En estos días de confinamiento, no olvidamos tampoco a los que no tienen una casa o aquellos para los que la casa no es un lugar seguro. Porque no siempre es cierto que “como en casa en ningún sitio” y el arte también nos lo recuerda, sea en la hipocresía de la sociedad victoriana de Holman Hunt, por la crudeza de los efectos de una violación que nos muestra sin anestesia Ana Mendieta o el inquietante preludio que anuncia Degas.
La violencia doméstica ilustrada sin filtros en el siglo XIX y que subvierte la cuestión de género en un ejemplo de “pintura de castas”. El asedio, la reclusión forzosa, la locura… . La casa com espacio de muerte, suicidio y duelo. En casa se reciben las malas noticias, se producen discusiones y reproches, cuando no la violencia y el abuso en todas sus formas. Porque tener una casa no implica necesariamente tener un hogar y, a menudo, la casa es territorio hostil…