Porfirio Barba Jacob - Nuevas estancias

El aire es tierno, lácteo, da dulzura.

Miro en la luz vernal arder las rosas

y gozo de su efímera ventura.

¡Cuántas no se abrirán, aún más hermosas!

 

Estos que vi de niños han trocado

en ardor sus anhelos inocentes

y se enlazan y ruedan por el prado.

¡Cuántos no se amarán, aún más ardientes!

 

La tarde está muriendo, y el marino

soplo rasga sus velos y sus tules,

franjados por el ámbar ponentino.

¡Cuántas no brillarán, aún más azules!