91 HNO CAMILE PIERRE Pierre Bouard 1870 + 14 I 1946
Nació en la ciudad de Nantes, en 1869, inicio sus estudios en el Internado de San José de Nantes hasta que terminó y entró al Noviciado.
Su papá era comerciante, era un cristiano sobresaliente con corazón de apóstol, conocido como el “pequeño Pedro”. Trabajaba en la obra para los pobres llamada la “Sagrada Familia”. Cada domingo, reunía a los alumnos de las escuelas laicas, para que asistieran a Misa, a los más asiduos su recompensa eran misales que eran comprados por él.
Queriendo dar a su hijo una buena instrucción religiosa, fue al Internado de San José para inscribirlo. El niño sobresalió en los estudios, era despierto y un poco travieso. Alguna s veces tuvo que ir a la detención y de estar entre los alumnos que tenían que hacer trabajos especiales. Con la edad, esto cambio, y más tarde mereció ser admitido a la Congregación de la Santísima Virgen María, y en la sociedad literaria dirigida en ese momento por el Hermano Idelphus. Bajo la dirección y crítica de este eminente maestro, Pedro logró publicar varios artículos al periódico “La Nacelle” (la góndola) órgano de los jóvenes académicos de Bel Air. Pero sus aptitudes más notables como alumno eran para las ciencias y las matemáticas.
Su facilidad de comprensión, retención y asimilación le abrieron las puertas de varias Facultades y Escuelas Superiores; pero Pedro Bouard fue a tocar a la puerta del Noviciado, cuando contaba con 17 años.
Fue cariñosamente recibido por el Hermano Dositeo María. Papá Bouard, que comprendía bien el apostolado con los niños, no puso dificultad y estaba feliz de ver a su hijo único como un simple “Rabat Blanc”.
El 8 de diciembre de 1886, Pierre Bouard es desde ese día el Hermano Camile Pierre. Los primeros meses de su postulantado se portó como un adolescente ligero, travieso, al punto que el Director de Novicios dudaba en conservarlo. Si se quedó fue por una novena de oraciones, que el maestro de novicios hizo con sus discípulos.
Terminado su noviciado el reto era afirmarse en su vocación, así que se quedó un año más en el Noviciado como Profesor y dos en el Escolasticado.
En cuatro años a partir de 1894 enseño en cuatro internados: de la Magdalena de Nantes, el de Poitier, el de Rennes y en L a Roche. ¿A qué se debieron tanto cambios? No era la ciencia que le faltaba, ni los títulos académicos, era que no tenía nada de autoridad y muy poca pedagogía. Pueda ser que soñara en sus estudios personales y el deseo de saber más.
Llegamos a 1906 es un momento culmínate donde era secularizarse o expatriarse. El Hermano Camile escogió el exilio. El Hermano Camile Pierre estuvo, durante algunos meses en Clermont Ferrant como estudiante de la lengua española, a fin de prepararse para su próximo apostolado en México.
En 1907 llega a Querétaro y a las dos semanas escribió a su mamá: tenemos quince días de llegados y tenemos 272 alumnos. Por mi parte tengo cinco amables jóvenes en la clase de física. A pesar de ser tan pocos, tengo mucho trabajo: trabajos, cursos, estudios y construcción de aparatos.
Tres años después, fue enviado a Puebla, pero por desgracia sucedió lo mismo que en Francia. Tuvo que retirarse de la enseñanza para traducir al español algunas de nuestra obras clásicas de enseñanza. La guerra 1914- 1918 lo hizo volver a Francia.
La paz restablecida, el Hermano Camile Pierre fue a residir a la casa de retiros de la plaza Crosic en Nantes; ahí durante 27 años fue el animador de las sociedades de exalumnos de la ciudad. Era un gran servicio el que prestaba, pero su gran gusto fue el de seguir las conferencias científicas y visitar exposición. Erudito, sumamente bien documentado, leía con ansias, se le veía en todas partes y poco en la comunidad, con excepción de los ejercicios de la mañana. Algunos decía: el Hermano Camilo Andrés es una rica biblioteca, un gran museo no abierto para nadie.
Legendario en la ciudad, no solo por su erudición, sino por su exterior un poco pintoresco. Así continuó hasta el fin de sus días. En sus últimos meses de vida se jactaba de ser el decano de los estudiantes, pues a sus setenta y cinco años seguía algunos cursos en la facultad.
Al finalizar el otoño de 1945, se le tuvo que encamar, a pesar de su gran energía. Y comenzaron largas jornadas de inmovilidad, silencio y soledad. Se extinguió en el silencio el 14 de enero de 1946.