Demencia precoz Kraepelin

Docencia en Psicopatología descriptiva y fenomenología.

XVI JORNADAS DE PSIQUIATRÍA 2011. LA ESQUIZOFRENIA O ESQUIZOFRENIAS.

Conciencia de enfermedad -“insight” - en la psicosis.

"las esquizofrenias" (según Henri Hey).

La demencia precoz: el grupo de las esquizofrenias de Eugene Bleuler.

Emil Kraepelin y la demencia precoz

Emil Kraepelinla demencia precoz”. Editorial Polemos. Argentina, 2ª ed. 2008. (Introducción de J.C. Stagnaro) -.

¡¡ Primera edición en Castellano de la obra magna de Kraepelin ¡¡

¿Cómo definió Kraepelin su nosología de las psicosis endógenas?

.. Sic “La demencia precoz consiste en una serie de estados, cuya característica común es la destrucción peculiar de las conexiones internas de la personalidad psíquica. Los efectos de este daño predominan en la esfera emocional y volitiva de la vida mental. Considero una enfermedad claramente definida (cita a Hecker).

( Ewald Hecker (1843- 1909) , alumno de Karl Ludwig Kahlbaum (1828-1899). Describe la hebephrenia[2] y la cyclothymia en contra de la "unitary psychosis , fue un activista por la reforma humanista de la psiquiatría. Hecker E (2009) Hebephrenia. A Contribution to Clinical Psychiatry (Translated and Introduced by Kraam A) History of Psychiatry 20:87-106)

¡Qué nombre elegir para expresar esta enfermedad? “Propongo el nombre de “demencia precoz” ya utilizado por Morel y por Pick (1891),…hasta que una comprensión más profunda provea un nombre apropiado”

( Bénédict Augustin Morel (18091873) alumno de J.P. Falret (1794–1870) en el Hospital de la Pitié-Salpêtrière en París En 1850, describe la "teoría de la degeneración", En 1860 describe la "demencia precoz" como psicosis de edad juvenil con deterioro de las funciones mentales. Activista por los derechos de los pacientes, participo en el movimiento "No-restraint". Traité des maladies mentales. 2 volúmenes; París, 1852-1853; 2.ª edition, 1860. y Le no-restraint ou de l’abolition des moyens coercitifs dans le traitement de la folie. París, 1861 )

“Cierto número de casos parecen alcanzar una completa y permanente recuperación, y por otro lado la relación con el inicio juvenil no parece darse sin excepción. Ponemos en duda el nombre dado,..Pero qué nombre otorgar a esta enfermedad. (nos dice Kraepelin)

Según Wolf, sería mejor un nombre que no dijera nada, como el de “disfrenia”. Evensen propone “amblitimia”. Riegerdemencia simple”, Bernstein habla de “paratonía progresiva”. Otros autores, acentúan la perturbación particular de la “asociación psíquica interna” de nuestros pacientes y la llaman “demencia disociativa”, “disecans”, “sejunctiva”, o “esquizofrenia” como Bleuler. Queda por verse en qué medida uno u otro de estos nombres será adoptado.

-¿Se olvidó Kraepelin con razón de la “las psicosis alucinatorias crónicas” ( Gilbert Ballet.(1911) “Psychose Hallucinatoire Chronique”, …absence de déstructuration profonde de la personnalité, et persistance de la relation à la réalité.

-¿Se olvidó Kraepelin también de las “locuras discordantes” de Ph. Chaslin (1912)

Veamos: Vindicación de Chaslin de su término: “locuras discordantes”, en sus: Éléments de sémiologie et cliniques mentales”. (Ver Elementos de semiología y clínica mentales”·. Editorial Polemos. 2010. (de Juan Carlos Stagnaro)

“Kraepelin es, sobre todo, quien ha reunido bajo el nombre de «demencia precoz» a la Hebefrenia de Hacker y Kahlbaum, a la Catatonía de Kahlbaum y a la Demencia Paranoide, y tiende a hacer una entidad (aunque no sin reservas). De esta manera ha ligado las “locuras sistematizadas alucinatorias”, que no obstante son bastante distintas clínicamente, y que yo separo decididamente.

Esta palabra «demencia precoz», elegida por Kraepelin, es desafortunada, pues, tal como se aprecia, la demencia no llega generalmente sino después de muchos años. Es por ello que Bleuler emplea la palabra «Esquizofrenia» para caracterizar esas locuras y por mi parte he elegido el término locuras discordantes. La palabra discordancia corresponde a la ataxia intra-psíquica de Erwin Stransky y a la disarmonía intra-psíquica de Urstein. La demencia, incluso cuando se produce, no parece generalmente muy profunda. El «demente precoz» es siempre menos demente de lo que parece. Si demencia «precoz» quiere decir inicio muy temprano de la afección, el término es aún peor, pues, en contraste con los casos que debutan a los ocho años (la demencia precocísima de S. de Sanctis) los hay que se inician tardíamente, en la edad madura o incluso en la vejez, ¡habiéndose descrito la «demencia precoz tardía», la catatonía tardía!

Y hoy día. ¿Mantenemos el nombre de esquizofrenia?, “de primer rango”, “de psicosis endógenas vs. Exógenas, o de “Salience dysregulation síndrome”

-Peralta y Cuesta (1999), Los “síntomas de primer rango” (K. Schenieder). “inespecíficos de ESQ”

--K. Leonhard.Classification of endogenous psychoses and their differentiated etiology. Secon ed. By H. Beckmann. SpringerWienNewYork. 1999.

-Jim Van Os. “variación de los síntomas psicóticos a lo largo de un continuum, desde la normalidad a la ESQ”. -Van Os J (February 2009). "A salience dysregulation syndrome". Br J Psychiatry

Clínica de la Demencia precoz (o esquizofrenia) según Kraepelin.

Pero veamos la clínica de los pacientes de E. Kraepelin, atendidos en su Clínica universitaria de Munich – la Koniglische Psychiatrische Klinik- (desde 1903 hasta su muerte en 1926), y que él clasificó como “demencia precoz”.

Juicio de realidad en la psicosis esquizofrénica, "demencia precoz",....

La facultad del juicio del paciente sufre, sin excepción, un da­ño severo. Lo que siempre sorprende al observador, cada vez que sucede, es la tranquila complacencia con la cual se emiten las más absurdas ide­as y se llevan a cabo las más incomprensibles acciones. Es cierto que a menudo se mueve con aceptable seguridad por caminos conocidos, pero en la elaboración psíquica de experiencias nuevas, al juzgar circunstan­cias no experimentadas hasta el momento, y, en particular, al juzgar su propio estado, al extraer conclusiones obvias, al presentar objeciones y al realizar un juicio sobre ellas, no es poco frecuente que cometan los más groseros errores. Se tiene la impresión de que los pacientes no están en condiciones de lograr el agrupamiento mental de ideas, que es un requi­sito para su examen y comparación, las subordinaciones entre unas y otras, y el descubrimiento de contradicciones.

En este sentido, se parecen a los soñantes, en los cuales está abolida la capacidad para considerar las ideas que aparecen en su mente, para ordenadas y corregidas de acuerdo a los estándares ganados a través de experiencias anteriores e ideas gene­rales. Estos desórdenes, sobre cuya significación fundamental Bleuler también pone el más enfático acento, sugieren una intrusión en la acción interna de la voluntad.

Los pacientes tienen, a menudo, un marcado sentimiento del profun­do cambio que ha tenido lugar en ellos. Se quejan de tener "la cabeza os­curecida", de “no ser libres”, de estar a menudo confusos, de no estar lúci­dos, y de que tienen "pensamientos nebulosos". No pueden asir un pen­samiento, no pueden comprender nada; tienen la mente dispersa; sus pensamientos se han volado; sus cerebros ya no son competentes, están debilitados. "Mis pensamientos se fueron y nunca volverán", decía un paciente. "Mi mente fue llevada por influencias espirituales en el habla y en la voluntad". "Toda mi capacidad mental ha desaparecido, me he hundido intelectualmente por debajo del nivel de una bestia”. "Estoy to­talmente loco", "Mi imaginación me castiga un poco", "Me he vuelto muy estimulado últimamente". "Tenía algo en mi cabeza".

"Mi mente a veces se va", "El estúpido tipo está confundido", son expresiones simila­res. Otros se llaman a sí mismos: "medio tontos", "fácilmente debilita­dos", "idiota"; temen estar volviéndose locos, convertirse en dementes, caer enfermos de reblandecimiento cerebral. "Las cosas dan vueltas den­tro mío, pensamientos que pertenecen a un sanatorio", decía un pacien­te. Otro decía que había perdido la facultad de percepción y la energía, que estaba totalmente cambiado. Una paciente declaraba que ella estaba muy bien, pero estúpida, y que le gustaría ser curada, mientras otra ro­gaba ser librada de los espíritus, ella no quería ser loca, ser el juguete de otras personas, sino que le hubiese gustado ser como otros seres huma­nos, que no lo podía soportar más, que era totalmente incurable.

Mu­chos pacientes comienzan a leer libros médicos, relacionan sus quejas con el onanismo, comienzan toda clase de curas. Un paciente estaba ab­sorbido en los libros: "¿Cómo puedo llegar a ser Energético.? " y "Guía para tener una Apariencia Imponente", y realizaba diligentemente gim­nasia médica, mirando deliberadamente el sol el mayor tiempo posible cada día para, al hacer esto, incrementar su salud.

Delirios en la psicosis, "demencia precoz" de Kraepelin.

Y a sean transitorios o permanentes, con extraordinaria fre­cuencia se desarrollan sobre la base de la transformación mórbida crea­da por la “demencia precoz” o “esquizofrenia” de E. Bleuler.

En el primer período de la enfermedad son generalmente, con preferencia, de un carácter sádico, hipocondríaco, o ideas de pecado o de persecución.

(ver descripción de delirios de base corporal en la esquizofrenia según E. Bleuler)

La sensación de enfermedad adopta formas locas; el cerebro es "quemado", reducido, como si se hubiese "transformado en jalea", "lleno de agua", la mente es "sacada como a jirones del cerebro"; al paciente "sólo le queda un pequeño nudillo de cerebro"; los nervios son "despedazados". La lengua está "hecha de hierro", le "secan los pulmones", la sangre está en "la médula espinal", tiene "cera en el cuerpo", le "secan el corazón", los huesos "pierden la carne", los vasos sanguíneos "tiemblan", "amenazan caerse", la médu­la espinal "corre por los genitales".

El paciente ya no es más un ser hu­mano, no tiene más su vida, lleva una calavera en su cabeza, lleva el crá­neo de un delincuente, tiene "arrugas de payaso".

Con no poca frecuencia, estos cambios corporales son atribuidos a una interferencia ex­terna. El interior del paciente es "cortado en pedazos", "vivisecciona­do", su alma le es arrancada, le "vuelan el cerebro", le "arrancan el co­razón por medio de veneno", los médicos le robaron el cerebro en una operación, y miraron en su interior, ellos cambian su silueta, sus piernas, sus genitales y ojos, le arrancan sus intestinos.

"Todos los días ha­cen algo nuevo con mis manos", decía un paciente.

-Fenomenología de la corporalidad: La conciencia corporal.

Ideas de culpa.

Frecuentemente, estos delirios están acompañados de ideas de culpa. El paciente destruyó la salud de su cuerpo y mente por lle­var una vida pecaminosa.

Es un tipo malvado, el más grande pecador, se confesó sin ser digno, cometió crimen de lesa majestad, negó a Dios, se burló del Espíritu Santo, descuidó sus dones.

Está habitado por el diablo que se lo llevará, Dios lo abandonó, está perdido para siempre, ha sido arrojado de la iglesia y se va al infierno.

Un paciente sentía "como si el diablo deseara apoderarse de él". Se lo relaciona con un asesinato, se lo considera un espía, lo controla la policía, es observado por detectives, de­be presentarse en la corte, debe ser el chivo expiatorio de otros, va a ser conducido a la muerte.

Muchos pacientes se masturban y se denigran a sí mismos en conexión con tales ideas. Un paciente se expresaba del si­guiente modo:

( Delirio sensitivo de relación, “delirio de los masturbadores” (de E. Kretschmer)

"Oh tú bestia inmunda, estás acostado otra vez en una cama honro­sa- otra vez eres el culpable- allí hay, otra vez, una nueva camarera, na­da más que princesas, a las que estás confundiendo. ¡Si solamente tuvie­ses el valor de emborracharte! ¡Bestia insolente! ¡Rayos y truenos golpe­arán! Si me hubiese defendido mejor ayer. La tormenta eléctrica te gol­peará y te maldecirá, bestia - ¡todos se están enfermando! ¡Debería ha­berme emborrachado hace mucho tiempo!"

Ideas de persecución.

En conexión con estas ideas de pecado se desa­rrollan invariablemente ideas de persecución, en cuya formación general­mente juegan un papel importante las alucinaciones auditivas. El paciente nota que se lo mira de una manera particular, que se ríen de él, que se bur­lan de él, que la gente se mofan de él, que le escupen, el cura alude a él en el sermón.

Se abusa de él groseramente y se lo amenaza, sus pensamientos son influenciados, está rodeado por una "revolución vengativa". La gente lo espía; los judíos, los anarquistas, los espiritistas lo persiguen, envenenan la atmósfera con polvo venenoso, la cerveza con ácido prúsico, generan va­pores mágicos y aire viciado, no le permiten que respire aire puro ni una so­la vez, tratan de echarlo con agua almízclela.

Debe morir, será asesinado, decapitado, envenenado por el Estado, se le vierte petróleo encima y se le prende fuego, lo torturan, lo ponen en una bóveda con sapos y vidrios ro­tos. Hacen volar su casa por los aires, apresan a su esposa, le desgarran la carne a su hermano, balean su familia; el paciente debe beber la sangre de sus parientes.

Las peculiares sensaciones de influencia lo conducen a la idea de que se le están practicando embrujas y hechizos.

El paciente se siente hipnotizado por una magneto, embrujado, "poseído por el Dios Plutón, rodeado de espíritus, “un nido de espíritus vive en mi cerebro” " Se lo toma por una casilla telefónica, el teléfono lo atraviesa.

Ideas de influencia.

Se puede observar, en los ejemplos que hemos dado, que muy a menudo se desarrolla un delirio de influencia por me­dio de agentes externos:

"Tales cosas no suceden en un cuerpo natural". Un paciente trazó el cuadro reproducido en la Fig. 2, del cual por lo me­nos se puede deducir que, en su opinión, sus perseguidores tomaron las partes más variadas de su cuerpo como puntos de ataque para su acción malevolente.

Muchos pacientes son enredados en una red inextricable de ideas de lo más dolorosas por el sentimiento de depender, forzosa e impotentemente, de influencias extrañas. El siguiente fragmento de una carta provee algún discernimiento acerca de esa clase de curso del pen­samiento:

"Estoy terriblemente ansioso. Existe el más grande peligro de que mi vida esté llegando a su fin con temor, porque toda la institución está ordenada como un reloj, el cual está manejado, no por la razón, sino por ca­bezas locas que están en las células, que están reguladas como engranajes, y no solamente están las células dispuestas de modo que uno debe moverse de un lado para el otro, como en una telaraña telegráfica de ner­vios, también en los pasillos cada yarda cuadrada es una división que exi­ge que un verdugo aparezca de alguna parte, ya sea por una opinión o por ser una persona brutal. Al mismo tiempo, en los pabellones se desarro­llan vapores, olas de calor, las cuales producen un grado temible de embarazo por un lado, y por otro un poder y una rapidez fascinantes y bru­tales; con esto, hay un sonido continuo de ruidos de médiums, voces me­diadoras que de una manera cruel le aterrorizan la mente con contradic­ciones.

Es muy indescifrable, el refinamiento malvado con el que son lle­vados estos diálogos, los cuales con la ayuda de las influencias son trans­feridos de manera destructiva de un cuerpo a otro traidora mente, y dan testimonio de que los así denominados materiales de escritura locos en combinación con todo tipo de conductores arengadores son los crimina­les más crueles que hay en la vida, quienes son superados solamente por otra clase, la cual, en ciertas circunstancias, lo atrapan a uno y lo aplas­tan con dedos envenenados de un modo inescrupuloso como si fuera una masa de materia sin vida, en otro estado".

Ideas exaltadas.

En un gran número de casos, las ideas de exaltación se agregan a las ideas de persecución, a veces desde el comienzo; más fre­cuentemente, por primera vez es en el curso más avanzado cuando, a me­nudo, aparecen en el primer plano del cuadro clínico.

Aquí y allá, se ob­servan tal vez, sólo ideas de exaltación. El paciente es "algo mejor", es transportado a un lugar más exaltado, es la "gloria de Israel", es un in ventor, un gran cantante, puede hacer lo que quiera. Es un noble, tiene sangre real, es un oficial de los dragones, es heredero del trono de Bulga­ria, es el Rey Wilhelm, el hijo del Káiser, el hombre más grande de Ale­mania, más que Rey o Káiser. O si no, es el elegido, el profeta, influencia­do por el Espíritu Santo, el ángel de la guarda, el segundo Mesías, el Sal­vador del mundo, el pequeño Dios, el cual reparte gracia y amor, más que el Espíritu Santo, más que el Todopoderoso.

Llevó a cabo la batalla de la vida, conquistó la muerte, cambió el eje de la tierra, puede crear el tiem­po atmosférico, puede caminar sobre las olas. Vive en Berlín, consigue un uniforme, debe visitar al Káiser, puede llegar a ser ministro y papa, será un buen partido, recibirá una gran herencia, recibe millones de Dios, en el ministerio de guerra hay oro depositado para él. Las pacientes mujeres son condesa s, princesas, reinas; poseen el mundo entero, tienen la digni­dad de Madre de Dios, tienen ropas bordadas en oro, tiene hijos del Gran Duque y del Káiser, se casarán con un cirujano mayor o con un príncipe, su tío les ha dejado millones.

(Exaltación hipertímica en los esquizofrénicos que no debe confundirse con el trastorno maníaco depresivo:

Ver psicopatología y fenomenologia de la manía . J.L. Día .

Ideas, delirios de contenido sexual.

Un lugar muy importante en el cuadro clínico de la demencia precoz, según mi parecer lo ocupan los delirios sexuales, que a menudo están conectados con las sensaciones sexuales anteriormente descriptas.

Las ideas de pecado están conectadas, frecuentemente, con este tema.

El paciente ha pecado con su hijastra, con su hermana, ha te­nido relaciones sexuales con vacas, de modo que se han producido hí­bridas; ha cometido un crimen contra la decencia, se ha arruinado por los excesos sexuales, es homosexual, es un sádico.

Se volvió impotente por el onanismo, la "neurosis" procede del onanismo, se puede recono­cer el onanismo en su cara. Un paciente llevaba un registro de sus eya­culaciones. Otro, estaba obligado a pensar siempre en asquerosidades (relación sexual con su madre); un tercero "no podía liberarse de la idea de que su esposa cometió lujuria con animales para castigarlo a él por el onanismo".

Pensamientos indecorosos le aparecían siempre a un pa­ciente en contra de su voluntad. Pacientes mujeres notan que los hom­bres quieren seducirlas, policías y soldados quieren poseerlas a todas. Un perro con un bozal puesto, le parecía indicar a un paciente su repre­sión sexual; cuando su casera le trajo un huevo para el desayuno, consi­deró esto como una invitación para tener relaciones sexuales y se preparó a aceptarla. Otro paciente se sintió impelido a tener relaciones se­xuales con su hermana.

(Ver componentes obsesivo compulsivos en estos pacientes)

Pero por sobre todo, los pacientes se sienten sexualmente influen­ciados de los modos más variados.

La esposa de un vecino se ocupaba por las noches de los genitales del paciente, las monjas constantemen­te extraían de él emisiones de semen y se comportaban impúdicamen­te delante de él. Le ponen "historias de amor" en su café, le mezclan Inmundicias: "moscones rayados en su comida para que su pene se ponga azul". Se le sugieren sueños sexuales, se le hacen propuestas matrimoniales a distancia, mujeres "con alas de mariposa" vienen a vivir con él, la ca­sera" lo obliga a tener relaciones sexuales".

Tiene sus genitales debili­tados, pierde poder sexual, algo se le clava desde afuera, es tentado al onanismo, se lo castra debido a la masturbación, los estudiantes quie­ren "castrado".

Las mujeres sienten que perdieron su virtud, que mancharon su honor; sus padres, sus curas abusaron de ellas; sus pa­trones, el Káiser se les acercan por las noches.

Se les envía caballeros para tener relaciones sexuales, alguien se les acuesta encima todas las noches.

Son anestesiadas y violadas, se "abusa espiritualmente" de ellas, son embarazadas por una taza de café, por una sombra, por el diablo, por Lohengrin, tienen niños en sus cuerpos, siempre deben dar a luz; se dicen cosas como si estuviesen esperando estar de parto y estuviesen cometiendo aborto, el útero se le sube a la cabeza. La institu­ción es un burdel, una casa de mala fama, en la cual se realizan actos sexuales.

Frecuentemente, una aversión irritada por el otro sexo se desarrolla en conexión con estas ideas locas. Un paciente escupía a las muchachas con las que se encontraba. Las mujeres se excitan vivamente tan pronto como el médico se les acerca, hablan abusivamente en lenguaje obsceno acerca de corrupción y de prostitución, no quieren tener nada que ver con los hombres. Una paciente se cortó el pelo para desagradar a sus pretendientes.

Ideas de referencia.

Los acontecimientos del mundo externo son re­lacionados de múltiples maneras con los delirios por medio de "pensa­mientos conjeturales".

Los comentarios indiferentes y las miradas ca­suales, el murmullo de otras personas, al paciente le parecen sospecho­sos.

"Siento que se refieren a mí", decía un paciente.

Un transeúnte muestra su gran nariz y su cara roja con el propósito de burlarse del pa­ciente. Las noticias del periódico contienen alusiones, encuentra en ellas pensamientos que él ha tenido. "Mi instinto me lo dice", afirmaba un paciente. Dice que sus compañeros fueron designados para observado; un paciente que escuchaba a otros hablando de él, decía: "Pienso que el doctor le encarga a la gente la misión de enloquecerme, la tormenta eléc­trica debe ayudar también".

Encuentra muchachas en la calle con las que anteriormente tuvo relaciones sexuales; el tranvía hace señales con la campana; los centinelas presentan armas. Un paciente se daba cuenta por las uñas de su superior que éste era su hermano.

Las personas son sorprendentemente amigables; todo es una farsa; hay un cambio en su pase militar. Un paciente pensaba que era mejor irse de su casa cuando se estaba por reparar un caño de gas. Otro leía, en la vestimenta de los médicos, sus pensamientos acerca de él; una estrella le señalaba su tum­ba a un tercero; el helecho en el ojal indicaba la guerra a un cuarto; to­das las etiquetas y botones que encontraba eran papeles importantes y monedas para un quinto.

Una paciente sostenía la opinión de que las desgracias estaban relacionadas con sus menstruaciones y de que se la llamaría para rendir cuentas por esto. Frecuentemente los delirios están conectados con los sueños, los cuales son considerados simplemente co­mo experiencias reales o como premoniciones significativas.

Los delirios de nuestros pacientes muestran a menudo, como lo ha­cen los ejemplos dados, un aspecto extraordinario y a veces totalmente sin sentido. Por lo general, no están elaborados mentalmente, o sólo lo están de un modo muy superficial, y apenas están conectados interna­mente unos con otros.

Los pacientes no intentan dar ninguna cuenta acerca de la confiabilidad de sus observaciones y conclusiones, no bus­can explicaciones para sus notables experiencias, sus persecuciones, su buena suerte; no se hacen problema por nada y no dan ninguna impor­tancia al hecho de que se les señale alguno, sino más bien se aferran fuer­temente a sus ideas locas sin ninguna prueba. "Tengo innumerables pruebas y no tengo ninguna", decía un paciente.

Pero siempre, aquí y allá, nos encontramos con una cierta sistemati­zación de las ideas mórbidas. Mayormente, en realidad, sólo temporal­mente están conectadas unas con otras por toda clase de presunciones no garantizadas y por argumentos sutiles.

Por ejemplo, un paciente que es­taba totalmente loco, exigía simplemente el presupuesto del Rey como compensación por sus supuesta detención injusta dentro de la institu­ción, dado que, como él explicaba, la injusticia, aunque ejercida sobre un solo sujeto, significaba la virtual abdicación del Rey como la sede de la justicia; por consiguiente él, la parte damnificada, debía exigir lo que el Rey, mediante el permiso para la injusticia, resignaba voluntariamente.

De acuerdo con su conexión interna generalmente muy suelta, los de­lirios no son, en su mayoría, de ningún modo constantes, sino que cam­bian sus contenidos más o menos rápidamente debido a la desaparición de constituyentes anteriores y la aparición de otros nuevos.

A veces, los pacientes producen casi todos los días nuevos detalles delirantes, a pesar de que rasgos característicos retornan persistentemente, y, tal vez, se de­jan estimular por la sugestión para formar otros delirios.

En una abru­madora mayoría de los casos, sin embargo, los delirios que en un co­mienzo eran, a menudo, muy exuberantes, cesan gradualmente. A lo su­mo, unas pocas ideas locas permanecen por algún tiempo, sin ser desa­rrolladas más allá, o si no, aparecen nuevamente de vez en cuando, o, fi­nalmente, caen en el olvido completa y permanentemente. Solamente en aquel grupo de observaciones, con el que más tarde nos llegaremos a fa­miliarizar, en el de lademencia” paranoide, las ideas delirantes están generalmente más conectadas por más tiempo, tal vez por algunos años, y aparecen sin cambios en el tema principal, pero aquí también ellas, gra­dualmente, llegan a ser más confusas y más contradictorias.

Embotamiento emocional, ataxia de los sentimientos.

Un daño muy impresionante y profundo se produce, por lo general, en la vida emocional de nuestros pacientes. El más importante de estos cambios es su embota­miento emocional.

Las perturbaciones de la atención que ya han sido men­cionadas, podrían estar esencialmente conectada con la pérdida del interés, la pérdida de la simpatía interior, con el colapso de los resortes emociona­les que nos mueven a ejercer nuestras capacidades mentales, a cumplir nuestras tareas, a seguir secuencias del pensamiento.

La indiferencia sin­gular de los pacientes hacia sus relaciones afectivas anteriores, la extinción del afecto por los parientes y amigos, por la satisfacción en su trabajo y en su vocación, en la recreación y en los placeres, no pocas veces es el primer y más sorprendente síntoma del comienzo de la enfermedad.

Los pacientes no tienen una verdadera alegría de vivir. "Ningún sentimiento humano"; para ellos "nada importa, todo es lo mismo"; no sienten "ni pena ni ale­gría", "sus corazones no están en lo que dicen".

Un paciente decía que era infantil y que no tenía ningún interés, como nunca antes le había sucedido. Otro decía que nada le daba placer, estaba triste y sin embargo no estaba triste. Otro afirmaba que tenía "paz interior en su alma"; un cuarto decía:

"Soy tan frío como se puede serio". "Todo me es terriblemente indiferen­te, incluso si llego a estar loca", decía una paciente.

Las esperanzas y los deseos, los cuidados y las ansiedades están si­lenciosos; el paciente acepta sin emoción alguna el despido de su cargo, el ser traído a la institución, el hundirse en la vida de un vagabundo, que se le saque el manejo de sus propios asuntos; permanece sin más discu­sión donde es colocado "hasta que se lo despide", suplica que él debería ser cuidado en una institución, no siente humillación, ni satisfacción; vi­ve de día en día en un estado de apatía.

El trasfondo de su disposición de ánimo es, o una hilaridad sin sentido o una irritabilidad malhumorada y asustadiza. Uno de los rasgos más característicos de la enfermedad es un estallido de risa repentino, inmotivado y frecuente, que a menudo es muy evidente ya en el mismo comienzo. "Sus pensamientos siempre lo hacían reír”, decían los parientes de un paciente.

También los sentimientos morales y su influencia reguladora sobre los actos sufren una pérdida severa. No sólo en la historia anterior del pa­ciente encontramos múltiples transgresiones del código penal y del orden público, sino que también durante la enfermedad misma, se cometen fre­cuentemente hechos que son peligrosos para el bienestar común. (Pighini encontró que, de 114 pacientes mentales que fueron condenados, el 49, 1 % eran casos de demencia precoz. )

La pérdida de la simpatía es demostrada en la indiferencia y la au­sencia de comprensión de las desgracias de los demás, en la brutalidad con la que los pacientes ocasionalmente maltratan a sus compañeros de desgracia en las ocasiones más triviales; una mujer trató de estrangular a la paciente de la cama de al lado para liberada de sus problemas. In­cluso el destino de sus parientes más cercanos afectan poco al paciente, o nada en absoluto. Recibe a sus visitas sin saludadas o sin ningún sig­no de emoción, no pregunta cómo están, no comparte ni sus alegrías ni sus tristezas.

Un paciente permaneció indiferente ante la muerte de su madre, y luego se excusó por no poder evitado: "la vida no es nada pa­ra mí y la muerte no es nada", dijo.

Una paciente que había degollado a sus tres hijos porque estaban embrujados y no se querían dejarse educar correctamente, no mostró, después, la más leve emoción; sus hijos aho­ra eran ángeles y estaban bien cuidados, explicaba.

Otro fenómeno de “demencia” emocional es la desaparición de la deli­cadeza del sentimiento.

Los pacientes ya no tienen ninguna consideración por lo que los rodea; ellos no adaptan su comportamiento a la situación en la que se encuentran, se conducen de una manera libre y desinhibida, ríen en ocasiones serias, son groseros e impertinentes hacia sus superiores, los desafían a duelo, pierden su porte y su dignidad personal; andan por ahí con ropa desprolija y sucia, sin lavarse, despeinados, entran con un ci­garro encendido a la iglesia, hablan familiarmente con los extraños, se adornan con cintas alegres.

También está perdido el sentido de la repug­nancia y el sentimiento de vergüenza. Los pacientes no conservan el con­trol de esfínteres. Evacuan sus excretas allí donde se encuentran, debajo de la cama, en la salivadera, en su sombrero, en los platos, hacen peque­ñas pelotas de heces, juntan sus evacuaciones en pañuelos o cajas de ciga­rros, se embadurnan con la orina, lavan sus pañuelos en la bacinilla llena; toman la comida con las manos, escupen en sus camas o en sus manos, o en su pan, devoran escarabajos y lombrices, sorben el agua sucia de los ba­ños, o vacían de un trago la salivadera llena.

La falta de un sentimiento de vergüenza se expresa en la desnudez desconsiderada de su persona, en te­ner relaciones sexuales en público, en la charla obscena, en avances inde­corosos, y en la masturbación desvergonzada.

Parece también que el paciente se vuelve a menudo menos sensible a la incomodidad corporal; soportan posiciones incómodas, pinchazos de una aguja, insultos, sin pensar mucho en ello; se queman a sí mismos con sus cigarros, se lastiman, se arrancan los pelos de sus genitales, de­jan que el deslumbrante sol del mediodía dé en su cara durante horas, no espantan las moscas que se posan sobre sus párpados.

La comida man­tiene, sin embargo, por un largo tiempo un poder de atracción especial. Cuando sus parientes los visitan, se los ve revolviendo apuradamente en sus bolsos y canastos buscando cosas para comer, las que devoran in mediatamente hasta la última miga, masticando con sus bocas llenas.

En las condiciones terminales de la enfermedad, una perfecta indiferen­cia hacia todo lo que sucede a su alrededor es bastante a menudo uno de los rasgos principales del cuadro clínico.

En la base del embotamiento emocional más o menos fuertemente marcado, sin embargo, puede desarrollarse una oscilación repentina del equilibrio emocional de extraordinaria violencia.

Particularmente, esta­llidos repentinos de furor, con o sin causa externa, no son infrecuentes, y pueden conducir a hechos de violencia extremadamente graves. Los pa­cientes destruyen objetos, rompen ventanas, fuerzan puertas, dan puñeta­zos en el oído. Un paciente apuñaló el brazo de una muchacha, otro mató a su patrón, un tercero mató a un compañero por el cual se sentía influen­ciado.

Por otro lado, los pacientes pueden caer de repente en el más ilimi­tado júbilo con risas incontrolables, más raramente, pueden caer en esta­dos de angustia intensa.

Todas estas emociones se distinguen por lo re­pentino de su comienzo y de su desaparición y por el cambio de humor fre­cuentemente muy súbito. Al mismo tiempo estas manifestaciones no tie­nen, a menudo, ninguna conexión reconocible con las experiencias o con las ideas de los pacientes.

E. Bleuler, sin embargo, expone la opinión de que en tales estados, generalmente se trata de un contacto con los "comple­jos", los traumas sensibles de la vida. No pude convencerme de esto, más bien creo que esencialmente nos las tenemos que ver con la pérdida de la coloración permanente del trasfondo del humor, el cual, en las personas normales, influye sobre todas las oscilaciones casuales de las emociones, equilibrándolas y controlándolas y a las cuales recién entonces se les per­mite aparecer con más fuerza, cuando una ocasión importante encuentra un eco poderoso en nuestro ser.

Por lo tanto, Stransky ha dicho, no sin justificación, que se trata, en nuestros pacientes, menos de una devastación emocional, que de una "ataxia de los sentimientos", una pérdida de conexión con otros sucesos mentales.

Me inclino a suponer que esta confusión en la vida emocional es causada esencialmente por el debilitamiento de los sentimientos per­manentes más elevados, cuya tarea es, por un lado, poner freno a las os­cilaciones repentinas de los sentimientos, y por el otro lado, dar a nues­tros estados internos una tensión y temperatura permanentemente equi­libradas, y así transformarse en garantía de la concordancia de nuestras relaciones emocionales con el mundo externo. Exactamente en condi­ciones terminales con una pronunciada demencia, se observa frecuente­mente irritabilidad emocional con estallidos violentos y repentinos, y también excitación, la cual aparece, sin causa, con una periodicidad más o menos regular.

La independencia relativamente grande del carácter respecto de las influencias externas tiene como consecuencia que éste permanece, a menudo, extremadamente uniforme durante mucho tiempo. Muchos pa­cientes exhiben constantemente una alegría tonta, otros una depresión embotada lacrimosa o un comportamiento tenso y malhumorado. Ni hechos desagradables ni los golpes del destino, pueden sacarlos de su contento despreocupado, ni pueden ser confortados, ni tampoco puede ser ganado su afecto. Pero el curso mismo de la enfermedad puede hacer aparecer inesperadamente un cambio repentino en su humor.

Aquí y allá se puede observar que la disposición de ánimo de los pa­cientes es exactamente contraria al estado verdadero de las cosas.

Los pacientes ríen mientras relatan un intento de suicidio, o la muerte de un pariente cercano, o lloran amargamente en cualquier ocasión alegre. A veces, sólo se trata de una falta de relación entre el humor y la expresión, es decir, de paramimia. Los hechos de esta clase más frecuentes son las risas sin sentido y sin alegría. El paciente no puede evitar reírse; lo hace incluso cuando no desea hacerla; un paciente decía que tenía "fiebre de risa". También pertenecen al fenómeno paramímico: la mezcla de llan­to y de la risa, llorar afinadamente, bailar con una expresión facial fija y arrugada.

Pero además, sucede a veces en los pacientes una completa inversión de sus relaciones emocionales, lo cual puede ser el primer signo de que se aproxima la enfermedad.

Antiguos sentimientos de cariño se transforman en completa aversión. Frecuentemente, los parientes más cercanos sufren especialmente.

El paciente se comporta grosero, altivo y amenazadora­mente hacia sus padres a los cuales quería hasta ese momento; los maltra­ta con lenguaje obsceno; su madre es una vieja cascarrabias, su padre es un bribón, un perro perjuro. Su madre lo estupidiza, es una bruja; su pa­dre le produce dolor de cabeza; su hermana es el diablo, "la puta que arruinó su vida". Su hermano firmó su sentencia de ejecución; su cuñado lo balea. El antiguo amante se convierte en enemigo y perseguidor, el cual agita a la gente y se pone en evidencia en todas partes. No son raros los ce­los sin sentido. Su esposa se ha casado en secreto con otro hombre; las en­fermeras quieren enemistarla con el amado; el marido ha sido cambiado por otro. Una paciente repentinamente trató de envenenar a su hijo recién nacido porque le parecía que no era el correcto; le pidió al fiscal público por telegrama que detuviera a su marido porque éste quería matarla.

Al igual que los pensamientos, los sentimientos del paciente, en su opi­nión, pueden ser ocasionalmente "transferidos": "hay transferencias de penas"; "sentimientos de angustia vienen de afuera por los oídos, pensa­mientos internos de persecución", decía un paciente. Otro afirmaba que su hermana tenía un aparato para hablar a la distancia, de 150 a 300 mi­llas; mediante la corriente se puede hacer que uno se enamore, que uno tenga penas, que uno tenga malos pensamientos.

El paciente no está tran­quilo en su trabajo porque alguien siempre se sienta a su lado. "La risa es provocada por voces", explicaba un paciente; "eso no es reír, me tuercen la boca”, decía otro; "el nervio de la risa está irritado" , decía un tercero, es una risa eléctrica. "La risa me viene de abajo para arriba; eso me hace reír y sin embargo no es cómico", decía un cuarto; y un paciente se que­jaba: "¡Ahora otra vez me provocan un estúpido ataque de risa!".

Debilitamiento del impulso volitivo.

Mano a mano con los profundos desórdenes de la vida emocional, van las extensas y variadas manifesta­ciones mórbidas en el terreno del trabajo y la conducta, las que dan espe­cialmente sus características peculiares al cuadro clínico. Están compues­tas por una serie de desórdenes diversos fundamentales.

En primer lugar, nos las tenemos que ver generalmente con un debilitamiento general de los impulsos volitivos. Los pacientes han perdido toda inclinación inde­pendiente al trabajo ya la acción; ellos se sientan por ahí sin hacer nada, no se preocupan por nada, no van a trabajar, desatienden sus obligacio­nes más urgentes, aunque tal vez son capaces de emplearse de un modo ra­zonable si se los estimula externamente.

No experimentan el tedio, no tienen necesidad de entretenerse, "no más alegría en el trabajo", sino que pueden quedarse en la cama sin ocupación por días y semanas, se quedan en las esquinas, "miro en un agujero", miran las punteras de sus botas o vagan por ahí sin ningún objetivo.

No tienen "ninguna inclinación" al trabajo; "sus nervios no pueden soportado". Un paciente no hizo ningún trabajo en dos años, "para no privar a la gente de ganar"; otro tenía en vista, luego de haber gastado su último soberano, ir al Lago de Constan­za; un tercero pedía "algún trabajo fácil, tal vez como cura".

Obediencia automática.

Esta pérdida del instinto por ocuparse, aún cuando sus manifestaciones clínicas pueden no ser muy notorias, repre­senta, sin duda, un desorden inusualmente severo, ya que la actividad de la voluntad constituye el cimiento más importante de la personalidad psíquica.

En estrecha relación con ella se encuentra la susceptibilidad de la voluntad a la influencia, la cual encuentra su más marcada expresión en los fenómenos de la obediencia automática. En la medida en que la ac­tividad interna de la volición falla, la resistencia que las influencias ex­ternas encuentran en nosotros, también se pierde fácilmente. Por consi­guiente, los pacientes generalmente son dóciles, se dejan conducir como ganado, de modo tal que constituyen el núcleo necesario de esas multitu­des que se adaptan voluntariamente a la rutina diaria y monótona de las grandes instituciones. Un considerable número se une sin resistencia a la multitud de vagabundos a los que el azar conduce hoy aquí, mañana allí.

Pero también es extremadamente frecuente una obediencia automá­tica totalmente desarrollada. Se la encuentra en todas las etapas de la en­fermedad, tanto al comienzo como al final. No es poco frecuente hallarla también como rasgo residual marcado de la enfermedad en pa­cientes que, en todo otro respecto, están en apariencia totalmente recu­perados.

Se lo observa en la flexibilidad cérea, en la conservación de cualquier posición en que se lo coloque al paciente, aún cuando puedan estar muy incómodos. Esta muy sorprendente perturbación es evidente en el grupo de la Fig. 3, en el cual se ve una serie de pacientes que sufren de demencia precoz. Fueron colocados sin dificultad en esa posición particular y la mantuvieron, algunos con una leve sonrisa, otros con una seriedad rígida. El paciente que se encuentra sentado a la derecha, ya es­taba totalmente demenciado, mientras que los tres pacientes de la iz­quierda se encontraban aún en las etapas iniciales de la enfermedad.

Más adelante, las Figuras 4, 5 y 6 muestran al mismo paciente en las diferentes posiciones en las que fue puesto, de las cuales especialmente la última, sólo podía ser mantenida con un gasto considerable de fuer­za. "Tengo que hacerlo", decía un paciente cuando se le preguntaba acerca de la causa de su comportamiento cataléptico; otro decía: "Suce­de por pedido" .

La obediencia automática aparece también, como su nombre lo ex­presa, en la obediencia involuntaria, cuando se les solicita hacer cosas, incluso aquellas que son visiblemente desagradables para el paciente. Continúa sacando la lengua cuando se le ha ordenado hacerla, aunque uno le amenace con perforarla y le cauce dolor con una aguja, como puede verse por las muecas que hace.

También podría considerarse co­mo obediencia automática que el paciente se someta a desagradables toqueteos de la cara, a que se haga cosquillear las membranas mucosas de la nariz, que se perfore un pliegue de su párpado sin defenderse, en la medida en que estos procedimientos contienen la orden inexpresada de no evitarlos.

También la ecolalia y la ecopraxia pertenecen a este grupo de fenómenos, la repetición involuntaria de palabras que les fueron dichas; la imitación de movimientos hechos delante de ellos, o la continuación de movimientos iniciados pasivamente. "Lo hago por­que usted así lo quiere". "Me coloco de acuerdo a lo que se me orde­na". "Yo estaba inconsciente, tenía que hacer todo", dicen los pacien­tes. Pero, finalmente, una curiosa compulsión de los movimientos se conecta invariablemente con la obediencia automática, la cual aparen­temente se relaciona con la falta interna de libertad del paciente, con la inseguridad de la propia voluntad del paciente y su susceptibilidad a la influencia por parte de todos los sucesos accidentales posibles. Verda­deramente, a menudo está tan notoriamente marcada que es muy pro­bable que haya otros desórdenes de obediencia automática.

Actos impulsivos.

El debilitamiento del dominio de la voluntad en la vida psíquica provee además, a medida que aparece, las condiciones favorables para la aparición de los actos impulsivos, que llegan a co­brar un significado tan importante en la demencia precoz.

El relaja­miento de las represiones que mantienen la actividad de las personas normales en caminos bien definidos, provee a los impulsos casuales la libertad de transformarse en actos sin vacilación, sin consideración del fin o de su adecuación.

Así, sucede que los pacientes cometen una gran cantidad de actos de lo más absurdos e incomprensibles, cuya causa, generalmente, son incapaces de explicar. "Tengo una especie de sentimiento de que debo hacerlo", explicaba un paciente que estaba gritan­do y mordiendo todo. "Ya no me queda ningún camino, a menudo te­nía que hacer cosas sin saber por qué", decía otro paciente.

Otros síntomas de los pacientes con “demencia precoz” (esquizofrenia) de Kraepelin.

-La Excitación catatónica.

-las Actitudes y movimientos estereotipados.

-los Manierismos, las estereotipias y verbigeración.

-la Parabulia.

-Negativismo.

-El Autismo.

-el Estupor

-La Personalidad y su modificación

-Incoherencia y la similitud del sonido. ….

-Perturbaciones de la expresión lingüística: Parafasia, neologismo, acatafasia, sintaxis,

-Perturbaciones del curso del pensamiento.

….ver Emil Kraepelin “la demencia precoz”. Editorial Polemos. Argentina, 2ª ed. 2008. (Introducción de J.C. Stagnaro) -.

Alucinaciones en los pacientes de E. Kraepelin.

La sensación está, muy a menudo, profundamente perturbada en nuestros pacientes, como es evidente por la aparición de alucinaciones. Casi nunca están ausentes en las formas agudas y suba­gudas de la enfermedad. Bastante a menudo, ellas acompañan todo el curso de la enfermedad; pero, más frecuentemente, desaparecen en for­ma gradual, para reaparecer más claramente, de vez en cuando, en las úl­timas etapas.

Con mucho, las más frecuentes son las alucinaciones audi­tivas.

Al comienzo, éstas generalmente son simples ruidos, crujidos, zumbidos, timbres en los oídos, tañidos de campanas ("doblar a muer­to"), golpes, corrimiento de mesas, crepitación de látigos, trompetas, cantos tiroleses, otros cantos, llantos de niños, silbidos de pajaritos, ex­plosiones, chirridos, "disparos y estertores mortales", "la cama hace ecos a los disparos", la "Cacería Salvaje" hace un tumulto, "Satanás ruge debajo de la cama".

Y luego se desarrolla, gradual o repentinamente, el síntoma peculiarmente característico de la demencia precoz, a saber, el escuchar voces. A veces, son sólo susurros, "como si me concernieran a mí", como dice un paciente, un lenguaje secreto, "burlándose del prisionero"; a veces las voces son fuertes o son suprimidas, como si fuesen producidas por un ventrílocuo, o como si fuese el llamado de un teléfono, "voces de niños"; un paciente escuchaba "hablar al mosquito". A veces gritan como en un coro o todas confusamente; un paciente habló de "tamborileo en el oído"; otro escuchaba "729.000 muchachas". A veces, las voces parecen tener un sonido metálico, son "voces resonantes", "voces de órgano”, o como de un diapasón.

Otras veces, no les parecen, a los pacientes, per­cepciones sensoriales en absoluto; son "voces de la conciencia", "voces que no hablan con palabras", "voces de personas muertas", "voces fal­sas", "voces abortivas". Un paciente decía: "se me aparecía en espíritu, como si encontraran una falta, sin haberla escuchado". Hay un "senti­miento interno en el alma", una "voz interior en los pensamientos"; "es pensada internamente en mí"; "sonaba como si fuese pensada"; "estaba entre el escuchar y el presentir”. De este modo se expresan los pacientes acerca de estas perturbaciones sensoriales.

No es poco frecuente que las ilusiones estén conectadas con ruidos re­ales. El reloj habla como si estuviese encantado; el correr del agua es transformado en palabras; cada escalón debajo del paciente habla; un paciente "escuchaba el pensamiento de otros saliendo de las suelas de sus botas". Aquí y allá las voces tienen una cadencia rítmica, probable­mente en relación con el pulso carotideo.

Las voces a menudo están relacionadas con el oído o con la cabeza; hay "voces en el oído"; hay espíritus malignos en el oído, un teléfono, un receptor, un fonógrafo en la cabeza; "el cerebro habla". Esto puede afec­tar a un solo oído, o por lo menos uno más que al otro; a veces las voces de los dos oídos tienen un carácter diferente. Un paciente afirmaba que las voces entraban "por un oído y salían por el otro". Muchos pacientes escuchan las voces en todo el cuerpo; "los espíritus gritan en el vientre", "en los pies", y posiblemente también andan por ahí: un paciente los es­cuchó hablando en su bolsillo. Otro escribió:

"Voz en el oído derecho: “Nunca”, por ejemplo en respuesta a un deseo.

Voz en el oído izquierdo: Estúpido-Jesús-Dios. Voz en el estómago:

Bribón-Punto-Bueno. Voz en la nariz: Munich: Ohoboy. Voz en el cora­zón: Muchacho. Voz en el costado derecho del abdomen: Patán".

Pero, en su mayor parte, el origen de las voces es buscado en el mun­do externo.

El paciente se siente influenciado por el teléfono, es un "te­léfono viviente"; "todo eso vino por el teléfono a la cama", decía un pa­ciente. La cuestión es acerca de la "dirección", de "las voces comunica­das de seres humanos", de "voces de espíritus murmurantes y natura­les", acerca de voces subterráneas desde el aire, desde el piso, voces de más allá de la India y de Siberia, voces susurrantes de toda la humanidad, "voces de espíritus que están muy cerca", voces de Dios, de los santos y de los benditos, del ángel de la guarda, pero especialmente de todas las personas concebibles en el vecindario. Un paciente escuchaba un pájaro silbar desde un cuadro; otro vio rayos de luz desde los que las voces ha­blaban. A menudo, las voces atormentan al paciente durante todo el día, y también por la noche escucha el "chismorreo del teléfono", o tal vez, escucha de vez en cuando, no infrecuentemente bajo la forma de comentarios separados únicos.

Sin embargo, es generalmente difícil obtener de los suspicaces y reservados pacientes, relatos confiables de estas ocurrencias; generalmente niegan que todavía escuchan voces, y sólo bajo presión admiten que, ayer o el día anterior, algo sucedió.

A veces los pacientes son sólo capaces de dar infor­mación general acerca de las voces: "había voces como si la batalla estuvie­se perdida", "como si yo hubiese emprendido algo"; "la conversación era acerca del rey y de la realeza", "de la vida y el alma y el amor divino", del "matrimonio y la muerte"; "el cura susurró algo en mi oído, que no pudo ser entendido”. Pero mucho más frecuentemente captan los términos exac­tos, como en la percepción real; algunos pacientes anotan lo que escuchan.

Lo que dicen las voces es, habitualmente, desagradable y perturba­dor.

"Las voces se precipitaban encima mío todo el tiempo como leo­nes abrasadores", decía un paciente. En todas partes el paciente es puesto en ridículo, provocado, burlado, se abusa groseramente de él, se lo amenaza. La gente habla de él, todo el mundo se ocupa de él; el ta­ller entero grita; hay un "espionaje insignificante", "como procedi­mientos legales"; escucha voces "como uno lee de ellas en historias de asesinatos y de indios". Alguien grita: "pícaro, vagabundo, miserable villano", "incendiario, parricida", "inútil", "sinvergüenza", "anar­quista, pillo, asesino ladrón", "muchacho asqueroso, sucio zopenco, bestia roñosa", "vagabundo", "pilluelo", "puerco", "puerco inmun­do", "espíritus sucios", "puta de ciudad", "convicto", "criminal, cri­minal", "maldito, maldito".

Le dicen al paciente que… agredió a un mu­chacho, que sedujo a una muchacha con "80.000 marcos", que tuvo relaciones sexuales con sus hijos, que comió carne humana. Es amena­zado con que se le cortarán las orejas, se le cortarán los pies, con que será serruchado en pedazos, con que será decapitado; hay una orden del Gobierno de apuñalarlo. "Debe presentarse; debe ser arrestado; ha seducido a una muchacha", se dice: "Es él", "lo atrapé", "Espere, Kái­ser Franz, ¡lo atrapamos!" "El muchacho debe ir al cementerio", "ma­taré al convicto a través de la pared", "sólo aparezca, y será matado", "ahora le hemos disparado", "acabaremos con él, debe venir aquí", "arrojaremos agua sobre él, lo apuñalaremos", "será explotado", "habrá un final para el niño estafador", "la bestia va a morir, esta cria­tura va a ser abatida".

La mayor parte del tiempo, lo que gritan son co­sas indecentes y sucias, en las cuales la impureza y la masturbación jue­gan un papel importante. Un cierto sentimiento de enfermedad surge en muchas de las expresiones. Sus compañeros susurran en secreto sobre el paciente, diciendo que está mentalmente afectado: "es un tonto absoluto", "tiene algo en la cabeza", "tiene neurastenia", "eso es me­galomanía". "tiene que ir al loquero”.

Por otra parte, hay también frecuentemente, "voces buenas", "bue­nos deseos", "elogios", "ese es el verdadero Simon Pure". Dios hace saber al paciente que él lo proclamará, que lo enviará al mundo como su hijo. "Aquí está él”, grita una voz desde los cielos. Escucha que es un hijo del rey, un hijo de un oficial, que es muy musical; que tiene una vida espléndida. "Hoy no le haremos nada". La voz exclama: "¡Rey, Rey!" "¡San José!" "Yo soy Dios"; una paloma dice por la noche: "Ya tienes a la novia divina”.

Muchas de las voces hacen comentarios acerca de los pensamientos y de los actos del paciente: "tiene buen oído", "¡maldición, que oído tiene el chico!", "Ha acabado consigo mismo; el sucio tipo debe alejarse de es­to", "¿Escuchas el reflector arriba?" "Ahora ellos tienen el agujero de sonidos abierto otra vez"; "Mary, estás diciendo tonterías, el policía ya te ha visto", "¿Pero qué le hemos hecho a él?", "El nunca nos escucha ahora". "Las voces sabían lo que hice", decía un paciente.

Otra pacien­te, cuando se exponía al sol escuchaba: "Ella se está derritiendo"; a un paciente, las voces le nombraban las personas con las que se encontraba, "analizaban su interior". Ellas narraban acontecimientos de su vida, le preguntaban acerca de asuntos familiares. "El director y las monjas per­turban mi descanso por la noche, me decían todo lo que había pasado en mi vida", se quejaba un paciente. "Cuando salgo de la casa, todos los te­léfonos saben adónde voy y lo que estoy pensando; la ciudad entera se agita cuando salgo", decía otro. Un paciente que más tarde llegó a estar muy enfermo, proporcionó las siguientes notas:

"En el Príncipe Carlos, yo hubiese tenido una propina de un chelín -hubiese sido un muchacho vanidoso -El hombre hubiese estado de via­je - Ahora, el muchacho también está riendo todavía- Ahora, me gusta­ría saber por qué el muchacho está aquí - El todavía no terminó -Ahora no me gusta más eso -¡Oh, Dios! Lo siento por el muchacho -El real­mente escribe bien - Eso sigue como una seda -Qué bien que todo con­cuerda - El escribe cada línea en una escritura diferente (la escritura re­almente estaba muy cambiada) -El judío no puede más contenerse por el descontento. "

A menudo, sin embargo, al comienzo de la enfermedad o en las etapas más avanzadas, lo que las voces dicen es indiferente o no tiene sentido y es incomprensible. El paciente escucha un llamado de Inglaterra dicien­do que tiene que hacer una visita, "siempre otra forma, siempre nombres nuevos"; él escucha "Banquero, granjero rico, estallido, panecillos", "Semental", "Ellos me ayudan, o ellos no me ayudan", "Los militares vienen mañana temprano", "Educación", "La lavanda y las bocacalles son el explosivo más poderoso", y expresiones similares. De las muy variadas anotaciones de un paciente, que era muy sensato y razonable, doy el siguiente ejemplo al azar. Veamos estas anotaciones de sus alucinaciones:

"Se dice que ella corrió tras él-Oh, ustedes zopencos yo siempre escucho algo y no veo nada-Yo simplemente comenzaría- Sal de aquí con tu basura- Hemos cumplido nuestro deber; ahora él puede hacer lo que le guste - No estará terminado inmediatamente; si va muy mal, la ley to­davía está allí - Hazte lamer en A.; aquí debes tener dos oídos, uno de en­trada, otro de salida, aquí los herederos aún pueden reñir, acá veinte che­lines, allá veinte chelines, sí ¿por qué no? - ¿Cómo se le va a ocurrir pen­sar en eso; pues él no sabe lo que ha sucedido - ¿tú lo ves? -le enviaremos un sirviente - Un árbol no es tumbado a hachazos tan rápidamente; no creció de una sola vez, de noche todas las vacas son negras - Posaderos tramposos - Arboles y raíces con ellos - Oh, debo desvestirme", etc.

Otro paciente, también muy razonable, anotó las siguientes palabras, siendo lo que las voces decían:

"El - ve ni - yo vine - Cham - Saul- Absalom - lírico - excrementos -

asar -lujuria - Turco - rukidiku - gorjeo - canto - lata - hojalatero - carnero - fallar - perro - fruta - ko - bóveda - queja - lino - agua bendita ­pastura - inspirado - zángano - estúpido - apremiante - embudo - Druida _ tremens - retorciendo - deyección - acobardarse - inteligente - anterior­mente - salchicha - lince - bui - pregunta - crimen - esplendor"

En algunos sitios "veni - kam - cham", "Saul- Absalom", "gorjeo ­canto", "latas - hojalatero", hay una cierta conexión si bien solamente externa, de las ideas que siguen unas a otras. Pero, excepto por esto, las palabras están conectadas sin ningún enlace evidente de las ideas o soni­dos; a lo sumo, la leve similitud de sonido, en "asado -lujuria" y en la se­rie que va de Drohne - trube - drangen - Trichter - Druide - tremens ­drucken hasta tropfeln*, que podría ser considerada como el enlace co­nectar. Esta serie recuerda invenciones similares de los alcohólicos al de­lirar, cuando leen en una hoja en blanco; y también en los sueños en los que aparecen tales expresiones totalmente desconectadas.

Muchos pacientes escuchan continuamente, en una repetición inter­minable o con pequeños cambios, la misma frase sin sentido, de modo que es una especie de verbigeración alucinatoria. Las siguientes anota­ciones escritas por un paciente que era, por otra parte, completamente lúcido e inteligente: dan un ejemplo de esto.

"Pues nosotros mismos podemos siempre esperar que deberíamos permitirnos rezar otros pensamientos. Pues nosotros mismos deseamos desear saber quién dejará que la cabeza del cisne sea atormentada hasta la muerte con nosotros tontamente. No, nosotros mismos no somos ya más tan estúpidos, y no siempre nos hacemos problema, si nos dejamos estar ociosos bebiendo como bestias. Porque nosotros simplemente nos comportamos como tontos y nos dejaríamos engañar como cisnes ton­tos".

Influencias de las alucinaciones sobre el paciente: Voces imperativas.

En una serie de casos, las voces dan órdenes, que en ciertas circunstan­cias son exactamente obedecidas. Ellas prohíben al paciente comer y ha­blar, trabajar, ir a la iglesia; debe correr descalzo. “¡Anda, pégale, golpéale!", se le dice, "¡sigue, sigue!" "manos arriba", "¡bajen los brazos!", "¡ponga la silla aquí, párese!", "¡Salte!". Un paciente decía haber escu­chado: "Debes hacerla", luego: "No debes hacerla", "es un caos, uno no puede salir".

Fenómenos de pensamiento sonoro, lectura del pensamiento, y difusión del pensamiento:

Pero es especialmente característico de la demencia precoz que los propios pensamientos del paciente se le aparecen hablados en voz alta. Escuchamos de los pacientes la queja, expresada de las formas más di­versas y constantemente repetidas, de que sus pensamientos pueden ser percibidos. Ellos son dichos en voz alta, a veces antes, a veces después, es el "doble habla", "la voz enjuiciadora", "la oratoria persecutoria", "el aparato para leer los pensamientos", "el memorándum".

Un paciente escuchaba como sus pensamientos surgían de los ruidos. Como conse­cuencia de esto, todo se hace público. Lo que piensan los pacientes es sa­bido en sus propias casas y es proclamado para todos, de modo que sus pensamientos son propiedad de todos.

"Tengo el sentimiento de que al­guien a mi lado dice en voz alta lo que pienso", decía un paciente. "Tan pronto como el pensamiento está en mi cabeza, ellos también lo cono­cen", explicaba otro. "Cuando pienso algo, lo escucho inmediatamen­te", decía un tercero. La gente mira en el cerebro del paciente, su "cabe­za es revelada”. Cuando lee el diario, otros lo escuchan, de modo que no puede pensar ya más solo. "Podemos leer más rápido que tú", le grita­ban las voces a un paciente. "Todos pueden leer mis pensamientos, yo no puedo hacer eso", se quejaba un paciente. Otro decía: "A una persona le puede suceder que otra siga el rastro de sus pensamientos, de modo que la gente puede enterarse de todo". Un paciente tenía que "silbar" sus se­cretos "a través de la nariz"

Influencia sobre el pensamiento: Control, manipulación, distorsión, manejo, extorsión, saqueo, extracción, profanación de los pensamientos,…

Más característico de la enfermedad descrita, parece ser que los propios pensamientos son influenciados, lo que sucede a menudo. La gente le habla al paciente en sus pensamientos, los guía, lo contradice, le “ofrece” pensamientos, sugiere, le transmite palaras, pensamientos, cuadros, colores y sentimientos.

Un paciente decía: “mis sentidos ya no me pertenecen más, me los están quitando ilegalmente”. Personas extrañas le envían pensamientos silenciosamente y hablan en su cabeza, es una "remembranza, un recuerdo, una conmemoración", una "recepción de pensamientos". De esta manera sus propios pensamientos son perturba­dos, "perforados", "extraídos"; no puede pensar cuando la voz habla. Un paciente explicaba: "Ellos me quitan los pensamientos y nada vuelve sino un pelafustán". Lo que es pensado por él mismo es distorsionado; sus pensamientos son "saqueados, organizados y publicados". "Las vo­ces y mi cerebro son uno, debo pensar lo que la voz dice", decía un pa­ciente. Y una mujer se quejaba: "Las voces trabajan en mi pensamiento de la mañana a la noche, me sugieren sueños y me atormentan sin cesar".

Muchos pacientes deben pronunciar en voz alta sus propios pensamien­tos o aquellos que les son dados, "en voz baja por movimientos de los la­bios", "dicen tonterías a uno". "Fluye dentro del cerebro como un pen­samiento y se expresa como palabras en la boca", decía un paciente. Otro escuchaba, "muerto", y tenía que contestar "pan".

Lectura del pensamiento propio y ajeno.

Conexión mental, hablar con el pensamiento, sin voces,..Comunicación verbal sin articulación de las palabras…

Por otro lado, el paciente a veces conoce los pensamientos de otras personas, está "conectado por teléfono con M'Kinley", puede "hablar con el Káiser", "constantemente sintoniza con Dios", "está en constan­te comunicación con el Espíritu Santo". Puede también pensar por otros, él transmite los pensamientos, lleva conversaciones, dialoga con sus compañeros, con personas que están en otras casas; es un "coro eléctri­co". "Hay conversaciones en mi cabeza y en mi cuerpo", decía un pa­ciente.

"Cierro mi garganta y canto las más hermosas canciones, y usted no las oye".

Estos desórdenes de lo más extraordinarios, muy ajenos a la experien­cia de la salud, son, al principio, mantenidos en secreto por el paciente, de modo que uno se entera de ellos cuando ya llevan largo tiempo de exis­tencia.

Los pacientes a menudo se conectan con personas malevolentes, por quienes son "miradas a través del teléfono", o son conectados por "telégrafo sin hilos" o por "las corrientes de Tesla". Sus pensamientos son comunicados por una máquina, hay un "arreglo mecánico", "una es­pecie de pequeña transmisión", telepatía.

Un paciente decía: "No conoz­co al hombre que me sugería eso". Otro suponía que podría ser hecho con propósitos científicos por un profesor. Un tercero explicaba: "Estoy per­fectamente sano y me siento tratado como un lunático, mientras las alu­cinaciones me son traídas mediante el magnetismo y la electricidad". O si no, los pacientes piensan en poderes sobrenaturales, de "médiums que perciben los pensamientos", "pequeñas almas y pequeñas figuras", "sus ángeles de la guarda", "Dios y Cristo"; son inspiraciones, revelaciones.

Un paciente escuchaba "hablar en su vientre a la Virgen María aún no na­cida"; otro llevaba "la voz de Dios en su corazón".

Muchos pacientes se sienten muy molestos por la telefonía, se tapan los oídos. "no me gusta que las voces me traten de ese modo". Un paciente rogaba que "se llevaran la bendita tontería".

Otros se considera­ban especialmente privilegiados. "Escucho a la distancia; no todos pue­den hacer eso", decía un paciente. Algunos intentan protegerse de que sus pensamientos sean influenciados mediante ingeniosos dispositivos; un paciente traducía palabras extranjeras para detener la recepción de pensamientos. Otros se esfuerzan por ocultar, en cierta medida, su ver­dadera línea de pensamiento mediante una segunda línea llevada junto a la otra haciendo que esta segunda línea reciba la influencia externa.

Alucinaciones de la vista, de la visión,…en los pacientes esquizofrénicos de E. Kraepelin.

(ver fenomenología alucinaciones en J.L.Día)

Los trastornos senso-perceptivos y las alucinaciones: La conciencia de la realidad.

Las alucinaciones visuales comienzan con anillos multicolores delante de sus ojos, juegos de color, rayos y globos ígneos, visión de chispas, todo parece torcido y mal.

Los pacientes son perturbados por reflejos, luces en­ceguecedoras, sus ojos son irradiados y cegados por reflectores.

En la pa­red aparecen figuras blancas, reflejos, la madre muerta, pinturas, cuadros imaginativos, cabezas de la muerte, un corazón con una daga, fantasmas, sombras mitad bestias, mitad humanas, paisajes del sur, santos de toda la eternidad; es fotografía a distancia y doble vista.

Frente a la ventana un payaso está dando volteretas, espíritus buenos y malos aparecen, ángeles y la Virgen María en un manto azul ofrecen el cáliz, Satanás, con cuernos y una cola incandescente, baila por la habitación, la muerte aparece como una figura con una máscara; por la noche los hombres se acercan a la ca­ma.

Mirlos de rapiña dan vueltas sobre las cabezas; aparecen personas que no están allí; el Emperador de China viene y habla; caballeros en tra­jes blancos, leones, personas que están muertas, muchachas lindas, hom­bres colorados con cabezas negras aparecen, una figura negra ríe irónica­mente.

El paciente ve "una corona brillante y una estrella amenazante", "objetos teatrales", mujeres desnudas, cuadros indecorosos, un automó­vil en el aire, dos hombres en globo, la "Cacería Salvaje"; una sombra ver­de vuela a su lado. Hay serpientes en su comida, en el agua para su baño.

Apariciones sobrenaturales son vistas en el aire, fuego en el cielo, un ha­lo, Lutero en las nubes, espíritus en los campos.

Las personas conocidas parecen extrañas, (fenómenos de falsa identificación y delirios de Fregoy, Capgras,..). Todo está como acentuado, los muebles se transforman en esposa e hijos; las figuras en las pinturas y esculturas hacen reveren­cias.

Un paciente vio "las voces" bajo la forma de seres cuadrúpedos, gri­ses y pequeños saltando alrededor y dando vueltas en el aire; éstos esta­ban acompañados por pequeñas llamas, que podían ser separadas de ellos.

Otro paciente ofrecía, en una forma muy definida, alucinaciones "extra­campiles"; dijo ver "un cañón de fusil a su espalda, una rata roja y blan­ca en su corazón, dos tortugas en su hombro".

El olfato y el gusto frecuentemente comparten la condición mórbida.

Sustancias malolientes son esparcidas; "hay un olor a sulfuro"; a "cadá­veres y a cloruro de calcio", a "sangre", a "fuego", a "emanaciones del infierno”, a "veneno hediondo" , a "dinamita".

Un paciente olía "las al­mas humanas"; otra sentía al diablo parado detrás de ella, "apestaba".

Vapores fríos son insuflados por una ventana de la nariz, vapores cálidos por la otra. Muchos pacientes huelen la fragancia de las rosas, o notan que están siendo cloroformizados o estupidizados por pañuelos perfu­mados.

La sopa tiene un raro gusto a creosota; en la comida hay petróleo o arsénico, en la cerveza morfina o iodoformo, el agua para beber está sa­lada o contiene cloroformo.

“Me envenenan con sosa caústica,..Noto el sabor amargo, y dolor en el estómago…paciente de JL Día)

Las sensaciones táctiles mórbidas cobran considerable importancia en el cuadro clínico de nuestros pacientes.

Son generalmente muy variadas.

El paciente se siente atrapado, tocado por todo su cuerpo, siente cosquilleos en su muslo y hasta su cuello, puntadas en su espalda y en sus pantorrillas, una rara sensación en su cuello, calor en su cara, "arena caliente" es es­parcida sobre su cara, "ponen inmundicias en su pelo"; algo es "arro­jado a chorros en sus pies", "cien ratones corren por su cuello".

Por la noche se lo pincha con agujas, siente golpes en las costillas, "polvo in­visible" es esparcido sobre él; "aire caliente" juega sobre su cuerpo.

Tie­ne la sensación de que sus pies se elevan del suelo; su cama es empujada por la noche; se mueve de un lado al otro, se balancea.

Hay "parásitos y polvo que produce escozor" en su cama; un paciente sentía "cacho­rros de león".

Hay una sensación de desgarro en su cabeza y en su es­palda, una quemazón en su estómago, dolor en sus dientes, un "redoble en su cerebro", "un tirón en su corazón", dolores lumbares a través de su cuerpo y de su lomo. Un paciente registraba en su oído derecho cuan­do otras personas levantaban sus narices.

¿Elaboración delirante de la cenestopatía esquizofrénica?.

No es poco frecuente que estas imaginaciones, conectadas aparente­mente con sensaciones orgánicas, reciban una interpretación muy extra­ña.

El paciente es atormentado terriblemente en su cuerpo, nota que algo le está siendo quitado, se le quita la sangre, que "cada parte de su cuerpo es maltratada"; siente" inquietud interna"; un vacío interno, corrientes y tensiones en su cuerpo.

Kraepelin describe los delirios de base corporal de sus pacientes, formas que nos recuerdan a delirios de Cotard, de hipocondría psicótica.

El agua "se escapa de su cuerpo", la comida "sa­le inmediatamente por su cabeza". Su cuerpo es "retorcido"; su boca es "desgarrada"; sus encías son "abiertas"; sus ojos son "arrancados por garras"; su pelo es "arrancado a tirones"; sus hombros son "separados uno del otro"; sus testículos son "reventados"; sus ovarios y estómago son "arrancados"; sus mejillas son "despellejadas". Su cerebro es "redu­cido a papilla"; su garganta es hecha "estallar"; su intestino entero le es "extraído"; el fuego "estalla en su boca". Al paciente se lo "inyecta por la espalda"; Dios "perfora sus pies con un alambre"; se lo desfigura. Un hombre "se le acuesta atravesado", se le "quiebra la espalda", se le "suc­ciona la respiración". Se le hacen "estallar sus oídos y su cabeza", se le "extrae su fuerza", sus dedos de los pies son "quemados"; se le "cortan las orejas". Sic.

-Ver fenómenos de manipulación, control e influencia psicótica sobre la corporalidad:

Un paciente sostenía que estaba siendo "privado, " otro, que estaba siendo "destruido". Un tercero se quejaba de "intersecciones"; un cuarto decía: "Es siempre como si algo estuviese siendo empujado dentro de mí", un quinto sentía "mil muñecas deslizándose dentro de mí".

Muy frecuentemente estas sensaciones están asociadas con electrici­dad y acciones similares a distancia. El paciente se siente atado a la esta­ción receptora y también a la emisora, "electrizado desde lejos", elevado del suelo por descargas eléctricas, "volado por la electricidad", siente "la corriente en sus pleuras", un "pinchazo en su corazón proveniente del aparato", es "calentado por los rayos"; corrientes eléctricas "fluyen a través de su cama"; una corriente eléctrica "viene del sol".

Una paciente pensaba que estaba "iluminada con rayos Röntgen debajo de sus ena­guas" y era así expuesta a la mirada curiosa de todos.

Como resultado de estas alucinaciones se desarrolla en los pacientes, a menudo, la convicción de que se han convertido en el pasatiempo de toda clase de influencias. Un paciente describía esto por escrito con las siguientes palabras:

"Me sentía tocado de un modo tal, como si estuviese hipnotizado, elec­trificado, o totalmente controlado por algún tipo de médium o algún otro poder. Mis distintos órganos de los sentidos estaban de tal modo influenciado, que yo siempre escuchaba la voluntad del médium a grandes distan­cias, al cual debía entonces rendirme incondicionalmente. Yo siento y escucho al poder en cada parte de mi cuerpo, en todo mi organismo.

Debo hacer lo que escucho, de acuerdo con la voluntad del así denominado médium, el cual puede adoptar las voces de todas las personas que conozco. De este modo, en cuanto a mí se refiere, no hay secretos para el médium. Todo lo que ha pasado por mi ce­rebro, o que aún lo influencia, es reproducido por el médium, y verdadera­mente tan a menudo como quiera, y mi cerebro tiene que participar en este procedimiento, el cual abarca no sólo los pensamientos sino también el lenguaje.

(Ver aquí “alucinaciones psicomotrices” verbales de Seglas)

El rasgo característico es que siempre tengo estas alucinaciones audi­tivas cuando mi audición es ensordecida por un ruido real, de modo que es­toy seguro de que estos procedimientos suceden en el cerebro mismo. Tam­bién ya he tenido alucinaciones visuales, visiones, y todo esto sucede según la voluntad del médium y como consecuencia de mi poder de imaginar. Las visiones sólo aparecen cuando tengo mis ojos cerrados". (Excelente auto descripción clínica)

Noten aquí la curiosa mezcla de percepción interna de la enfermedad y de ideas de influencia, pero especialmente el sentimiento de compul­sión interna, con el cual nos encontraremos una y otra vez en nuestras descripciones.

¡ Las sensaciones sexuales

Juegan un papel considerable en las expe­riencias de nuestros pacientes. El paciente tiene una sensación de "contracción en los testículos y en el pene", tiene una "sensación calurosa y húmeda".

Cuando a mi paciente le presentan gente, nota "signos en sus dedos" hechos por las muchachas. Se utilizan "hechizos amorosos", la corriente eléc­trica hace que "el pene se ponga erecto", "una aguja de oro es clavada dentro de éste".

Por la noche se cometen actos lujuriosos, su vitalidad "le es quitada eléctrica mente“; "hombres lujuriosos se le acercan".

Una pa­ciente sentía que era "besada por la noche por un Capuchino". Otra pa­ciente describía sus experiencias nocturnas del siguiente modo:

"Me parecía por la 'noche como si yo estuviese divina y espiritual­mente casada, o más bien que se me había quitado la inocencia. Los do­lores eran considerables, pero no grité, aunque por algunos minutos tu­ve que respirar violentamente. Entonces me pareció como si hubiese si­do casada varias veces, cuando tuve que yacer en la cama vestida con mejores ropas. Pero nunca hubo un ser humano conmigo" .

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Para terminar, formas clínicas de los pacientes atendidos por E.Kraepelin.

- Demencia precoz simple.

- Demencia precoz pueril, hebefrénica.

- Demencia precoz depresiva simple o estuporosa.

- Demencia precoz depresiva delirante.

Las demencias agitadas:

- Demencia precoz circular.

- Demencia precoz periódica.

-Catatonia, excitación y estupor (melancolía atónita).

- Las Demencias paranoides.

- Las Demencias paranoides grave / leve.

- Las Demencias precoz con habla confusa, esquizofasia.

¿Evolución clínica de los pacientes que sufren “demencia precoz”?.

-Desenlace de las “demencias precoces” : estados terminales:

-Debilidad mental simple, alucinatoria, paranoide, idiota, embotada y pueril

-Demencia idiota, embotada, pueril.

-Demencia manierística.

-Demencia negativista.

Kraepelin describe la “anatomía patológica” de sus pacientes con “demencia precoz”.

La morbilidad celular, los cambios en la Glía, atrofia de fibras medulares, relaciones entre el cambio en la corteza y el cuadro clínico.

-¿Frecuencias y causas de las demencias precoces de E. Kraepelin:

Épocas de la vida, hebefrenia injertada, idiocia, demencia precocísima, el sexo, las condiciones generales de la vida, la predisposición hereditaria, el daño genético, el alcoholismo, la sífilis, la idiosincrasia personal, lesiones cerebrales, el alcohol, la sífilis, el confinamiento, la cárcel, la vida sexual, al autointoxicación, y los Complejos freudianos (cita a Bleuler y Jung)

Diagnóstico diferencial de las “demencia precoz” en el texto de Kraepelin.

Con los síntomas catatónicos. Los estados psicopáticos, la imbecilidad o idiocia, La locura maniaco-depresiva, la Histeria, Las psicosis psicógenas, La simulación, la Epilepsia, la PGP, sífilis cerebral, la Amencia (“locura confusionl”), y las enfermedades paranoides.

Y como colofón a su texto, Kraepelin nos describe ¿Cómo combatir a la demencia precoz”. no conocemos las verdaderas causas de esta enfermedad, por tanto, no seremos capaces en la actualidad de combatirla” (reconoce su ignorancia en cuanto a etiología y patogenia)

Tratamiento de las posibles causa:

Castración (cita a Lomer, autor que propuso la castración bilateral de los pacientes, a modo de “profilaxis heroica”). Kraepelin duda de esta “eugenesia” tan de moda en ese periodo histórico, y reconoce que un paciente suyo, médico, que se castró a sí mismo, no curó en absoluto. Cita Kraepelin la utilización de otros métodos: inmunización, extirpación tiroides, la prevención, profilaxis de la aparición de la enfermedad en los jóvenes, y los tratamientos sintomáticos del momento (opiáceos, veronal, sulfonal, hioscina, et), junto con laborterapia y medidas específicas para los estados catatónico, o del negativismo a ingesta alimentos (sondas nasogástricas) y crisis de excitabilidad-agresividad. Introduce la leucocitosis, como forma de piroterapia.

Y así acaba nuestra lectura de esta obra magistral, que gracias a la editorial Polemos (Argentina), y a J.C. Stagnaro, podemos disfrutar.

En contra de la superficialidad y banalidad de la clínica psiquiátrica actual, se agradece la lectura de los clásicos y de su psicopatología descriptiva.

¡¡ Esto no lo encontrarás en el DSM-V ¡¡.

Correspondencia: Dr J.L Día Sahún. Chusé

Psiquiatra Hospital Miguel Servet Zaragoza. Profesor UNIZAR, Tutor MIR -

jldiasahun@gmail.com