Porfirio Barba Jacob - La carne ardiente

En un jardín de aquel país horrendo

Hallé a Cantina, de ojos maternales

Y desnudeces mórbidas, tejiendo

Guirnaldas con las rosas vesperales.

 

Y cual las aguas túrbidas de un río

Que rompe un viento en procelosa huella,

Gimió de amor mi corazón sombrío

Y suspiro mi mocedad por Ella.

 

“Cantina –dije con ahogadas voces

Que al brotar abrasábanme la lengua-:

Quiero hundir mis mejillas en la falda

De tu traje, que apenas roza el viento,

Entrever un lirio en tu guirnalda

Y ungir tus trenzas con precioso ungüento”.

 

La vi volverse, rígida y sañuda,

Por esquivarme el juvenil encanto:

¡Quizá en mis voces se sintió desnuda

Y la vergüenza desató su llanto!

 

Y en la tórrida noche cenicienta

De ondas pesadas, que al jardín caía,

Miré mi carne ansiosa y opulenta,

¡Y en un rojizo resplandor ardía!

    Monterrey, México, 1910.