en un espacio muy corto de tiempo, los riñones no pueden eliminar el exceso de líquido de nuestro cuerpo lo suficientemente rápido y nuestra sangre se vuelve más diluida de lo que debería ser con muy bajas concentraciones de sal.

“Los niveles de sal en las células sanguíneas y en el cuerpo suelen ser los mismos” continúa el doctor, “si la sangre de repente se vuelve más diluida, puede hacer que las células, en particular las cerebrales, se hinchen. Esto genera presión en el cráneo que puede causar dolores de cabeza y, en casos graves, hiponatremia o intoxicación por agua, que puede ser fatal”.

¿Te obsesionas con beber dos litros de agua al día? Podrías ser adicto.

Estemos o no haciendo dieta, es muy común escuchar lo saludable y beneficioso que es beber entre uno y dos litros de agua al día. Tal grado de convencimiento ha llevado a que a diario nos topemos –cuando no somos nosotros mismos los protagonistas de la escena– con el paseíllo botella en mano para rellenarla de agua al menos dos o tres veces al día. Hábito que podría ser un grave error.

No cabe duda que hay que beber agua. Este líquido nos aporta la hidratación necesaria para eliminar toxinas, mejorar nuestra memoria y concentración o evitar dolores de cabeza, entre otras cosas, pero hacerlo en exceso puede tener efectos secundarios mucho más perjudiciales para tu salud de lo que te imaginas.

Así lo han demostrado diferentes expertos que han puesto en cuestión los beneficios de beber tanta cantidad de agua al día. Muchos de ellos consideran que los cerca de dos litros aconsejados superan con creces lo que el cuerpo realmente necesita.

El consumo excesivo y compulsivo puede causar diferentes problemas para nuestra salud, incluso potencialmente mortales

Algunos ya hablan de obsesión de beber agua potable y creen que este consumo excesivo y compulsivo puede causar diferentes problemas para nuestra salud, incluso potencialmente mortales. ¿Eres un agualcólico? Presta atención a las consecuencias, quizás decidas dejar de llenar sin parar la botellita de agua.

Agualcólicos: adictos a beber agua

Cada vez son más las personas que reconocen tener un problema de adicción al agua potable. Los diagnosticados como agualcólicos van consumiendo cada vez más y más cantidades de H2O atraídos por la idea de mejorar su piel, adelgazar o tener más energía. Pero lo que empieza como una costumbre saludable, pronto deriva en que “no puedan prescindir de sorbos regulares de agua y sientan pánico si no lo hacen incluso en cortos tramos de tiempo”.

El profesor Mark Whiteley, cirujano vascular y fundador de la Clínica Whiteley en Londres, es uno de esos expertos que lleva tiempo preocupado por el aumento en el consumo de agua. En su opinión “es muy posible que beber más agua de la que debemos durante un período prolongado de tiempo haga que se restablezca la química del cerebro de tal forma que éste espere una cantidad excesiva de agua”. Entonces somos adictos.

Hidratarse después de hacer deporte es fundamental para la salud

No te estamos diciendo que cojas cada día una garrafa de dos litros de agua y te la bebas como si no hubiera un mañana. Los excesos no son sanos y también puede encontrarse gran cantidad de líquido en los alimentos. Muchas frutas o verduras contienen sustancias que hacen las veces de agua. Una ingesta que tiene que estar en unos porcentajes cercanos al 25% del líquido total diario.

Existen muchas formas de mantener el cuerpo a punto pero la más fundamental es mantenerse siempre hidratado. El agua es la causante de que el cuerpo humano funcione de la mejor forma posible y algunos factores como la deshidratación pueden generar problemas irreversibles. Unas afecciones entre las que destacan el dolor de cabeza, la fatiga, el bajo estado de forma o incluso la pérdida de memoria a corto plazo.

Los graves problemas que causa beber más agua de la cuenta

Está claro que hay que beber agua. Ayuda a eliminar toxinas y evita dolores de cabeza, entre otras cosas, pero hacerlo en exceso puede ser mucho más perjudicial para tu salud de lo que imaginas