Los Residuos Sólidos Urbanos (RSU) son los que se originan en la actividad doméstica y comercial de ciudades y pueblos. En los países desarrollados en los que cada vez se usan más envases, papel, y en los que la cultura de "usar y tirar" se ha extendido a todo tipo de bienes de consumo, las cantidades de basura que se generan han ido creciendo hasta llegar a cifras muy altas. Gestionar adecuadamente los RSU es uno de los mayores problemas de muchos municipios en la actualidad.
El tratamiento moderno del tema incluye varias fases:
Recogida selectiva.- La utilización de contenedores que recogen separadamente el papel, plásticos y vidrio está cada vez más extendida y también se están poniendo otros contenedores para metal, pilas, etc. En las comunidades más avanzadas, en la gestión de los RSU se cuenta con la colaboración del ciudadano para separar los diferentes tipos de basura.
En esta fase hay que cuidar que no se produzcan roturas de las bolsas y contenedores, colocación indebida, derrame de basuras por las calles, etc. También se utilizan camiones para la recogida y contenedores con sistemas que facilitan la comodidad y la higiene en este trabajo.
Plantas de selección y recuperación. En los vertederos más actuales, antes de tirar la basura general, se la hace pasar por una zona de selección en la que, en parte manualmente y en parte con máquinas, se retiran cosas voluminosas (mediante operarios), latas (con sistemas magnéticos), etc.
Con papel, tela y cartón se hace nueva pasta de papel, lo que evita talar nuevos árboles. Con el vidrio se puede fabricar nuevas botellas y envases sin necesidad de extraer más materias primas y, sobre todo, con mucho menor gasto de energía. Los plásticos se separan, porque la mayoría se puede usar para fabricar nueva materia prima y otros para construir objetos diversos.
Compostaje.- En las plantas de separación la materia orgánica se deja fermentar para formar el "compost", que se usa para abonar suelos, aunque también existe la posibilidad de obtener combustibles, etc. Para que se pueda utilizar sin problemas es fundamental que la materia orgánica no llegue contaminada con sustancias tóxicas, como metales pesados venenosos, ya que su eliminación es muy difícil y cara.
Vertido.- La basura que no ha sido recuperada ni transformada en compost suele ser depositada en vertederos bien construidos y utilizados para minimizar su impacto negativo. Uno de los mayores riesgos es que contaminen las aguas subterráneas y para evitarlo se debe impermeabilizar bien el suelo del vertedero y evitar que las aguas de lluvias y otras salgan del vertedero sin tratamiento, arrastrando contaminantes al exterior. Otro riesgo está en los malos olores y la concentración de gases explosivos producidos al fermentar las basuras. Para evitar esto se colocan dispositivos de recogida de gases que luego se queman para producir energía. También hay que cuidar cubrir adecuadamente el vertedero y plantar vegetación cuando termina su utilización, para disminuir los impactos visuales.
Incineración.- Quemar las basuras tiene varias ventajas, pero también algún inconveniente. Entre las ventajas está que se reduce mucho el volumen de vertidos (quedan las cenizas) y que se obtienen cantidades apreciables de energía. Entre las desventajas, se producen gases contaminantes, algunos potencialmente peligrosos para la salud humana, como las dioxinas. Existen incineradoras de avanzada tecnología que, si funcionan bien, reducen mucho los aspectos negativos, pero son caras de construcción y manejo y para que sean rentables deben tratar grandes cantidades de basura.