Lima es como un lienzo
Lleno de colores
Que arrulla mis horas
Ayunas de amores…
Todas las mañanas nacía de una ojera,
Limpiaba las cúpulas con albo pañuelo,
Y se dibuja –un poco azulina
Sobre el escarlata límpido del cielo.
A veces lloraba –tiernamente ungida
Por constelaciones de finos diamantes-.
Recogía colores con delicadeza,
Y con el del cielo,
Plasmaba en hermoso cuadro la tristeza.
-Sus horas pintadas,
Galas de donceles,
Eran como un bello
Trotar de pinceles-
Pero sobre todas las amables horas,
¡Oh, sus deliciosas noches pecadoras!,
Muerte y vida juntas, dentro de un temblor;
¡Azules delirios, fiebres tentadoras,
Que hacen de la vida la ley del amor!
Bogotá, Colombia, abril, 1928.